Coherencia y el Año Nuevo Judío (Rosh Hashaná)

El Año Nuevo Judío, es mucho más que una festividad o una simple renovación del calendario. Es un momento sagrado que nos invita a pausar, a mirar hacia adentro y a evaluarnos desde una perspectiva profunda y consciente. 

Nos impulsa a reflexionar sobre quiénes somos en este presente y qué aspectos de nosotros queremos preservar y fortalecer de cara al futuro. Esta invitación a la introspección no sólo aplica a nuestra vida personal (relación cuerpo- pareja - hijos), sino que puede extenderse también a nuestro ámbito profesional (negocios o trabajo).

Ser coherente es alinear lo que pensamos, lo que decimos y, finalmente, lo que hacemos. Pero, ¿cuántas veces sentimos que nuestras palabras no están en sintonía con nuestras acciones? O peor aún, ¿cuántas veces nuestras creencias más profundas o nuestros proyectos no logran materializarse en el mundo exterior? 

Cada inicio de ciclo, como el que nos ofrece Rosh Hashaná, es una oportunidad para reconsiderar, integrar y poner en práctica nuevos aspectos de nuestras creencias. Convertir este acto reflexivo en un hábito es lo que realmente puede llevarnos a un cambio, tanto a nivel personal como laboral. 

¿Pero por qué cambiar? Porque el cambio es nuestra naturaleza como humanos, negarlo, es negar la humanidad. La coherencia, nos desafía a no quedarnos inmóviles y a continuar evolucionando, adaptándonos a lo que la vida y nuestras aspiraciones nos encausan. 

¿Cómo puedo ser más coherente en mi vida? ¿Cómo puedo lograr que mis valores y creencias se traduzcan en acciones cotidianas, en decisiones que impacten tanto mi vida personal como profesional? 

La coherencia es el puente entre lo que somos en nuestro interior y lo que mostramos al mundo exterior. Y ese puente se construye con actos, pequeños y grandes, que alinean nuestra mente, nuestro corazón y nuestras acciones, creando así una vida más auténtica y sincera con nosotros mismos. 

Desde la perspectiva de la coherencia empresarial, invitamos a empresarios y emprendedores a sostener lo que crean y creen. A traducir sus pensamientos en acciones que impulsen no solo el crecimiento económico, sino también el desarrollo humano de sus colaboradores.

Creo  firmemente que la nueva forma de crear valor en el mundo no solo se basa en los beneficios económicos, sino en la integración de estos cuatro aspectos: valores de los dueños/founder, cultura, liderazgo y humanidad.

Así como en el mundo de la medicina se comienza a entender la interconexión entre la mente, el corazón y los órganos para tratar enfermedades de manera integral, creemos que los negocios deben seguir un camino similar. La creación de un producto o servicio no puede estar desconectada de las personas que lo hacen posible. La alineación entre el talento, la estructura organizacional y los valores que guían la empresa es esencial para construir un negocio sólido, sostenible y coherente con el mundo que que creo necesitamos habitar hoy.