Cataluña, Escocia, y una reflexión electoral para el PP
“Liderazgo, liderazgo, liderazgo”. Así empezaba un artículo de John Carlin publicado en El País este lunes 12 de junio, y es un concepto tentador para analizar la moción de censura presentada por Podemos contra Mariano Rajoy. De ella solo quiero apuntar algo colateral: he visto muchos elogios a la intervención de Ana Oramas (Coalición Canaria), y sin duda son merecidos. Pero en su contundente primera intervención recayó en un error que, no por repetido en todo tipo de tribunas deja de serlo: no es cierto que Podemos pudo hacer presidente a Pedro Sánchez con una simple abstención. Sánchez necesita los 69 síes de las formaciones encabezadas por Iglesias. Conste en acta por si sirve de algo, que no servirá.
Pero volvamos a Carlin. Su artículo era una glosa apasionada de Ruth Davidson, la líder del partido conservador británico en Escocia, que consiguió un espectacular resultado en las últimas elecciones del 8 de junio. Partiendo de un escaño en 2015, logró trece, seis más que los laboristas,la fuerza política dominante en Escocia durante la segunda mitad del siglo XX, gracias a su mezcla, siempre según Carlin, de astucia, habilidad, honestidad y, en definitiva, carisma. Para Carlin, el Reino Unido tiene en Davidson un Macron, es decir, un líder para una nueva era, aunque duda que pueda llegar tan lejos.
Pie de foto: Ruth Davidson
Leí por primera vez el artículo en Barcelona, y el propio Carlin traza una analogía entre el Partido Conservador británico en Escocia y el PP en Cataluña: ambos compiten en tierra hostil. Así que era inevitable pensar en Xabier García Albiol, candidato de los populares en las últimas autonómicas, sus resultados, y sus expectativas, ahora que es previsible que tanto momento histórico y ‘el món ens mira’ se conviertan en unas elecciones autonómicas, las cuartas en ochos años.
Cuando el PP decidió que García Albiol fuese su candidato en las elecciones autonómicas de 2015 me pareció una decisión acertada. En ese momento, en el que PP se tambaleaba tras la pérdida de feudos autonómicos y locales clave, como Valencia y Madrid, los populares simplemente no existían en el debate electoral en Cataluña. Albiol era un puñetazo en la mesa, y por lo menos les colocaba de nuevo bajo los focos y como una opción claramente perfilada: más a la derecha y más españolista que Ciudadanos, y, lo más importante, presente. Albiol gustaría o no (de hecho, no solía gustar), pero con el PP estaba en el debate. El resultado, eso sí, fue malo: 11 escaños frente a los 19 en 2012 y los 18 de 2010. Pero los datos necesitan contextualización: Ciudadanos, el principal competidor del PP, logró unos espectaculares 25 escaños, partiendo de 9 en 2012 y 3 en 2010.
El panorama, ahora, es otro, y el PP tiene tiempo (Albiol fue elegido a menos de dos meses de la votación) para salir a esas autonómicas con un objetivo que no sea simplemente sobrevivir. ¿Es García Albiol su mejor candidato? ¿Tiene algún Ruth Davidson en cartera? Tal vez el Reino Unido quede muy lejos, pero el ejemplo de Inés Arrimadas está a la vuelta de la esquina.