¿Cómo integramos la comunicación a los objetivos de negocio?

¿Cuáles son las métricas que alinean tu comunicación institucional con la estrategia de negocio de tu empresa? Esta es una pregunta que a veces evitamos porque es más fácil quedarnos a nivel de la data del día a día -como cantidad de notas de prensa que emitimos, los seguidores que alcanzamos digitalmente o el número de eventos que organizamos- antes que darnos la tarea de planificar y medir cómo nos entrelazamos con los objetivos de negocio y potenciamos sus iniciativas.

Gestionar la comunicación institucional como una hermana del marketing y, por tanto, con una gran capacidad para generar valor comercial, es una mirada pendiente en la mayoría de las empresas, donde las oficinas de comunicaciones se concentran en planes valiosos y necesarios, pero que por ello justamente podrían acabar funcionando como cajones separados del negocio.

¿Cómo hacerlo? Paso a paso. Primera clave, acercarse a cada área de la empresa para entender sus estrategias y objetivos, mapeando qué necesita cada quien, qué planea y cuándo lo hará (¿nos habían incluido en este plan?). Este proceso nos permitirá levantar data valiosa para imaginar cómo, desde nuestra perspectiva, podríamos aportar valor. Esta primera etapa funciona también como un tamiz para priorizar, dada nuestra capacidad operativa, los proyectos en los que podremos participar activamente.

Segunda clave, al pensarnos desde la perspectiva del valor que podemos generar, debemos elegir las mejores y más viables estrategias, traduciéndolas en actividades concretas y medibles. Esa es nuestra oferta de valor y va acompañada de asumir la responsabilidad de liderar lo que ofrecemos y de luego evaluar su impacto a partir de métricas que, nuevamente, deben estar alineadas a lo que el negocio necesita.

A este nivel debemos abordar un momento clave: Enunciar claramente los puntos y responsabilidades de nuestra oferta y asegurar que todos la entendamos. Los conflictos entre las áreas ocurren generalmente cuando las interacciones son ambiguas y las responsabilidades quedan en tierra de nadie. Entonces, digamos exactamente qué y cómo lo haremos: esa es nuestra promesa de servicio. Lo que vaya surgiendo en el camino debería irse asegurando de la misma manera.

Tercera clave, cumplir lo prometido, y en el camino tener al tanto a nuestro socio de los cambios que se vayan presentando en el plan. Este cumplir lo prometido va acompañado de la evaluación de compromisos asumidos.

Cuarta clave. En este camino te irás dando cuenta ya de que la comunicación institucional va desdibujando sus fronteras para integrarse como socio estratégico del negocio. Toca entonces enunciarlo con claridad, colocando tus metas cumplidas y lo que quede por mejorar en los cuadros de mando de la empresa.

Y hasta aquí mis ideas. ¿Se te ocurren otras claves?