“Caminando sobre un mar de nubes”:
 el verdadero Valor de un Proceso de Coaching.

“Caminando sobre un mar de nubes”: el verdadero Valor de un Proceso de Coaching.

Varios de vosotras me habéis escrito diciendo el articulo no se ve. Os pongo el texto, no maquetado. Espero que asi, se puede leer. Hay citas,que el articulo original aparecien en otro color y que aquí se hace imposible. Muchas gracias por vuestra 
  Feliz día!!


El cuadro titulado “Caminando sobre un mar de nubes” es una obra que algunos pensadores utilizaron para describir la estética en filosofía. El citado concepto de “La estética”, es definida por estos autores como la rama de la filosofía que estudia “la esencia y la percepción de la belleza”.
 
Inspirada en este cuadro, y sobre todo, en la dicotomía que representa, reflexionaba sobre algo que he leído en varias redes sociales, y sobre lo que incluso hay libros escritos. Y es que, al parecer, los Coach que acompañamos con nuestros servicios a algunas empresas, “somos los responsables de llevar a sus trabajadores a la eficiencia laboral extrema”. Y ello, gracias a mágicas técnicas envueltas en papeles de felicidad como si de irresistibles caramelos se tratase.
 
Esta visión reduccionista y maquiavélica del coaching, trae causa, en mi opinión, de un profundo desconocimiento de lo que realmente es un proceso de coaching y de los fines que persigue.
 
“Amigo mío, la mente de los hombres habita en un mundo de espejismos y tinieblas. No te será difícil encontrar alguien que te prometa el sol y te cobre una fortuna por ello. El sol prometido no saldrá, pero las palabras que te entreguen a cambio de dinero tal vez consigan deslumbrarte”.
 
No se me ocurre modo mejor de descubrir que es realmente un proceso de coaching que cuestionarme si verdaderamente sé en que consiste: ¿Realmente sabríamos identificar cuáles son las características que lo definen?
 
“Si Pitágoras hubiera considerado que lo sabía todo, no habría descubierto nada, pues no habría dedicado su vida, como hizo, a intentar aumentar su conocimiento y perfeccionar su alma”.
“Solo sé que no se nada, esta es mi única certeza”
 
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra “Proceso” como:” 1. Acción de ir hacia delante; 2. Transcurso del tiempo; 3. Conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial”.
 
De esta definición, se puede deducir que el “Proceso” debe contener unas Fases Sucesivas que conllevan la Acción de ir hacia delante, en la consecución de un fin u objetivo, y que ello, debe producirse en el transcurso de un tiempo definido.
 
Un proceso es definido por el transcurso del tiempo. En Coaching, decimos que, el proceso tienen un “Inicio y un Final” claros. La t, del tiempo, es el espacio clave del empoderamiento y acción responsable del cliente para la creación de la partnership y del vínculo relacional, en lugar de la co-dependencia.
 
Un proceso, también es definido según la RAE, por la Acción de ir hacía adelante. Así, en Coaching establecemos una Foto Inicial, mediante algún tipo de herramienta de diagnóstico,  que pretende ser una verdadera fotografía de la realidad del cliente y concreta su “Punto de Partida”.
 
Además, establecemos uno o varios objetivos, claramente definidos y delimitados por el Cliente, y en los que tiene la responsabilidad exclusiva de la acción para conquistarlos.
 
“Les da igual que sus argumentos carezcan de base, solo quieren aprender a sonar convincentes en la Asamblea y en los tribunales”
 
En este momento, me gustaría llamar la atención sobre la importancia que tiene establecer, con claridad, tanto la Ética como los Acuerdos del Proceso. Sin duda, con ambas competencias, queda definido nuestro Acompañamiento, es decir, nuestra manera de caminar sobre el “Mar de Nubes” del Cliente.
 
Al compartir está inquietud con otros Coach menos expertos, me encuentro con expresiones del tipo:” esta primera sesión, que sirve para establecer la deontología y los acuerdos claros, es un rollo”. Aunque, si lo pensáis de manera detenida, ambos, tanto el establecimiento de la deontología como la determinación de los acuerdos, son la verdadera Clave de Éxito del proceso.
 
Ya sé que muchos estaréis cuestionando está afirmación y, reconozco que, con ello, ya he conseguido parte del objetivo de este articulo. En este punto, os pido un poquito más de reflexión.
 
Y es que, ¿acaso dudáis que, con ellos, se deja claro quién es el Dueño del tiempo y de las Acciones durante el Proceso, de manera exclusiva?. Un Coach no es el “Guardián”, ni el responsable de las acciones del Cliente. Un Coach, no es el “Pepito Grillo” de ninguno de sus clientes.
 
Pues Sí, parece que este modo de cuestionarnos ha permitido descubrir en que consiste un verdadero proceso de Coaching. Aunque, de nada sirve conocer el proceso, si este no tiene una finalidad concreta. ¿Cuál es el fin último de un Proceso de Coaching?
 
“Mis preguntas tan solo son un farolillo que quizá logre indicarte en qué dirección avanzar entre las sombras”.
 
Parece claro, que no es objeto de un proceso de coaching ofrecer soluciones mágicas a las incertidumbres de nuestros clientes, sino hacerles dudar de aquello que consideran profundas convicciones hasta lograr posicionarles en otra perspectiva, en otro lugar, aquel que les permite descubrir opciones que, hasta ese momento y por sí solos, no habían sido capaces de llegar. Por tanto, si el objetivo del Coach no es ofrecer soluciones a sus clientes, ¿Cuál es nuestra misión en el proceso?
 
“Casi podría afirmaros que cuanto más convencido se muestre un hombre en lo que afirma, más deberíais dudar de sus afirmaciones”.
 
Quizá el verdadero Objetivo del Coach ha de ser proporcionar la llave para que el cliente encuentre sus respuestas latentes, en sí mismo, a su debido tiempo, dentro del proceso, validas específicamente para él.
 
“Yo no soy un adivino, ni un sabio. No puedo mostraros la voluntad de los dioses ni ofreceros magnificas respuestas.
 
Entonces, ¿qué puede enseñar un Coach?, ¿en que puede ayudar si parece que sólo sirve para hacer desconfiar al cliente de todo lo que parece saber o tener claro?
 
Ya sabéis que me gusta conversar y reflexionar con quién quiera hacerlo; si poseo alguna habilidad, esta consiste en formular preguntas más que en encontrar respuestas”.
 
Nuestra sabiduría es una suerte sutil que consiste en permitir aprender al cliente que las personas estamos en la creencia de saber, sin que realmente esto sea cierto. El verdadero fin del Coach es convertirse en una “comadrona” que facilite el alumbramiento de ideas, de profundas creencias y de verdaderas opciones, a las que el Cliente llega por su acompañamiento.
 
“De mi madre, Fainarate, aprendí la mayéutica, el arte del alumbramiento. Mi madre ayudaba a las mujeres a dar a luz, y yo hago lo mismo con las almas de aquellos que aceptan que los interrogue”
 
Si consultamos de nuevo El Diccionario de la RAE sobre lo relativo a la “Mayéutica”, la define como:” 1. Adj. Perteneciente o relativo a la mayéutica; 2. Método Socrático con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes”.
 
“El verdadero conocimiento no se aprende, se llega a él mediante conclusiones propias, si bien un maestro puede guiarnos a través del proceso de razonamiento”
 
Y es que, en Coaching, utilizamos el término “mayéutica” para establecer como clave de trabajo la habilidad Socrática del cuestionamiento en la hipótesis de que:
 
“Indagar es avanzar en el conocimiento, aunque todavía no se haya alcanzado la meta”.
 
Hablando como Coach, solo sé que se me da bien acompañar a mis clientes en sus reflexiones y en sus acciones a través de este “proceso”. Si alguien me pidiese definir mi trabajo, diría que consiste en retar a mis clientes para que encuentren sus propias respuestas, en acompañarles desde su mapa mental para que se conozcan a sí mismos. Y para conseguirlo, “tan solo” cuento con una gran caja de herramientas: Mis Intervenciones Envueltas en Curiosidad.
 
Lo cierto es que mi trabajo me resulta sencillo y natural, ya que, consiste en tener una confianza plena en tres elementos: mi cliente, el proceso a través del cual le acompaño y mi gran caja de herramientas.
 
Vaya, ¡que rabia!.…., no puedo aguantar más: ¡Confieso!. Reconozco que yo también he pecado: ¡Yo también utilizo “Magia” en mis procesos!. Y es que, es cierto, un buen Coach necesita, para que se asienten los aprendizajes, hacer del “Proceso” un evento memorable. Como todo espectáculo digno de recordar, como todo evento que pretenda la Gloria de la memoria, el proceso de Coaching, necesita de un Cierre Espectacular.
 
Todo buen proceso de coaching ha de tener un Gran Cierre, un verdadero Castillo de fuegos artificiales, un espectáculo de sonido, luz y color, que amalgame todas las sensaciones, que lo conviertan en Memorable!.
 
Pues bien, ahora si me atrevo a decir que he conseguido el objetivo del artículo, y que he conseguido descubrir, con la ayuda de un proceso y a través del arte del cuestionamiento, identificar los elementos y los fines de un verdadero trabajo de Coaching.
 
Ahora, ya he llegado descubrir, siguiendo al Maestro Sócrates, que lo único cierto es que “solo sé, que no sé nada”.
 
Ahora…,¿Acaso será cierto que, precisamente esto, es lo que me convierte en una verdadera Coach? ¿Acaso mi “magia” consiste en la búsqueda permanente de la sabiduría? ¿Acaso tengamos que volver a empezar a cuestionar?. De nuevo, te invito a iniciar el Proceso.
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Citas del Libro “El Asesinato de Sócrates” de Marcos Chicot Finalista del premio Planeta 2016 (Ed. Planeta)
 

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