ATRÉVETE A VIVIR LA VIDA QUE DESEAS VIVIR

ATRÉVETE A VIVIR LA VIDA QUE DESEAS VIVIR

Todos los días recibimos mensajes que nos dicen cómo debemos vivir nuestras vidas, comenzando desde los hogares, con los padres bien intencionados; los familiares y amigos, también con buenas intenciones; los maestros y los jefes, y por supuesto, toda la publicidad de una sociedad consumista que nos ha hecho creer que vivir a plenitud requiere acumular mucho dinero para tener todo aquello que queremos.

Vivimos en una sociedad empeñada en hacernos desear más y más cada día, olvidándonos de nosotros mismos, y corriendo tanto que no hay tiempo para saborear los momentos.

Todo es en abundancia, si vas a comer, los restaurantes se pelean por ofrecer las porciones más grandes; las ofertas te invitan a comprar cosas que no necesitas y no vas a tener tiempo de usar, con la ilusión de ahorrar unos pesos si compras en grandes cantidades; la industria del espectáculo te atiborra con luces, sonidos, olores, todo en grande y así te enfocas en lo que ellos quieren que te enfoques.

Si expresas tu deseo de vivir una vida tranquila, sin mucho bullicioso, te tachan de ser un conformista, que no sueña lo suficientemente en grande.

Recuerdo que durante algunos de los seminarios a los que asistí, durante mi proceso de crecimiento personal, siempre aparecía el ejercicio del mapa de la prosperidad (aclaro, ese ejercicio me gusta, y aún hoy en día lo hago y animo a mis clientes a hacerlo), donde debíamos plasmar todo aquello que queríamos. Nos animaban a soñar en grande, a querer una casa inmensa, un carro último modelo, viajes, ropa, lujos. 

Yo quería cosas sencillas y me sentía satisfecha, me gustan los espacios abiertos y libres. El asunto es que en varias ocasiones me sentí presionada a desear más, y dudé de mi misma. ¿Será que soy muy conformista?, me preguntaba. ¿Será que ellos tienen razón y debo soñar en grande? ¿Será que me estoy limitando por miedo? Será que… Y las dudas se amontonaban en mi cabeza, pero otra parte de mí se rebelaba, y seguía deseando una vida bastante minimalista.

Antes de continuar, deseo aclarar que, no estoy diciendo que tener cosas sea malo, o desearlas; lo que creo es que es diferente para cada persona, y no querer tener y tener, tampoco es malo. Lo que te funcione para disfrutar la vida, estar en paz, saborear los momentos, esa debe ser la guía para diseñar tu vida.

Cuando vivía en Phoenix, durante una reunión de amigos, alguien me hizo el comentario de que ella pensaba que yo vivía en una casa inmensa y resultó que mi casa le pareció muy pequeña. Le expliqué que tenía una casa del tamaño perfecto para mí y mi familia, para nuestras necesidades. ¡Apunté además en forma jocosa que, en una casa muy grande, corría el peligro de perderme!

Su comentario venía de la creencia de que el éxito significa tener mucho y en grande. Ahora, si eso es lo que deseas, ve por ello; pero que sea lo que tú deseas, no lo que otros te han condicionado a desear.

Si deseas ser ama de casa, hazlo, disfrútalo, goza tu familia y tus hijos. Sí, por el contrario, lo que prefieres es ser una mama profesional, que distribuye su tiempo entre el hogar y la oficina, no te detengas, hazlo.

Si te nace en el alma viajar, a lo mejor disfrutas viajando en primera clase, o simplemente, eres de esas mujeres que acomodan todo en un morral, se lo echan al hombro y se van a aventurar; o prefieres conocer el mundo a través de otros (viendo documentales y videos de aquellos que aman viajar); cualquiera que sea tu estilo, está bien.

Es posible que desees empezar un negocio, o te sientes muy bien siendo empleada; no te preocupes por lo que dicen los demás. Hay quienes te quieren hacer creer que, si no sueñas con ser emprendedora, es que no estás soñando en absoluto, y nos han vendido la idea de que ser empleado es terrible y señal de falta de ilusiones. Simplemente, oye a tu corazón y un poco a tu razón, y decide que quieres.

Es posible que estés pensando que me estoy volviendo loca, dando este tipo de sugerencias, pues no parecen muy racionales. La verdad es que los seres humanos no somos tan racionales como nos creemos, somos bastante emocionales. Soy una de esas personas que sigue creyendo en escuchar a nuestra intuición, o la voz del universo, que nos guía muy bien. Por lo menos esa ha sido mi experiencia de vida.

Disfruta lo que de verdad deseas. Lo que sea, y hazlo. Es tu vida. Permite que otros vivan también sus vidas, y abstente de criticar y juzgar la forma en que otros viven sus vidas.

Vive y deja vivir. No hay una forma correcta e incorrecta de vivir. Lo importante es el respeto a ti mismo y a los demás. ¿Si tu forma de vivir no lastima a otros, porque debías cambiarla?

Ahora bien, es posible que incomode a otros. Es factible que aquellos que están convencidos de que saben cómo debes vivir tu vida, se molesten y te critiquen. Déjalos. Ellos tienen derecho a pensar y decir lo que tienen en sus mentes, y tú tienes la libertad de escucharlos o ignorarlos. Es tu vida.

Date permiso de soñar, en lo que tú quieras soñar, y como quieras hacerlo. No te esfuerces tanto por encajar en las normas sociales, y los estándares establecidos.

Una cliente me decía llorando, parte de mí se siente fracasada, pues muchos de mis amigos y familiares están triunfando según lo establecido, pero yo no he logrado ese éxito. Sin embargo, otra parte de mí se cuestiona, ¿no es un éxito ayudar a otros a mejorar sus vidas, no es un éxito guiar a alguien de tal forma que encuentre su camino y así pueda vivir en excelencia? ¿No es éxito crear cosas bellas? ¿Qué es éxito para ti?

Entonces, debes estarte preguntando, ¿cómo lo hago? Empieza mirándote al espejo y observa a esa persona maravillosa que está frente a ti, a ese ser humano inteligente e increíble que tiene derecho a vivir la vida que desea.

Luego, pregúntate, ¿qué es lo que disfruto hacer? Haz una lista de esas cosas que amas hacer. Esas actividades que hacen que se te olvide el tiempo, y traen una sonrisa a tu cara.

Hace muchos años, uno de mis mentores me pregunto que disfrutaba hacer. Me quedé muda, incapaz de responder. Había olvidado que amaba hacer, pues estaba dedicada a ayudar a otros a lograr sus sueños (aclaro, es maravilloso ayudar a otros, pero no olvidarte de ti en el proceso). Ese día, me pregunté una y otra vez, ¿qué me gusta? ¿Cuáles son mis sueños? ¿Qué es lo que en verdad amo hacer? ¿Cómo quiero vivir mi vida?

Empecé un día a la vez, un paso a la vez; poco a poco reencontré mi camino y reprendí a vivir la vida que yo deseaba.

Así que tú también puedes hacerlo con calma, un día a la vez, una acción a la vez. Arriésgate. Si no estás segura como quieres vivir tu vida, intenta diversas cosas; dale la bienvenida a las equivocaciones, aprende de ellas. No te quedes en un sitio, o en una situación solo porque ya has invertido tiempo, esfuerzo o dinero; toma decisiones basadas en el ahora y a dónde quieres llegar.

Sé que has escuchado miles de veces, “no te rindas”, “para atrás, ni para tomar impulso”. Yo te sugiero algo diferente. A veces rendirse es lo mejor que puedes hacer. En ocasiones, soltar y probar algo nuevo, es una gran experiencia, y retroceder para tomar impulso, te puede permitir tener una visión más amplia, una perspectiva mejor.

Revisa tus creencias, y cambia aquellas que no te funcionan; pide ayuda si es necesario para hacer este proceso. Con frecuencia, no somos conscientes de nuestras verdaderas creencias, y como nos limitan.

Atrévete, arriésgate, vive la vida que quieres.

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