BUSCO EMPRESA CON PERFIL DE FUTURO (Carta al jefe con el que me gustaría trabajar)

Estimado Empresario:

Permítame, ante todo, presentarme.

Soy un estudiante a punto de terminar su carrera. No importa mucho si estoy en una Universidad, un Centro de FP o una Escuela de Negocios. El caso es que necesito ya perfilar en qué tipo de empresa me gustaría trabajar. Ya sé que lo normal es lo contrario: los empresarios como usted definen los perfiles de los trabajadores que desean y a nosotros, los posibles candidatos, solo nos queda comprobar que es muy difícil responder a sus requisitos; cuando no es la edad, son los idiomas, o es la experiencia mínima requerida.

Así que me atrevo a hacerlo al revés. En justa correspondencia, quiero exponer aquí cómo es la empresa en la que quisiera trabajar, por si la que usted dirige responde a tales exigencias y desea ponerse en contacto conmigo para participar en mi proceso de selección. ¿Raro? No tanto. Si lo piensa, la nuestra es una necesidad mutua, así que ¿por qué no poner por ambas partes las cartas sobre la mesa…?

Verá. El perfil de la empresa que estoy buscando debe cumplir los siguientes requisitos:

  • Que tenga alma. No me gustan las empresas “zombie”, deshumanizadas. Prefiero que sea más importante mirarse a los ojos que ver la placa en la puerta de cada despacho.
  • En la que pueda aprender, pero aceptando que también puedo enseñar. Sé que ahora no concluyo mis estudios porque siempre necesitaré estudiar, ni concluyo mi carrera porque es ahora cuando en realidad empieza. Me gustaría que su empresa lo entendiera y se preocupara porque yo continuara aprendiendo. En este asunto, que conste, no soy una mala inversión.
  • En la que se respete igual la experiencia de los veteranos que la bisoñez del recién llegado. Si algún día trabajamos juntos (quiero decir no para usted, sino con usted) me gustaría verme reflejado en los compañeros que llevan más tiempo. Por su cara y su actitud sabré si mi elección ha sido la correcta. Las organizaciones en las que veteranía y juventud dejan de ser circunstancias para ser categorías, no me interesan.
  • Que tenga claro que lo importante son los beneficios. Sí, digo bien, beneficios, porque de la cuenta de resultados dependerá también mi puesto de trabajo. Perderse en vericuetos de buenismo no tiene nada que ver con mi visión de una empresa ni, por cierto, con su responsabilidad social. Por eso prefiero también las empresas que entienden el concepto “beneficio” más allá del corsé de la contabilidad.
  • En la que no haya que tutear a todo el mundo para sentirse cercano. No, la empresa en la que trabaje (ojalá sea la suya) no pretendo que sea mi familia, aunque busque sentirme en ella como en casa. Prefiero que exista una jerarquía y que ésta se imponga por los conocimientos y valores de cada cual, no por organigrama.
  • Una empresa en la que gane lo justo, ni más ni menos. Quizá tengamos que negociar el concepto “justo”.
  • En la que se reconozcan los aciertos y no se escondan los errores porque, para mí, ambos forman parte de la misma oportunidad.
  • Una empresa que me permita crecer sin ponerme límites y frenos. Ya los pondrán mi capacidad y mi actitud.

A cambio se ofrece:

  • Disponibilidad de todas mis habilidades y mis conocimientos.
  • Carácter para aceptar y exigir las correcciones precisas vengan de donde vengan.
  • Humildad para reconocer en cada momento mi posición.
  • Ética en mi comportamiento en relación con la empresa, dentro y fuera de ella.
  • Honestidad en el cumplimiento del contrato y las obligaciones que me afectan.
  • Ilusión, ilusión, y más ilusión.

No sé si interpretará estas líneas como un síntoma de pedantería o exceso de autoestima por mi parte. Ruego me disculpe por ello, igual que yo paso por alto las expresiones “importante empresa líder en su sector”, “proyección internacional” o “desarrollo de carrera garantizado” que usted y yo sabemos “adornan” muchas ofertas de empleo.

Estaría encantado de concertar una entrevista y responder a cuantas dudas surjan respecto a mis pretensiones y me gustaría, además, disponer previamente del curriculum de la persona con la que me vaya a entrevistar, así como él contará con el mío.

Quedo a la espera de su respuesta, sea cual sea el sentido de esta.

Atentamente

Alguien que, con suerte, pagará su jubilación.

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