Joaquín Capilla: México lindo y olímpico.
Después de 32 ediciones de los Juegos Olímpicos, hemos visto pasar a muchísimas leyendas del deporte. Hoy, a menos de un año de Paris 2024, nos enfocamos en el deportista mexicano con más medallas en la historia, Joaquín Capilla.
Joaquín Capilla Pérez nació el 23 de diciembre de 1928 en la Ciudad de México. Educado por su padre, Alberto Capilla, español de nacimiento y odontólogo de profesión, Joaquín creció con la filosofía de Don Alberto de que "hay que educar a los hijos de tal manera que sepan vencer el miedo, y que sepan vencerlo por ellos mismos, sin ayuda de nadie"
Así, impulsado por su padre a aventarse de las alturas al agua por un "tostón" (moneda de plata equivalente a 50 centavos), el pequeño Joaquín empezó a vivir sin temor, trepando árboles y azoteas, sin ayuda de nadie, como aprendería toda su niñez.
Fracasando en la natación, donde, en sus propias palabras, hubiera los carriles que hubiera, siempre terminaba en último lugar de todas las competencias, a los 12 años, el entrenador Mario Tovar lo hizo descubrir el deporte que lo llevaría al olimpo: los clavados.
Destacando desde niño en este deporte, Capilla disputó 3 Juegos Olímpicos: Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956, consiguiendo un total de 4 medallas: una de oro, una de plata y dos de bronce, convirtiéndose así en el mexicano más ganador en la historia olímpica.
Ahora si, te cuento lo que convirtió a Joaquín Capilla en una leyenda de los Juegos Olímpicos.
En Londres 1948, y con dudas de todo México cuestionándose la experiencia que podría llegar a tener un joven de apenas 19 años, el clavadista mexicano logró hacer cambiar de parecer a todos llevándose el bronce en la plataforma de 10 metros, y quedando en cuarto lugar en salto de trampolín de 3 metros.
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4 años después, ya con más experiencia y con el voto de confianza de los mexicanos que dudaban de él en la experiencia olímpica anterior, partió rumbo a Helsinki 1952, donde, no defraudaría. En tierras finlandesas ganaría otra vez una medalla en la plataforma de 10 metros, tras un mano a mano histórico con el estadounidense Samy Lee, aunque ahora sería de plata, y quedando, otra vez, en cuarto lugar en salto de trampolín, a pesar de lesionarse una mano en los entrenamientos.
En su última experiencia olímpica, en Melbourne 1956, y ya consagrado como uno de los mejores deportistas mexicanos de la historia, Capilla cerró su carrera en el olimpismo con su más grande actuación en este evento. Algo que se le había negado en las dos ediciones anteriores había sido el salto de trampolín de 3 metros, y en esta, su última oportunidad, logró anteponerse a una muy mala ejecución, en la cual cayó de espaldas, para llevarse el bronce.
Aunque lo mejor vino en la plataforma de 10 metros, donde, por primera vez en 45 años, México le ganaba a Estados Unidos. Joaquín se llevó el oro frente a Milburn Tobian por una diferencia de 3 centésimas, saltando así a los libros de historia olímpica. En declaraciones después del triunfo, Capilla aceptó la emoción que le causó este momento, en donde sintió que todos los australianos presentes le aplaudieron y lo vitorearon como si fuera local.
"Cuando ve uno que le puede ganar a las personas que tiene arriba de uno, que las tiene uno idealizadas, le da la posibilidad del poder y la fuerza de confiar en sí mismo para poder seguir”. -Joaquín Capilla.
Con esta frase podemos resumir la carrera de Joaquín Capilla, el mexicano más ganador en la historia de los Juegos Olímpicos.