Competitividad, Ética y Discriminación Algorítmica en la Protección de Datos

Competitividad, Ética y Discriminación Algorítmica en la Protección de Datos

La era digital y tecnológica en la que toca jugar a las empresas en nuestros días tiene cuando menos ciertas contradicciones a dilucidar y comportamientos de responsabilidad a determinar en lo relativo a la protección de datos.

Por un lado, se ensalza como una nueva especie de bien jurídico a proteger la privacidad de los individuos con la protección de sus datos; pero, por otro lado, estos individuos – todos nosotros- concedemos, eso sí con consentimiento formal expreso, pero de una manera más displicente que nunca todos los datos que nos piden a través de diversos canales y opciones digitales que el imparable avance a paso de gigante que la tecnología ofrece, como es el caso de “internet of things (IoT)”, redes sociales, plataformas de pago on-line, marketplaces, blockchain, y tantas y tantas otras que favorecen la Inteligencia Artificial y el Machine Learning en aras de un nuevo marco de criterios de competitividad.

Hacer posible nuevos y mejores canales de competitividad empresarial en la era digital junto con la protección de los datos es razonable, necesario y deseable desde luego, pero debemos impregnar la conciencia de las empresas – desde los consejos de administración hasta el empleado más nuevo- de que son dos conceptos entrelazados para el crecimiento. Lo que los anglosajones llaman en sus proyectos “together for growth”. Uno no puede sobreponerse al otro.

La reputación de una empresa y sus modelos sostenibles de competitividad y desarrollo de negocios en la era digital serán más fuerte cuanto más consideren la privacidad y los datos como un objetivo y un activo fundamental desde ahora para siempre. Para mí, los datos, que pueden cuantificarse con distintos parámetros de valoración, deberían formar parte en ese valor del activo de una empresa, como lo son el capital social o el fondo de comercio.

El nuevo Reglamento Europeo de protección de datos introdujo valores como la responsabilidad proactiva y la transparencia. Sin duda los ciudadanos, los individuos, sabemos, o podemos saber qué datos y para qué se recaban los datos. Pero sabemos, o somos mínimamente conscientes de si más allá de eso se puede estar haciendo algún tipo de discriminación con las personas y con sus derechos fundamentes a través de los algoritmos que todo lo dirigen y gestionan en los canales tecnológicos citados. Hoy por hoy, está fuera de alcance de confirmar o evaluar en qué medida esto está ocurriendo.

Por eso es muy importante que las empresas y las organizaciones se responsabilicen con el uso de la privacidad y los datos, y desde luego con el desarrollo del avance digital a través de ellos, mediante la adhesión y firma a protocolos de buena praxis empresarial en la gestión de la privacidad, de vincularse con una cierta ética digital, que en definitiva concederá confianza, protección y seguridad a todos.

Y en esto contamos con la inestimable y pionera labor y avance de nuestra Agencia Estatal de Protección de Datos (AEPD) que ha promovido, lanzado e implementado en enero de 2021 un primer “Pacto Digital para la Protección de Datos” para las empresas y organizaciones que quieran comprometerse públicamente con estos principios tan elementales y fundamentales para todos. Espero que cada vez sean más las que se unan hasta hacerlo común en la vida empresarial y profesional de nuestro país.

Rafael Peñas

Legal & Tax Manager, DPO, AML & KYC

info@ethicorpgestion.com

www.ethicorpgestion.com

 

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