Béla Guttmann: maldición en Portugal.
Eran aproximadamente 65,000 almas en las tribunas del estadio Olímpico de Ámsterdam. El 2 de mayo de 1962, el Benfica podría coronarse bicampeón de la Copa de Europa, hoy Champions League, y cerrar un ciclo glorioso para las Águilas de Portugal.
3 años antes, en 1959, se hacía oficial la llegada de Béla Guttmann, entrenador y ex-futbolista austro-húngaro, al banquillo del cuadro portugués, con la consigna de hacer campeón al “Glorioso” como llaman los aficionados al Benfica. A su llegada, pidió una cosa: ser acreedor a un premio económico extra si lograba ser campeón continental.
En 1961, ganó su primera Copa de Europa; en el estadio Wankdorf, venció 3-2 al Barcelona, cumpliendo en primera instancia con la condición que había propuesto al llegar a Portugal. 1 año después, enfrentaría al equipo con más trofeos en la corta historia de la Copa: el Real Madrid.
Los Blancos llevaban 5 trofeos de la competición, habiéndole pasado por encima a equipos como el Stade de Reims (1955-56 y 1958-59), Fiorentina (1956-57), Milán (1957-58) y Eintracht Frankfurt (1959-60). Era el mejor equipo del momento, y el Benfica quería llegar a quitarle ese mote para evitar que los merengues consiguieran su sexta copa.
Inició el partido, pasaba el tiempo, avanzaba el reloj y la situación estaba más complicada que nunca para los de Guttmann. Apenas habían pasado 23 minutos, y Ferenc Puskás había puesto al Real Madrid arriba en el marcador un par de veces: 2-0 para los dirigidos por Miguel Muñoz.
Las Águilas igualaron el marcador 10 minutos después, con goles de Águas y de Cavém, siendo asistidos por el que sería la estrella de la noche: la “Pantera Negra”, Eusébio.
El juego se fue al medio tiempo con la ventaja parcial para los Merengues, Puskás anotó su tercer gol de la noche al 39’, y el Benfica caminó hacia los banquillos con la derrota en la pizarra, y la consigna de darle la vuelta a un partido que cada vez se veía más difícil de sobrepasar.
A los segundos 45 minutos salieron los equipos cambiados. El Real Madrid dejó de atacar y de tener la posesión del balón como en la primera mitad, y el Benfica ingresó revitalizado, escenario excelente para realizar la hazaña y llevarse el bicampeonato.
Al minuto 50, Mário Coluna lo empató, y de ahí se abrió la lata para que los lusos se coronaran. En palabras de Béla Guttmann, “solo esperamos a que ellos se fatigaran”, Doblete de Eusebio, con goles al 64’ y al 69’, y logro realizado. Las Águilas se llevaban el triunfo, holgado, ante un equipo plagado de estrellas, entre ellos Puskás, Di Stefano y Gento.
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Todo era felicidad en Portugal, salvo que no se le había dado importancia a la petición que Bela Guttmann había realizado al llegar al banquillo del Benfica. No le habían aumentado el sueldo, y la molestia del entrenador se dejó ver.
Al finalizar el partido declaró que, tras haber ganado 2 títulos europeos, ya no sabía qué hacer para que le pagaran más, tomando la decisión de que ya no sería más entrenador del cuadro portugués. Sorpresa enorme para el equipo, los aficionados y todo aquel que siguiera al Benfica; el director técnico que les había dado un par de Copas de Europa, se iba.
Gutmann se fue, pero no sin antes lanzar una declaración que ha condenado la historia del Benfica desde ese momento.
“En 100 años desde hoy, el Benfica sin mí nunca ganará una Copa europea”
Dicho y hecho. Con voz de profeta, el austro-húngaro lapidó las esperanzas en múltiples ocasiones de unas Águilas que desde su salida no han podido coronarse en competiciones europeas.
En Champions, nuevo formato de la antigua Copa de Europa, han caído en 5 ocasiones: en la temporada 1961-62 frente al Milán, en la 1964-65 contra el Inter, en 1967 cayendo ante el Manchester United, en la 1987-88 contra el PSV y por último en 1990, perdiendo de nuevo contra el Milán.
No solo se quedó en esa competición. En Europa League, o Copa de la UEFA, han perdido la final 3 veces. En 1982-83 cayó frente al Anderlecht, y las siguientes dos, de forma consecutiva, en las temporadas 2012-2013 y 2013-2014, enfrentando al Chelsea y al Sevilla, respectivamente.
En 2014, afuera del estadio del Benfica, el llamado Estádio da Luz, se inauguró una estatua de Béla Guttmann, esperando que con esto, el director técnico, fallecido en 1981, los pueda perdonar.
¿Crees que el Benfica pueda romper la maldición pronto? Te leo.