Un momento para prestar atención cuando todo está bien.

Un momento para prestar atención cuando todo está bien.

Cuando la señal de feedback se estabiliza, decimos que estamos en velocidad crucero. Esto es, los controles cambian poco y como consecuencia la salida cambia poco haciendo que la necesidad de reforzar el curso sea siempre la misma.

Este momento es un momento especial y hay que prestar particular atención a lo que está sucediendo por dos motivos. Una velocidad crucero que no tiene expectativa de cambio es una velocidad crucero que debe preocuparnos. El ejemplo más ilustrativo de esto es un viaje en avión.

En el proceso de volar uno espera cierto esfuerzo y atención para despegar, con la señal de feedback variando rápidamente durante los primeros minutos. Todo en el avión está respondiendo frente a los estímulos del despegue y en la cabina de mando debemos estar muy atentos a los instrumentos y a las señales que vienen de regreso como consecuencia de nuestros actos (aquí, el timón de vuelo es sólo uno de estos mecanismos de retroalimentación).

Luego viene el proceso de trepada, en donde el avión se eleva buscando la altura en la que finalmente se coloca en posición horizontal y continúa con el viaje. En pasaje, la intensidad y cantidad de señales de feedback se reduce. La tensión sigue puesto que hay un objetivo muy claro: la altura a la que debemos llegar.

Cuando llegamos a altura crucero también ponemos el avión a velocidad crucero. Pero atención: Esto es por un tiempo definido, que conocemos. Aún con condiciones climáticas perfectas, la velocidad crucero en un momento se debe modificar para comenzar el descenso y finalmente aterrizar, con un nuevo aumento en la intensidad y cantidad de las señales de feedback.

“Un avión que no tiene planificado un cambio en la velocidad crucero es un avión que no tiene planificado aterrizar”

No tener planificado aterrizar tiene una consecuencia no deseada, volver a tierra, y además un riesgo importante no estar preparado cuando las cosas cambian súbitamente. Este es, entre otros motivos de menor importancia, el por qué de que los pilotos no salgan a dormir en primera clase durante los vuelos transatlánticos. Las cosas pueden cambiar.

La velocidad crucero es muy buena en la medida en la que estemos atentos y fundamentalmente, tengamos presente el momento en el que vamos a salir de velocidad crucero para comenzar con la siguiente fase de nuestro proceso.

La idealización de la velocidad crucero hace que el feedback pierda relevancia es cierto, pero el nivel de exposición que genera a quienes pretenden quedarse viajando a velocidad crucero permanentemente es demasiado riesgoso como para considerarlo como una alternativa real. Después de todo, uno se sube al avión para viajar en algún momento a velocidad crucero pero también, finalmente, uno espera aterrizar en donde dice el boleto de embarque.


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