Camino con corazón
¿Cual es tu huella?
Uno de los dibujos clásicos cuando sos chiquita es un corazoncito. En el cuaderno, en los machetes, en la goma, en el banco de la escuela.
Un corazón que avise que por ahí pasaste, que ahí estuviste. Que es tu huella.
Ahora dejar mi huella es algo más grande. Grande en términos de responsabilidad. La responsabilidad es la habilidad para responder. ¿A qué? A todo. A las personas, a las situaciones, a tus sensaciones, a tus conversaciones. Siempre es nuestra propia responsabilidad. Nada ni nadie nos libera de ser quienes somos, de cuidar la capacidad de respuesta para custodiar promesas y garantizar compromisos.
Para vivir con alegría no es importante qué tenemos, sino quienes somos.
¿Quién estás siendo en tu vida? ¡Yo me lo pregunto cada vez!
Hoy siento que estoy siendo menos rígida, más compasiva y comprometida con el “para qué” de lo que hago.
¡Esa estoy siendo! Una Gladys presente en una búsqueda que fluye y también se toma sus pausas.
Ahora que miro para atrás y veo las postales de este viaje compartido, me siento feliz por mí. Por haber sido fiel a mí misma. ¿Hay algo más bello que cumplir las propias promesas? ¿Qué alcanzar las propias metas? ¿Qué celebrar la llegada?
No fue una maratón y sí fue un trayecto compartido. Para mí es la satisfacción de un ciclo cumplido. Para que vengan nuevos.
Este ciclo me recibió en un comienzo de ilusión declarada, transformada en visión y traducida en palabras y acciones concretas.
Ser dueña de la mirada nos hace dueñas del presente. ¿Cómo querés ser dueña del tuyo?
Me gustaría saber que pude ser puente para que otras conquisten nuevas formas de mirar.
Cada mujer que mira es rumbo y destino de sí misma.
Las vi pasar a todas las mujeres, las que habitan en mí y las que están fuera, algunas siguen conmigo, otras ya son tan diferentes a mí.
Por momentos adentro, por momentos afuera. Entro y salgo, me miro y me busco, me encuentro y me suelto, me atajo, abrazo, cuido, escucho.
Hoy estoy siendo más bella, solo porque estoy más feliz. Ni más ni menos.
La abundancia la elijo para seguir mirando.
Gracias libro del alma por haberme reflejado con mis luces y mis sombras en este camino con corazón. ¿Cómo está latiendo el tuyo?
Yo sigo viaje, abierta a escuchar la voz de mi alma, sabiendo que puedo cambiar mi rumbo, porque puedo cambiarme a mí misma.
Yo voy pudiendo. ¿Y vos?
Hoy me siento luminosa y lista para decir:
Fin
y volver a empezar.