Breve análisis del plebiscito 2022: ¿Proceso constituyente 3.0?
El pasado domingo cuatro de septiembre fuimos testigos del final de un proceso inédito en la historia de nuestra República. Sin lugar dudas, a muchas personas (incluido su servidor, este autor) nos sorprendió que al 20 % de las mesas escrutadas informadas por el SERVEL se mostrara una clara tendencia para la opción rechazo y que cerca de las 20 horas con más del 72 % de las mesas escrutadas, la sorpresa fue doble por la abultada diferencia entre las opciones (37,8 % apruebo – 62,2 % rechazo), confirmado con el categórico triunfo de la opción que desecha la propuesta de Constitución política, ofrecida por la primera Convención Constitucional celebrada en nuestra historia republicana.
1.- De la Participación electoral
Gráfico 1. Elaboración propia en base a datos publicados en sitio web del SERVEL.
Cabe hacer presente que este plebiscito fue convocado con la obligatoriedad del voto y con inscripción automática, por lo que observamos un escenario no tradicional desde que, en 2012, la inscripción automática y el voto voluntario fueron instituidos como mecanismos electorales. Así, podemos observar un evidente efecto “motivador + legitimador” del proceso eleccionario del plebiscito 2022, al comparar las participaciones en los procesos eleccionarios previos desde 2017 con la primera vuelta presidencial hasta la segunda vuelta presidencial de 2021, como se aprecia en el gráfico 1 (SERVEL, 2022B).
Sin duda alguna, la obligatoriedad fue un elemento decisivo, al que se debe agregar la gran trascendencia del proceso eleccionario del plebiscito 2022. Esto se aprecia no solo al comparar los procesos eleccionarios desde 2017, sino que principalmente con el plebiscito de entrada de 2020, donde las condiciones era diferentes al ser un proceso con inscripción automática y voto voluntario y que solo convocó al 51 % del electorado [1], destacando la segunda vuelta presidencial de 2021 que es el proceso eleccionario más concurrido hasta el momento desde la instauración del voto voluntario.
Siguiendo con la participación, en el gráfico núm. 2 se observa que en todas las regiones del país la participación electoral fue superior al 70 %, siendo la región de Aysén la que menos gente movilizó con un 72 % de participación, las regiones de O’Higgins y del Maule con mayor asistencia con un 91 % cada una del padrón electoral regional, y que a nivel nacional la participación electoral llegó sobre el 85 % (SERVEL, 2022A).
2.- Sobre los resultados por región
Gráfico 2. Elaboración propia a partir de datos publicados en sitio web del SERVEL.
Se puede observar en el mencionado gráfico núm. 2 que en todas las regiones del país la opción “Rechazo” se impuso. En las regiones de Ñuble y la Araucanía esta alternativa obtuvo el 72 % de las preferencias siendo ambas mayorías nacionales, y con una altísima participación (sobre el 83 % en la Araucanía y casi 90 % en el Ñuble). Mientras las regiones de Valparaíso y Metropolitana de Santiago la opción para desechar la propuesta obtuvo el 58 % y el 55 % de las preferencias, respectivamente.
Con relación a la alternativa “Apruebo”, es en esta última región, la Metropolitana, que dicha opción alcanzó su mejor rendimiento con un 45 % de los votos, válidamente emitidos, seguida por la región de Valparaíso con más del 42 % de los sufragios, evidenciando un alto apoyo a la opción “Rechazo” en regiones con conflictos activos (ya sea de violencia, seguridad o migración), lo puede apoyar la hipótesis que el plebiscito respondió, además, como evaluación del gobierno actual, motivado fundamentalmente por el decidido apoyo del presidente de la República y su gobierno por la alternativa “Apruebo”.
Gráfico 3 Elaboración propia a partir de datos publicados en el sitio web del SERVEL.
Lo anterior puede vincularse al revisar y comparar el rendimiento en los procesos eleccionarios de la segunda vuelta presidencial del año pasado con el último plebiscito. Como se aprecia en el gráfico 3[2], los resultados comparativos de ambos procesos muestran que eventualmente operó un traslado de votantes por Boric en 2021 a la opción “Rechazo” en todas las regiones del país en 2022, pero si se observan las regiones en los que el presidente Boric tuvo un bajo rendimiento en la elección de 2021, el rendimiento de la opción “Rechazo” obtuvo una amplia ventaja; por ejemplo en la Araucanía, donde el rendimiento de Boric es superado por más de 33 puntos porcentuales la votación obtenida por la alternativa ganadora del reciente plebiscito.
En el mismo ejercicio, pero desde la perspectiva donde en las regiones la candidatura de Boric obtuvo sobre el 60 % de las preferencias (Atacama, Coquimbo, Magallanes y Metropolitana), la opción “Rechazo” explica buena parte de su ventaja porque votantes por Boric en la segunda vuelta de 2021 optaron por rechazar la propuesta, lo que podría implicar que una buena parte de los electores no gusta de propuestas autoritarias de gobierno como las de Kast, que no confía plenamente en instancias democráticas, y que prefiere el orden y una estructura social más jerárquica o vertical que horizontal. No obstante, esto último se encuentra redactado más en el sentido de una hipótesis de trabajo, y no necesariamente en una afirmación.
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Gráfico 4. Elaboración propia a partir de datos publicados en sitio web del SERVEL.
Finalmente, en lo relativo estrictamente a los resultados del plebiscito, se debe indicar que la sorpresa no radica en triunfo de la opción que desechó la propuesta constitucional de una Convención Constitucional inédita en la historia de la República, sino en la distancia en los apoyos a una u otra alternativa. Como se observa en el gráfico núm. 4, donde se comparan el desempeño electoral en la segunda vuelta presidencial de hace menos de 12 meses y el plebiscito del pasado domingo 04 de septiembre, y se puede observar el evidente crecimiento de la población movilizada por el plebiscito, donde el total de sufragios obtenidos por la alternativa “Rechazo” es un poco más de la suma de los votos que cada candidato obtuvo en la segunda vuelta del 2021, lo que a su vez muestra que el aumento de votación desde un ejercicio electoral a otro se trasladó casi en su totalidad a la opción vencedora del plebiscito, lo que permite sostener que buena parte de las y los votantes del plebiscito se movilizaron porque la propuesta no fue de su entera satisfacción.
3.- Reflexiones finales:
Los resultados del plebiscito de salida reformaron el escenario político. El escenario del plebiscito de 2020 es completamente distinto ahora, debido; entre otras causas, a la recuperación parcial del poder de veto por parte de la derecha, como lo es decidir sobre el siguiente proceso constitucional, o incidir fuertemente en la metodología y diseño del organismo llamado a redactar una nueva propuesta, en el hipotético caso que la derecha cumpla su palabra y entregue sus votos a reformas constitucionales para habilitar un tercer proceso constituyente.
No obstante, si bien la derecha ha visto mejorada su posición frente a las negociaciones que vienen sobre la continuación del proceso constituyente; fundamentalmente al recuperar parte de su poder de veto, el resultado no debe interpretarse como que el 62 % que obtuvo el “Rechazo” va directamente a la derecha, pues el crecimiento en más de 1/3 de votantes no se explica desde una variable posición ideológica como un directo aumento de votantes de derecha, sino que; además de otras variables, el mayor número de votantes se habría movilizado por temor y no por ideología, aparentemente. Por tanto, los votos no corresponderían a un apoyo efectivo a las ideas de las derechas, sino más bien precisamente a que la propuesta no cumplió con su expectativa, independiente de su posición ideológica.
La gran diferencia con que se impuso la opción de descartar la propuesta constitucional es un elemento crucial análisis en profundidad en las próximas semanas. Es una sorpresa mayúscula que sobre el 60 % rechazara una propuesta que modificaba la propiedad sobre el agua, o que tendía a la mayor protección de las personas por sobre la iniciativa industrial (sea pública o privada), pero fundamentalmente porque evidenció que muy pocos esperaban que ocurriera esto, dentro de los cuales por supuesto no estaba el Gobierno, por lo que se encuentra actuando sobre la marcha para controlar los efectos que este duro golpe supone a la agenda propia como a los planes que venían si se hubiera aprobado la propuesta.
Sin duda alguna el mayor damnificado de todo el proceso, luego de la población, es el Gobierno del presidente Boric. Al involucrarse de lleno por una alternativa (que para algunos comandos del “Rechazo” fue intervencionismo), el presidente y su gobierno hicieron una apuesta que involucraba utilizar el capital político y humano con que el presidente Boric instaló su gobierno para impulsar una amplia aprobación de la propuesta rechazada, lo que permitió que la fase de campaña se convirtiera; además, en escaparate para evaluar la gestión del actual Gobierno, contaminando al proceso constituyente y afectando finalmente la apreciación que la ciudadanía tenía de la propuesta de la Convención.
Otro elemento que debe mencionarse es el trabajo de descrédito hacia la Convención y convencionales por parte de algunos partidarios de rechazar (desde incluso antes de la instalación de la Convención) el texto que resultare de los debates en su interior. Ese mismo grupo está armando la estrategia para evitar que se active un nuevo proceso constituyente (el tercero desde 2016), lo cual contrasta dramáticamente con el mandato del plebiscito de 2020 que no logró concluir con un nuevo acuerdo constitucional y que la población mayoritariamente desea, pues la Constitución de 1980 ya no posee el apoyo mayoritario de los electores.
Finalmente, se debe sostener que la incertidumbre sigue instalada gracias al triunfo del “Rechazo”. Y esa incertidumbre es mayor si se agrega la falta de decisión firme de iniciar un nuevo proceso constituyente en sectores de la derecha, que pueden hacer fracasar un nuevo intento por superar institucionalmente esta crisis política en la que el país se encuentra sumergido desde muchísimos años, pero que viene con mayor intensidad desde octubre de 2019 a la fecha.
Referencias
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[1] No obstante, se debe recordar que el nivel de participación durante el plebiscito de 2020 se vio, además, fuertemente influenciado por la pandemia de COVID19, cuyo efecto principal fue la inhibición de participar a buena parte de la población mayor (3ra y 4ta edad) además de enfermos crónicos, pues aún no se contaba con el nivel de inmunización al virus que existe hoy.
[2] ADVERTENCIA. El gráfico 3 compara los resultados de los procesos eleccionarios de la segunda vuelta presidencial de 2021, en donde la Región de Ñuble no es considerada como una división administrativa autónoma y marca 0,0%, pues al momento de elaborarse los padrones electorales, dicha región formaba parte administrativamente de la Región del Bío-Bío; como la provincia de Ñuble, hasta su reconocimiento por ley como región en 2017, pero de pleno vigor en septiembre de 2018. Por tanto, para las elecciones generales de 2021, la Región de Ñuble se contabilizó como parte de los resultados de la Región del Bío-Bío.