Colaboración, Piedra Angular del Aprendizaje

Aprender a aprender es una de las habilidades que tendremos que tener interiorizadas y parte de nuestro chip al 2025, segun el Web Economic Forum; ya que el dinamismo es tal, que no habrá sistema organizacional ni educativo por si mismo que pueda brindar todos los conocimientos, habilidades y competencias que las personas necesitarán para enfrentar sus roles laborales e incluso relacionales. Lo cual dependerá del interés de las personas por aprender lo que entienden que necesitan en el presente y de manera proyectiva.

Si bien, cada vez más, los ecosistemas de aprendizajes son más robustos, ágiles e integrales, requieren del convencimiento y disposición de las personas para estar abiertas a sumergirse en ellos, aprender como hábito y llevarlo a la acción experimentando en aquellas áreas en las que buscan explorar y les hace sentido. Y es ahí donde tener una red de personas que te contagien de su deseo de aprender, explorar y romper barreras, es clave para que la magia suceda.

Uno de los elementos que motivan el aprendizaje además del propósito y la utilidad que va a representar para el aprendiz, es el grupo de personas con las que puedes conversar al respecto, plantear posibilidades, definir nuevas formas de llevar a la acción ese conocimiento que estás adquiriendo en cualquiera que sea su formato y modalidad; desde la capsula más concreta y sencilla, hasta el programa más completo en todas las formas posibles.

Cuando como aprendices encontramos un sentido y unos aliados con los que puedes tener aprendizajes colaborativos, potenciamos nuestras habilidades de construir redes, de ver alternativas distintas y de construir relaciones de colegaje para llevar a cabo iniciativas poderosas y transformadoras que empiezan por nosotros mismos.

Desde mi experiencia, el amor por aprender de manera consciente cada día crece más, expandir mis horizontes, acompañar a otros, ser parte de redes colaborativas donde las personas quieren ser parte y contribuir desde lo que son, lo que saben, lo que saben hacer y los resultados que logran es un eje de crecimiento cotidiano, donde caben nuevas metodologías, conocimientos y habilidades que debemos ser capaces de apropiar a una velocidad mayor.

Tengan socios de aprendizajes, personas que desde sus actitudes positivas los inviten a ser curiosos, escuchen referentes en los temas que les apasionan, lean aquello que les mueva la fibra, conceptualicen eso que captaron y consideran esencial para aplicar en algún momento, no teman crear sus propios modelos y ensayar en su cotidianidad. Lo peor que puede suceder, es que no pase nada, sea una lección o se convierta en un reto.

Colaboren consigo mismos desde ese empuje por salir de esa zona conocida, colaboren con los demás de manera voluntaria y convencida, busquen la colaboración de otros cuando sientan que pueden complementarlos y sean parte del circulo colaborativo de la vida, donde damos, recibimos y transformamos. Entremos en el desafío de ser aprendices colaborativos por siempre.