CÓMO TOMAR UN PERÍODO SABÁTICO Y NO MORIR EN EL INTENTO

Ayer 1 de mayo se cumplieron 2 años desde que decidí renunciar a mi empleo para iniciar un periodo sabático luego de 20 años de trabajo ininterrumpido.

Sé que en una red como ésta solemos compartir, resaltar y aplaudir nuestros logros laborales y académicos como resultado de nuestro proceso de crecimiento profesional. Sin embargo, tomarme un período de retiro laboral puedo considerarlo también un logro personal, aunque esto no “alimente” necesariamente mi hoja de vida, pero definitivamente sí mi camino de vida.

Este proceso significó para mi salir de una burbuja, romper con la comodidad y explorar lo desconocido abriéndome a nuevas perspectivas de las que estaba acostumbrada. Mi plan era solo tomar 1 año y retornar nuevamente al mundo laboral, sin embargo, pude extenderlo (para ello mujeres es muy necesario el ahorro y la inversión) y ha sido una experiencia que aprendí a disfrutar luego de la incertidumbre inicial.

Decidí parar en un momento de mi vida en el cual profesionalmente me iba bien, tenía posibilidad de seguir escalando y seguir formando parte de una prestigiosa organización. Sin embargo, me di cuenta que no lo estaba disfrutando, en mis plenos 40´s, me pregunté si era esa la manera en la que quería continuar otros 20 años o más de mi vida laboral. Y no se trataba particularmente de la organización donde estaba o el rol que desempeñaba, sino, me di cuenta que no estaba siendo mejor persona, es decir, me enfocaba mucho en el hacer, en el tener y poco o nada en el SER, vivía en modo supervivencia, alta exigencia constante y era muy dura y exigente conmigo misma. Si iba a seguir haciendo esto por muchos años más, quería que esa experiencia me permitiera madurar no solo profesional sino también personal y emocionalmente, que me permitiera desarrollar no solo relaciones utilitarias en el trabajo o negocio sino relaciones más auténticas y de mayor conexión.

Algunas personas me preguntaban ¿y qué vas a hacer ahora que ya no trabajes? No tenía las respuestas ni la claridad en ese momento, mi plan inmediato era solo parar y a diferencia de lo que hacía siempre en mi trabajo y en mi vida no tenía aún un plan de largo plazo, así que decidí construirlo paso a paso. Inicié retomando el deporte (fue mi ancla), reaprendí a alimentarme mejor (no dieta sino a comer bien), organizar/ordenar mi nuevo departamento (vivir con lo necesario), decidí formar parte de la Junta Directiva del edificio donde vivo, hice algunos viajes dentro y fuera de Perú, salí a tomar muchos cafés con amigos y amigas de la vida, compartí mucho más tiempo con mis papás y hermanas, me mantuve sostenida por la asociación de mujeres a la que pertenezco, adopté otro gato y se incrementó mi amor por los animales y la naturaleza, retomé la docencia a tiempo parcial, decidí capacitarme, reforzar el inglés, refloté mi negocio de lavandería. Y me tomé el tiempo para hacer y disfrutar cada una de estas y más cosas.

Hoy me siento recargada y con una nueva perspectiva del trabajo y del rol que puedo desempeñar como profesional, como persona y como mujer. Se que no soy mis títulos, ni mi puesto laboral, ni la empresa en la que trabajo ni el dinero que gano. Hoy creo que hay aspectos más profundos de la identidad como los valores, las relaciones y la contribución personal al mundo.

Tengo nuevos sueños, nuevas metas, nuevos propósitos. Es por ello que me encuentro ahora en proceso de reconexión laboral, un proceso que tomará el tiempo que deba tomar y el cual estoy dispuesta a transitar.

Toca tomar las nuevas oportunidades o crearlas, lo que llegue primero. Queridos y queridas colegas, estoy de vuelta.

.