Como malcriar a tu hijo en 10 pasos y como evitarlo (capítulo 1)
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Como malcriar a tu hijo en 10 pasos y como evitarlo (capítulo 1)

Primer capítulo de mi nuevo libro, exclusivamente aquí en Linkedin

1. Dale todo lo que quiere en el momento.

En muchas ocasiones escucho los padres diciendo frases como estas: «En mi juventud no tenía tantos juguetes como tu» o «cuando era niño solo tenía mi carrito y mi pelota, pero los niños de hoy quieren tener todo». Los niños y niñas de hoy no se diferencian de antes, pero lo que cambió son las circunstancias como crecen. Obviamente un niño que desde pequeño ha recibido todo en el momento lo va a seguir queriendo, si eso era la manera que se acostumbró vivir con los padres. Muchos padres en Perú crecieron tal vez con limitaciones en sus casas, tuvieron deseos que no se pudieron cumplir por falta de recursos económicos. Hoy en día ellos dicen: «Quiero dar a mi hijo o hija todo lo que yo no pude tener». Se entiende que este gesto es noble y se nota la preocupación de los padres para el bien de sus hijos. ¿Pero les estamos haciendo bien si todo lo que quieren esta a su alcanze? Lo miramos un poco más de cerca como es un niño o una niña que recibe todo en el momento:

  1. Este niño no va a valorar lo que recibe porque siempre consiguió todo sin esfuerzo. Conozco niños que malogran su celular a propósito porque salió un modelo nuevo y saben que sus padres les van a comprar el último equipo.
  2. El hijo o la hija desarrolla una actitud egoísta o por lo menos egocéntrica, porque cree que todos sus deseos están a su alcance y todo el mundo gira alrededor de ellos para cumplirlas.
  3. Extrañamente estos niños muchas veces tampoco no saben compartir. En su casa tienen un armario lleno de juguetes que ni ellos mismos saben lo que realmente tienen, pero en su mente todo es de ellos y solo para ellos.

Hay padres que me cuentan historias como estas: «Cuando era niño tuve que ayudar en la tienda de mi mamá para ganarme una propina. Luego de varios meses me pude comprar mi primera bicicleta». Imagínense que valor sentimental tenía esa bicicleta: Se limpiaba cada semana, se manejaba con cuidado, cuando algo se gastó se lo reemplazaba con una pieza nueva etc. y de repente hasta hoy en día está en algún rincón del garaje porque el valor del vehículo es tan grande que no se puede deshacerse de él. ¿Que dicen los niños hoy en día cuando algo se malogró? «Compramos uno nuevo». El objeto no tiene valor primero porque no costó ningún esfuerzo para conseguirlo y por el otro lado hay que decir que las cosas de hoy no tienen la misma calidad de antes y no siempre se dejan arreglar. Pero este segundo punto no debe ser una excusa para comprar cosas sin valorarlo. Hay otro punto más importante todavía: Como adultos sabemos que todos los recursos de esta tierra están limitados y hay materiales que se están acabando porque se explotaban sin cuidado. Si queremos o no nuestros niños en un cercano futuro van a estar confrontados con faltas de recursos básicos. Tienen que aprender a gastar menos agua, quizás viajar menos y usar los aparatos y vehículos por más tiempo. Pero actualmente los niños crecen con una actitud toda contraría. Si algo se malogra lo tiro y me compro algo nuevo, yo uso el agua para bañarme una hora en la ducha, no importa si a alguien le falte.

La actitud egoísta de los niños de hoy llegó a un punto preocupante. Si tengo que manejar un grupo de 22 chicos en mi salón me veo confrontado con 22 «príncipes» y «princesas» que piensan que se merecen un trato individual y especial. Si reparto material educativo para trabajar en grupo me toma semanas para que los chicos aprendan a compartir y que el material no es de ellos. Tengo que enseñarles que el material sirve para varios grupos que no se pinta ni se lo malogra. Si por bien es cierto que cada niño es especial en su forma de ser y que merece un trato adecuado pero los niños tienen que saber que en un grupo tienen que reducir sus deseos particulares y someterse a una autoridad común. Así va a ser más adelante cuando empiezan un estudio y luego empiezan un trabajo. Nadie entra a su primer trabajo como jefe.

La actitud egoísta llega a ser una razón para muchos trastornos psicológicos que hoy en día se ve en jóvenes y adultos. A pesar que un niño puede crecer con todo a su alcance un día va a llegar el momento que va a aterrizar en el mundo real, donde todo cuesta, donde nadie me regala nada y donde tengo que trabajar para alcanzar lo que yo quiero. Esta experiencia es dura pero lamentablemente tenemos que preparar a los niños para este mundo, porque hasta ahora no hay otro adonde podemos ir. Parte de la adolescencia es que se cuestiona el mundo en que vivimos y si los niños saben que las cosas y el dinero no «caen del cielo» y que alcanzar bienes materiales cuesta un esfuerzo, se van a sentir satisfechos con lo que lograron. Pero si se dan cuenta que todo lo que tienen ahora no les costo el menor esfuerzo van a dudar de su autoestima, van a preguntarse cual es mi papel aquí en esta familia y en este mundo si no tengo hacer nada y todavía recibo todo.

Recetas

Amor y tiempo

Hay dos cosas que el niño puede recibir incondicionalmente: Nuestro amor y nuestro tiempo. Nuestro amor tiene que ser incondicional a pesar de todas las dificultades que puede haber. Eso le da seguridad a los niños y un «nido» seguro donde siempre pueden ir. Si tengo que aplicar un castigo voy a castigar la ocurrencia y no el niño. Obviamente el niño tiene que cargar la consecuencia de su mal comportamiento pero él tiene que entender que es el hecho que estaba mal y no él como persona. Nuestro tiempo también tiene que ser incondicional porque es el recurso más valioso que tenemos. Esto tampoco significa que todo el tiempo estamos con nuestros niños, pero si me doy un tiempo para ir al parque dejo mi celular en la casa o en modo silencio. Este tiempo es valioso porque podemos conversar sobre los hechos de la vida diaria y del jardín o del colegio.

Regalos y premios

Hay dos fechas al año donde se recibe regalos: En el cumpleaños y en navidad. El sentido de un regalo es este: Es un objeto deseado que recibo incondicionalmente sin que me cuesta esfuerzo. Solo puedo disfrutar. En el resto del año el niño también puede recibir juguetes pero estos son premios, significa que cuestan un esfuerzo y son condicionales. Si el niño logra cierta meta va a recibirlo. Premios se pueden dar para una buena nota de un curso difícil, para cumplir los quehaceres en casa (de estos voy a hablar más adelante) o para cualquier otra conducta que los padres consideran importante y reforzable. Pero ojo: El esfuerzo tiene que tener un premio adecuado. El siguiente trato por ejemplo no sería dable: «Si tu no jalas el año te voy a regalar una Playstation 4». Primero el estímulo esta mal formulado: No se puede recibir un premio por no hacer algo. Segundo el esfuerzo para no jalar el año seguramente no es muy grande. Mejor sería poner una meta más, por ejemplo: «Si apruebas el año y en matemática logras un 14 y en inglés un 15 te puedo dar la Playstation 4». Tercero que el premio mismo no es lo más adecuado para este tipo de niño. Si el alumno tiene dificultades de alcanzar buenas notas y tiende a distraerse, la Playstation le va a distraer más y el premio en vez de ayudar a esforzarse resulta en un factor contrario. Un premio más adecuado podría ser un viaje familiar a un lugar donde le gusta ir o una salida especial. Así el premio tiene una calidad social familiar también.

Como manejar pataletas y rabietas

Estos comportamientos se observa en niños pequeños y pueden ser muy desafiante para los padres. Si hay situaciones conocidos como por ejemplo ir al supermercado, se puede acordar un trato al inicio, por ejemplo: «Mira, me acompañas al supermercado esto es la lista de compras y tú me puedes ayudar a buscar las cosas. Solo vamos a comprar lo que está en la lista.» El niño se va a sentir útil y va a ayudar a meter las cosas al carrito. Sin embargo sentirá cierta tentación de comprar cosas que no están en la lista y si está acostumbrado que en cada compra va a recibir algo, quedrá su chocolate, su gaseosa, su jugo o lo que sea. A más tardar en la caja va a llegar el momento difícil donde los padres tienen que resistir a la insistencia del niño. Ahí tienen que ponerse fuerte y recordar el trato que hicieron antes de salir. Sin embargo la situación puede salir de control, si los niños tienen ya ciertos costumbres. Ahí es importante mantenerse firme y hablar decidido pero sin gritos a los niños. Si se empeora la situación no entrar a discusiones, lo único que se puede decir es: «Ya hemos hablado». Si la hija o el hijo se tira al piso, darle la mano y guiarle físicamente hacia la salida del supermercado. Este trato muchas veces es un desafío para los padres, porque si ellos mismos son compradores impulsivos y compran sin lista y sin plan que exactamente quieren, los niños van a mostrar la misma conducta. Por eso antes de corregir al niño los padres mismos se tienen que corregir. No es una coincidencia que lo que yo menos domino también me incomoda en las personas que me rodean.

Corrección y limites

Como padre y docente diría que 80% de la educación de conducta se aprende en los primeros 6 años. Si logramos establecer las conductas adecuadas en este tiempo vamos a tener niños comprensibles, dóciles y manejables. Los 20% que quedan de 7 a 18 años son ajustes y menores correcciones de lo que se estableció. La adolescencia que es un tiempo que los jóvenes cuestionan la autoridad de los padres, profesores y otras personas en su alrededor es un tiempo necesario de despegamiento a la etapa de adultos. A pesar que la adolescencia es desafiante para todos los involucrados, pero si los padres hicieron un buen trabajo en los primeros 6 años esta etapa será más manejable y hasta puede ser un tiempo gratificante para todos. Si el niño aprendió moverse en un rango de conductas establecidas hasta los 6 años, lo va a hacer en la adolescencia también. Pero si los padres no hicieron su tarea al inicio, los adolescentes van a ser desafiantes y resulta muy difícil lograr cambios. Las consecuencias son conocidos: Jóvenes rebeldes y egoístas que no conocen los limites, algunos de ellos recién se dan cuenta cuando entran en conflictos con las leyes del estado.

Exceso de juguetes

Padres de niños con muchos juguetes me cuentan lo siguiente: «Mi hijo tiene todo un armario de juguetes pero lo único que hace es que lo saca todos, me deja un gran desorden, a los 10 Minutos se aburre y quiere ver tele o jugar con su videoconsola». Este hecho es la lógica consecuencia de una sobre estimulación del niño. Tener a su alcance todas estas cosas el cerebro se satura y no sabe con que empezar. Es como si nosotros como adultos nos vemos confrontado con un cerro de tareas en nuestro trabajo y no sabemos con que empezar. En el trabajo sabemos que existen prioridades: Empiezo con lo más urgente o con el cliente más importante, luego me dedico a tareas de menor importancia o menor urgencia. Pero imagínense el niño o la niña: Para ellos no existen prioridades todos sus juguetes tienen la misma importancia no saben con que jugar. Para evitar esta sobre estimulación los padres pueden limitar la cantidad de juguetes. En vez de 100 diferentes cosas pueden sacar la mayoría y dejar entre 3-5 cosas. Esta selección se puede realizar con el niño mismo preguntándole: «¿Con que te gusta jugar más?». Pero en este caso no es recomendable dándole muchas opciones, porque si esta delante del armario se va a acordar de todo y quiere jugar con todo a la vez. Una vez hecho la selección se guarden las demás cosas en un lugar fuera del alcance del niño. Se puede dar una explicación como esta: «Estos juguetes se van de vacaciones porque se cansaron estar en el armario, en 2 semanas van a volver algunos». Al inicio el adulto puede sentarse y empezar a jugar con el niño. El adulto se va a dar cuenta que de poco a poco el niño entra a su mundo: Las niñas quizás empiezan a jugar con las muñecas, hacen manualidades o arman su lego. Los niños de repente prueban su nave espacial entran a su mundo galáctico con todas las aventuras que puede haber. Muchos psicológicos concuerdan que el desarrollo de la creatividad inicia en el juego. Y este desarrollo se puede lograr sin juguetes también. Niños de zonas rurales juegan con barro, con palos, envases etc. y lo pueden hacer por horas. En cambio niños sobreestimulados tienden a aburrirse rápidamente y su creatividad no llega a desarrollarse.

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