CAP. 4. TALENTO A LA FUGA. POR QUÉ Y CÓMO EVITARLO
¿Cuánto vale un buen profesional?
Una persona que conoce su trabajo, que lo hace a la perfección, que aporta ideas, que conecta con el equipo, en la que se puede delegar con la seguridad de que contando con él, o con ella, las cosas se van a hacer bien. ¿Cuánto vale eso? ¿Cuánto cuesta perderlo?
Hay quien afirma que las personas somos trabajadores nómadas que no terminamos nunca de ubicarnos en una empresa de forma permanente. Yo discrepo. Porque el cambio, da miedo. Siempre. Es lanzarse al vacío. Y el paracaídas puede que sea lo más de lo más. Pero el salto, no te lo quita nadie.
No se cambia de trabajo por hobby. Son causas profundas y poderosas las que nos llevan a tomar una decisión así. ¿Cuáles? Evidentemente cada uno tendrá las suyas, pero podemos concluir que hay algunas que sin duda son motivos de huida:
- Estancamiento. Cualquier buen profesional es una persona que aspira a seguir formándose, a mejorar, a progresar en su carrera. Condenarlo a hacer siempre lo mismo, por muy bien que lo haga, es ponerle (y ponerte) una soga al cuello.
- Desmotivación. Cuando empiezas en un puesto de trabajo, las pilas de la ilusión las llevas a tope. Las jornadas maratonianas, las exigencias desmedidas, un reconocimiento escaso o nulo, la exclusión y el no compartir la información, van produciendo un desgaste que irremediablemente consume esas pilas.
- “Mi jefe es un...” ¿Cuántas veces lo has oído? ¿Cuántas veces lo has dicho? Una persona no huye de una mala empresa, huye de un mal jefe. Un tóxico, un incompetente o un déspota pueden causar una hemorragia de trabajadores de la que, si no llevamos cuidado, será difícil recuperarse.
- “El sueldo es bueno, pero...” Hay estudios que demuestran que una buena nómina no es el factor decisivo a la hora de decidirse por un empleo. Sobre todo para los más jóvenes y en sectores tech e industriales. El salario emocional ha llegado para quedarse y la conciencia de que trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar es hoy más clara que nunca.
¿Qué hacer entonces para que esa persona que realmente es valiosa, no se nos vaya?
Cambiar la percepción de las cosas. Dejar de llamar a nuestros trabajadores “recursos humanos” y llamarlos personas. Pensar que si tenemos un cliente fuera que nos compra y de esa manera sobrevivimos, mejoramos y crecemos, también tenemos un cliente interno gracias al cual sobrevivimos, mejoramos y crecemos.
Practicar la escucha activa. Hacer caso a los detalles.
Alejandro Magno se sabía los nombres de todos sus soldados. Y antes de la batalla, visitaba los campamentos y les preguntaba por sus familias, por sus heridas, por si les hacía falta algo. Y en la lucha, daban la vida por él. Porque él se preocupaba por ellos.
Si te sintieras valorado y apreciado, si sintieras que formas parte de un proyecto, que eres importante, que tu opinión cuenta y que tienes un futuro lleno de expectativas, ¿te plantearías cambiar de empresa? ¿Verdad que no?
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5 añosMuy interesante Elia, gracias.
Empresario | Experto en networking e inteligencia relacional | SEO de personas | Autor de El libro del networking (20 eds.) y Sawubona: El secreto del verdadero éxito (5 eds.) con Grupo Planeta | IG: @cipriquintas
5 añosMe ha encantado muy muy bueno querida amiga felicidades