¿Cómo el campo de información transforma nuestra carrera profesional?
Aunque todavía estamos en los albores de entender su funcionamiento y conocer todas sus posibilidades, la existencia del Campo de Información es una de las premisas más fáciles de aceptar cuando hemos participado en una sesión de Facilitación Sistémica.
En general, podemos definir un campo como “una zona de influencia no material”, un espacio donde existe una actividad y una información que no es accesible desde nuestros sentidos básicos.
Imagina que vivimos en un mundo rodeado de una energía invisible que nos afecta de maneras que no podemos ver directamente. Una forma de entender esto es pensar en el campo magnético que envuelve la Tierra como una especie de manta invisible que afecta a todo lo que está dentro ella; desde el funcionamiento de una brújula hasta el comportamiento de ciertas aves migratorias.
En este vídeo, Marc Obradó, arquitecto que realizó el Ciclo Formativo de Facilitación Sistémica, nos cuenta el impacto que tuvo en su desempeño profesional el trabajo con el Campo de Información.
En la actualidad, muchos científicos hablan de otros tipos de campos invisibles que también pueden afectarnos, aunque de una manera diferente. Rupert Sheldrake, por ejemplo, propone la idea de los "campos morfogenéticos” como patrones intangibles que interfieren en la organización y el desarrollo de los organismos vivos.
En diferentes corrientes psicológicas y por supuesto, en el ámbito de las constelaciones, se trabaja con la información que contiene el denominado “campo familiar”. Cada una de nuestras familias posee un campo propio y, a la vez, todos los campos están interrelacionados.
Cuando en una familia se vive un trauma, el campo queda “improntado”. Durante una sesión de constelaciones familiares, lo que se hace es identificar esa especie de “huella” y trabajarla con el fin de resolver el problema y sanar las relaciones. Esa “operación” se realiza directamente en el Campo de Información.
Pero hay algo más. Cuando descubrí las constelaciones, me di cuenta de que la intención que ponía en mis sesiones, ya fuera hacia una persona o hacia un objeto determinado, también generaba un campo de información. Y que cada ser, cada grupo, cada cultura, sociedad, identidad, religión, etc.., incluso cada palabra posee un campo asociado.
Estas hipótesis iniciales, se han ido contrastando año tras año, con la experiencia de nuestros alumnos en el Ciclo de Facilitación Sistémica. En este vídeo encontrarás algunos de sus testimonios:
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Los campos magnéticos, los campos morfogenéticos y los campos de información son formas diferentes de hablar del mismo concepto.
En la historia de la relación humana con lo invisible, encontramos referencias continuas a campos de información, pero aún hoy tenemos más preguntas que respuestas.
Desde la tradición judeocristiana, se entiende que el alma funciona como un campo intangible que aporta, a nivel individual, información anterior al nacimiento y que incluso viaja más allá de la muerte. En el caso del budismo, la creencia es que el alma vuelve repetidas veces a este plano de la existencia para seguir aprendiendo, hasta que cristaliza en lo que se conoce como “iluminación”. Otro caso es el chamanismo africano, que interactúa con personas “tomadas” por entidades energéticas que en Occidente denominamos espíritus.
En el trabajo sistémico fenomenológico estamos dando un paso hacia adelante: La intención también genera un campo con el que interactuamos. Dentro de él, nuestras respuestas corporales nos ayudan a decodificar la información recibida.
Cuando un campo interactúa con otros campos, aparecen nuevas cualidades y eventos; emerge algo no predecible que afecta a todos y a todo aquello que se encuentra, de una u otra manera, en relación con él.
En el campo se halla toda la información, pero nosotros no tenemos acceso a esa totalidad. A veces, por falta de presencia, otras, por falta de autoridad o legitimación y por último, por razones que aún no somos capaces de explicar.
Seguiremos investigando y compartiendo los nuevos descubrimientos contigo.
Un abrazo desde el campo,
Bugui García