No aprendí nada. Nada de nada.
¿Que hace que no reconozcamos los aprendizajes? Somos una máquina de aprender. Todo el tiempo aprendemos. Entonces ¿qué hace que cuando te preguntan por lo aprendido cueste tanto recordar algo específico?
Si realmente no aprendiste nada, nada de nada como dice el título. Es muy poco probable, no sólo avanzar, sino siquiera mantener el status quo. Es decir, en la vida hacemos un aprendizaje o perdemos posición.
Nadie toma en su puesto a gente que sabe hacer aquello para que lo toma en un 100%. Y aún, si así fuera, las necesidades y las tareas a realizar van creciendo y modificandose de manera que de todas formas, es necesario mantener una actitud de aprendizaje.
Si estás en tu puesto hace un tiempo, aprendiste cosas. Si estás en la misma industria hace años, aprendiste cosas. Si conservas clientes y proveedores desde que comenzaste, Aprendiste cosas.
Aprender es lo que nos permite vivir. El mundo se mueve hacia adelante a nuestro al rededor. Si no aprendemos, nos quedamos atrás.
El truco, o si se quiere, lo que estaría bueno hacer es poder comunicar claramente aquellas cosas que aprendimos en el camino. Es útil. Sirve para mucho desde el punto de vista de conseguir apoyos, recursos y respaldo (y obviamente sirve un montón para vender).
¿Por qué? Porque al momento de decidir relacionarnos comercialmente con alguien, somos una maquina de buscar justificativos y racionalizaciones. Una vez que más o menos sentimos en el cuerpo que la oferta que nos están haciendo nos cierra. Todavía necesitamos que el cerebro reaccione.
Ahí aparece nuestra historia de aprendizaje para aportar su valor. Cuando me siento frente a un posible cliente, mi jefe, el jefe de mi jefe o quizás hasta un grupo de personas que necesito voten por mí. Nuestra historia de aprendizaje muestra que no somos una expresión de deseo. Que nuestra propuesta no viene así como la estamos ofreciendo cerrada en una caja de china. Nuestra idea, nuestra oferta, el producto, el servicio, es la consecuencia de un crecimiento y nuestra experiencia que lo convirtieron en lo que es hoy. Es un poco nosotros. Nosotros aprendimos para que nuestra oferta pudiera llegar a ser lo que es hoy.
Mirar el pasado y ver que aprendimos es un ejercicio que a veces es vacío porque no estamos dispuestos a ver lo mucho que nos transformamos. Puede pasar que esa transformación sea la sumatoria de muchos procesos pequeños. Lo que yo veo es que nos sale muy fácil decidir no ver lo mucho que aprendimos. Y cuando no lo reconocemos no lo comunicamos. Si no comunicamos nuestro aprendizaje perdemos parte de nuestra identidad.
Es más difícil así.
Ah! Los invito a un nuevo lugar para recopilar aprendizajes. La peor presentación de tu vida es un podcast corto en donde invitamos a reconocidos oradores para que nos cuenten un día en el que todo salió mal arriba del escenario, y que fue lo que aprendieron de eso.
Quienes tengan iTunes o iPhone pueden suscribirse aquí