Cómo mejorar el acceso a la vivienda.
En muchos artículos leo continuamente la dificultad para comprar vivienda que tiene hoy las nuevas generaciones debido a los altos costos de la vivienda.
Muchos exponen que gran parte de esa dificultad se debe a que los jóvenes de hoy en día tienen más gastos en ocio que las generaciones pasadas, viajes, formación, tecnología, restaurantes, televisión por suscripción, etc. Estas premisas pueden ser válidas, ya que los gastos en ocio disminuyen la capacidad de ahorro y por consiguiente la posibilidad de acceder a un crédito de vivienda.
No obstante, el factor que más incide en la dificultad de comprar vivienda por parte de los jóvenes es el hecho de que en las grandes capitales donde se concentra la mayor oferta de empleo, el crecimiento poblacional y la demanda de inversionistas extranjeros ha crecido mucho más que la cantidad de viviendas disponibles. De esa manera, el precio de la vivienda se ha encarecido mucho más que el ingreso medio de las personas.
Esto se puede corregir, por una parte, con la adopción del teletrabajo y el aumento del empleo en sectores tecnológicos en los cuales la ubicación del empleado pueda ser distinta a la de la empresa. Muchas personas podrían trabajar en remoto desde ciudades pequeñas con costos de vida bajo en las viviendas y poder acceder a una vivienda.
Segundo, mediante una desregulación de la altura en la construcción de edificios. En Europa muchas áreas están protegidas para su conservación y tienen poco terreno de expansión. Permitir que las nuevas construcciones alcancen alturas mayores podría ampliar la oferta de vivienda en altura, disminuyendo los costos.
Por último, la descentralización. Las ciudades capitales de manera natural atraen gran concentración de personas debido a la gran nomina de funcionarios y organismos públicos y al interés de grandes empresas de estar cerca del poder político, esto hace que se generen más empleos y empresas para satisfacer esta demanda de personas de alto poder adquisitivo.
Para resolver este problema, Los países deben invertir en ciudades secundarias que logren absorber el crecimiento de la población y desarrollar ciudades que equilibren la densidad demográfica