Así se crean noticias falsas
Un poco de historia
Existe una frase usualmente atribuida a Mark Twain que dice: “Una mentira puede viajar por medio mundo, mientras la verdad, está poniéndose los zapatos”, lo gracioso es que muchos dicen que Mark Twain nunca lo dijo, por lo que irónicamente está probando este punto.
Antiguamente, las personas se reunían en las cafeterías para discutir sobre rumores que se escuchaban; pasó el tiempo y eran los periódicos que se atribuían esta obligación; dicha información sólo llegaba a los poderosos y estudiosos, ellos eran los que tenían los recursos para recopilar la información directamente, dejando a un lado al pueblo (ellos ni enterados lo que pasaba).
A esto agrégale el nivel de propagación de información de esa época. Todo era muy lento. Para enterarse de las noticias internacionales, las personas debían esperar días –incluso meses– para conocer lo que estaba pasando allá afuera. Esto ha cambiado.
Ha llegado la globalización y el internet
Con la llegada de dos fenómenos: la globalización y el internet; el uso y distribución de la información ha cambiado. Ahora cada persona es un canal de comunicación, todos tienen una voz y opinión que puede generar discusión. A eso sumemos los medios sociales y portales web, donde el traspaso y consumo de información es algo de todos los días. Recordemos que las personas no disponen de mucho tiempo para verificar la información, y que además, tendemos a confiar del boca a boca de nuestro vecino o de nuestro maestro universitario que tanto admiramos.
Por último, el método de verificación, si una noticia es real o falsa en las redes sociales, es ver la cantidad de veces que se ha compartido, o la cantidad de likes que tiene; mientras más alto sea la cifra, más real y confianza nos dará la noticia. Este método lo usan la mayoría de personas; en resumen, el ciudadano común.
Las redes sociales, mi fuente confiable
Según una encuesta hecha en EEUU, el 46% de los adultos usan las redes sociales para conocer las noticias. El porcentaje aumenta si nos vamos hacia los Millennials. Ellos lo usan como su fuente primaria de información, no van a la portada de un diario, les da mucha flojera.
A eso sumemos las páginas que son parodia. Muchos no entienden el sarcasmo y el humor de esas páginas, generando una cultura de desinformación brutal, en especial de personas con edad avanzada o de estratos muy bajos.
Por eso quiero mostrarles la metodología que utilizan los políticos e influyentes para poder posicionar noticias falsas.
El Método Fake
Primero se empieza con la investigación –muy obvio, ¿cierto? –. En esta parte se hace un análisis de la coyuntura nacional, como noticias destacadas, rumores o tendencias en las redes sociales; se analiza el impacto de cada uno de estas noticias y se hace escenarios para ver a quien podría beneficiar y a quien podría perjudicar; por eso ustedes verán que algunas noticias ayudan a posicionar a los de la derecha y otras a los de la izquierda; al final, todo se mide por tiempos políticos.
Acabado esta primera parte, es necesario ahora convertirlo en real. Muchos políticos, junto con sus asesores pegan una llamada a su equipo de comunicación, freelancer de confianza o agencia de publicidad para indicarles la línea comunicacional que se requiere posicionar. Ellos son las mentes creativas que se encargan de darle esa pizca de humor –u odio– que la noticia necesita; utilizan varios formatos: extractos de entrevistas del opositor (si es ataque), se producen videos (mientras más caseros se vean, más reales se verán), creación de memes, infografías, audios y más. Es necesario que el contenido sea polémico, con un mensaje populista para que sea acogido por las masas de forma natural. Miedo, eso vende; generar caos, eso ayuda a que el ciudadano común dude de las noticias reales.
Por último, viene el tema de la distribución. Este tema es crucial, aquí se medirá el impacto que tiene la noticia falsa en la ciudadanía. Se utilizan varias maneras de distribuir el mensaje, tales como: creación de perfiles propios en redes sociales, difusión por medio de ciberactivistas, el uso de los famosos troll centers, o el de influencers políticos.
Cada uno de ellos tiene su propia metodología, por ejemplo: en el caso de la publicación en páginas propias, la mayoría de estas noticias son pautadas por plataformas como Facebook (para el pueblo) y Twitter (para los políticos y medios de comunicación), y como les dije arriba, mientras más likes y más shares tenga, mayor confianza me dará; para la difusión por medio de ciberactivistas y troll centers, primero se comparte en chats de WhatsApp o Telegram el contenido a difundir, segundo se ponen de acuerdo en la hora y a retuitear todos, aquí importa la cantidad, no tanto la calidad; para acabar, el uso de influencers se maneja por un tema de honorarios, los políticos les pagan a ellos para que empiecen a atacar a cierto personaje público, y durante un tiempo establecido ellos estarán publicando contenido sobre esa noticia, como ellos ya tienen un alto público que les sigue y que confía en ellos, la noticia gana mayor peso. Algunos influencers se manejan de forma maquiavélica, tienen páginas que atacan a ambos bandos, y si no les pagas lo que ellos te piden, empiezan a utilizar otras páginas para atacarte a ti, así de malos son, al final su negocio es generar caos (¿por qué crees que muchos de ellos guardan el anonimato?)
Créanlo o no, es muy fácil posicionar una noticia falsa. A nuestra sociedad le encanta el morbo, y como no hay consecuencias tan graves al compartir una noticia falsa, lo hacemos sin analizar a quien hacemos daño. Todos somos muy manipulables, pero está en nosotros no creer todo lo que vemos en Facebook. Nunca olvides lo que decía Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de la Alemania Nazi: “Una mentira repetida mil veces se convierte en una realidad”