EL ENTE SEPARADO DE LA VIDA ¿Vivir o trabajar?
¿Cuánta vida me queda después del trabajo? ¡Mi vida empieza después del trabajo!
¿Nos confirma esto que el trabajo no es vida? Morimos trabajando o trabajando estamos muertos.
El concepto “trabajo” debe ser cambiado, por nuestro propio bien, no podemos tener en la vida algo que la acorta porque ya pasa demasiado rápido. No olvidemos que lo importante no es estar vivo, es aprender a vivir .
Todo esto suena muy bonito, lo sé, pero es hora de que la resignación quede en un segundo plano y tomemos conciencia de nuestra capacidad para decidir qué actitud adoptar frente a la vida que nos va sucediendo y en ella misma, frente al trabajo que realizamos.
El tiempo bien invertido nunca es tiempo perdido y trabajar es invertir nuestro tiempo, no solo para obtener una beneficio económico sino para obtener una recompensa vital y de gran utilidad para nuestro cerebro, sentir que pertenecemos a esta rueda que gira y no se detiene por nada ni nadie. Somos tan pequeños e insignificantes en un todo que necesitamos encontrar un sentido a escala más pequeña, debemos entendernos como únicos e irrepetibles, ser dueños de nuestra vida y nuestro presente.
He leído de algunos psicólogos, algo acerca de personas que andan siempre pensando en la jubilación y cuando llega ese momento se sienten perdidos. A veces ponemos el modo automático y se nos pasa la vida sin darnos cuenta.
No podemos dejar que la idealización del trabajo nos alcance, nos avasallan a ideas de encontrar el trabajo ideal, llegar a ser increíbles profesionales, se añaden etiquetas a las diferentes profesiones de las cuales es prácticamente imposible librarse, anuncios de formaciones que te darán un trabajo increíble, ganar mucho, trabajar poco y argumentos del tipo; ¡sal de tu zona de confort!, ¡no te rindas!, ¡trabaja y lucha por tus sueños!
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Pero nadie repara en preguntar; ¿cuál es nuestro sueño?, ¿qué condiciones tiene mi vida ajenas a mi?, ¿de verdad lo que a otros les llena, me va a llenar a mi?.
Es un gran error pensar en trabajos más dignos y menos dignos, mejores o peores que otros. Habrá mejores o peores condiciones laborales pero no tendrá nada que ver con las funciones realizadas, cualquier trabajo remunerado tiene detrás una necesidad que hay que cubrir, podrá requerir más o menos cualificación, unas u otras habilidades de diversos tipos pero al final será una labor desarrollada por alguien para contribuir a esa rueda de la cual os hablaba antes y en la cual cada quien gira a su ritmo, forma y tiempo.
La visión personal del trabajo nos hará entenderlo de manera totalmente subjetiva, lo que para uno puede ser el trabajo de su vida para otro será una penitencia. Es indudable que hay que trabajar y de ahí cada uno partirá hacia unos objetivos, metas y aspiraciones totalmente diferentes e igual de respetables.
Por último, os hablo a través de mi experiencia. He trabajado en alguna ocasión por necesidad en puestos que no eran lo que “yo buscaba” pero, sin embargo, aprendí a ver lo bueno, crecer y ser feliz en ellos con la idea de seguir avanzando hacía un futuro todavía incierto. Además, conocí a compañeros que esperaban tener ese trabajo siempre y aunque no lo definían como el trabajo de sus sueños, eran felices en él. ¿Quiere decir esto que no he conocido gente triste y obligada a trabajar cada día?, pues sí que los he conocido, en el mismo puesto de trabajo y con las mismas condiciones que donde estaban aquellos que eran felices. El mismo puesto de trabajo para dos personas en el mismo momento era una experiencia totalmente diferente, ahora os pregunto.
¿Qué pensáis?; ¿Quién vivía mientras trabajaba y trabajaba para vivir? y ¿Quién vivía para trabajar y estaba “muerto” mientras tanto?
Como tanto le gusta recordarnos al conferencista motivacional Victor Küppers, la vida es la actitud que tomemos frente a ella. Por tanto, pongamos actitud al trabajo, al día a día y a la rutina para convertir lo más común o aburrido en un por qué, busquemos qué sacar de positivo, qué nos aporta y hacía dónde nos lleva.
Escuchaba en un video de YouTube que es imposible medir objetivamente el esfuerzo pero si el tiempo, cada quien podemos medir el tiempo que dedicamos al trabajo y entenderlo como un tiempo “muerto” o un tiempo “vivo”. Calcular qué tiempo queremos invertir en trabajar y si queremos hacerlo con una actitud negativa, de resignación o con una actitud positiva y de motivación.
Pedagoga especializada en formación empresarial
1 añoQuerida compañera, gracias por compartir estas inquietudes, me has removido enteramente. Es necesario preguntarnos cada día, ya que cada día tenemos en nuestra mano el poder de elegir. En una misma queda esa elección, entre tantas, la actitud ante nuestra rutina. Gracias de nuevo.