Cómo damos la mano habla de cómo somos y de cómo estamos.

Cómo damos la mano habla de cómo somos y de cómo estamos.

Y también es carta de presentación!

Dicen que saludarse estrechando la mano derecha viene de aquello de los primeros hombres al mostrarse desarmados y francos, ofreciendo la diestra, la mano hábil, como señal de concederle al otro aquello que representaba lo esencial para la subsistencia.

Lo mantenemos, ahora más para la formalidad que para para otra cosa, ya que en buena parte viene siendo sustituido, sobre todo entre los varones, por el beso. Pero se mantiene a través de los milenios. El apretón de manos no es sólo señal de encuentro o de reconocimiento, sino que contiene mucha más información de lo que creemos.

La personalidad y el estado de ánimo afloran sin lugar a dudas en el acto de estrechar la mano del otro. No pocas veces se concreta en forma consciente, de manera de transmitirle algo al otro en ese momento táctil. De todas formas nuestra impronta real y genuina dejará su huella.

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Los rigores científicos no tienen un lugar destacado aquí; más bien la estadística surge de la reiteración del saludo con esa persona que luego vamos conociendo. La percepción no suele fallar y los estudiosos del lenguaje no verbal lo saben bien.

Los individuos con personalidad de rasgos agresivos suelen tender a querer controlar la situación desde el vamos y generalmente tenderán la mano de modo que ésta quede por encima de la del otro, con su palma hacia abajo.

Aquellas personas que tienden a la pasividad, en cambio, acercan la mano con la palma hacia arriba, señal de que ceden o no está interesadas en tomar el control de la situación.

La mano del positivo va formando un ángulo recto con el suelo. Si se saluda con alguien de la misma característica las manos estarán paralelas. Esto cuenta también para personas que ya se conocen y se agradan. Por eso, aquí es preciso aclarar que hay una diferencia entre el saludo de la primera vez, del primer encuentro, y los subsiguientes, donde los factores derivados de la relación aportarán sus matices.

Las circunstancias de la persona cuentan obviamente en la percepción que el otro tenga al saludarla estrechando su mano. Una situación que le causara nerviosismo previa al encuentro o por el contrario un momento de placer o una buena noticia cambiarán el estado de ánimo y por ende la fuerza del apretón y hasta la temperatura corporal.

Sobre la fuerza al estrechar la mano hay ciertas cuestiones a tener en cuenta: suele considerarse que hacerlo en forma enérgica se leerá como franqueza, pero también, si es en exceso, como agresividad. Por el contrario, una mano que aprieta poco puede dar la sensación de alguien poco propenso a la competencia pero también porqué no a la ambigüedad o la carencia de autenticidad.

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Hay muchos detalles más como la duración, con una o dos manos, la variante moderna con los codos flexionados, la posición de los dedos, etc, pero sería largo entrar en detalles. Pueden bucear en links especializados en lenguaje no verbal.

Entonces, a cuidar CÓMO VAMOS A SALUDAR EN UNA PRIMERA ENTREVISTA. Debemos TENER EN CUENTA NUESTRAS ENERGIAS al momento de dar la mano. "Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida", cantaba Alberto Cortés. Vale la pena para este caso.

Te recuerdo que soy entrenador en cuestiones vocales y expresivas. Transfiero mi experiencia de 32 años en medios, y vigente. Espero tus likes, comentarios y consultas. Saludos y muy buen 2018!

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