Conductas Compulsivas
¿Cuánto es suficiente?
Una de las preguntas que hago con mayor recurrencia a mis consultantes es: ¿cuánto es suficiente? Les cae como una bomba en la mayoría de los casos, tal vez porque cuestiona los límites propios, esos límites que para algunos es complicado determinar, sobre todo si se trata de situaciones de alta complejidad en la vida como relaciones conflictivas, adicciones, desequilibrios del estado de ánimo. Y es que parece fácil suponer que dicho límite es fácil de establecer, basta con declararlo y listo, pero en realidad es complejo, declararlo sería un primer paso, los pasos posteriores consisten en auto respeto y comunicarlos adecuadamente para que sean respetados.
Está claro que los límites personales los utilizamos mayormente para regular nuestras relaciones interpersonales, es decir, para establecer los límites que tenemos en la relación con los otros. Sin embargo, existen otros límites internos que determinan la relación que tenemos con nosotros mismos. Este tipo de límites son complejos en formación, análisis y restructuración, pero es importante hacer un esfuerzo por entenderlos para mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos y enfocar nuestra existencia hacia una realidad más positiva. Se van construyendo a largo de nuestra historia para establecer que lo que permitimos persista en nuestra realidad, así pues, aquellos que establecen límites internos demasiados rígidos tendrán una realidad rígida poco flexible, mientras que los que los que carecen de límites internos seguramente tendrán una realidad sin autocontrol o autorregulación.
La mejor ejemplificación de los límites internos son las conductas compulsivas, como las adicciones o conductas autodestructivas, quién se encuentra atado a ellas conoce en la mayoría de los casos las consecuencias que podría traerle el continuar con la conducta, pero aun así continúan con la compulsión.
¿Cuál es el verdadero motivo que imposibilita? ¿Qué es lo que realmente encadena? ¿Qué forma y características tienen esas cadenas auto sujetadas?
Consideremos dos situaciones que podrían dar respuesta a estas preguntas, la primera es la capacidad que tenemos para dimensionar nuestros problemas, damos atención inmediata a los síntomas sin tomar el tiempo necesario para analizar las posibles causas de dichos síntomas, consideremos a esos síntomas como el problema cuando en realidad son un signo del verdadero desequilibrio, el cual normalmente se encuentra oculto y requiere ser descubierto.
Lo que es importante es reconocer a la emoción oculta detrás de la conducta compulsiva,
es decir, la emoción que prevalece, que se siente incluso después del evento. Esa emoción tendrá distintos caminos para la expresión, una vez que se descubre deber permitirse el sentirla, escucharla, observar lo que trae consigo, así se facilita la modificación y adaptación para trascenderla.
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La segunda situación es que desde nuestra condición humana existe una inercia natural por la búsqueda de la sensación de tranquilidad y bienestar, así pues, un estado de relajación y quietud se convierte en un estado anhelado, mientras que uno de esfuerzo y frustración es un estado evitado. Sin embargo, son ambos necesarios para el equilibrio de la vida, pues en el esfuerzo se encuentra la retribución, en la frustración se despiertan las habilidades. La vida se compone de altos y bajos.
Esta dinámica de disfrute y frustración se encuentra inherente en las conductas compulsivas, pues normalmente dicha traen consigo una sensación temporal de alivio y liberación, reforzando con ello a la conducta como algo “positivo” a un nivel físico, mental e incluso emocional.
Es la búsqueda de la sensación de bienestar lo que motiva a realizar conductas que traerán alivio, aunque no entreguen soluciones.
Entonces la búsqueda de nuevas actividades que entreguen sensaciones similares de bienestar, alivio y estabilidad como el deporte, la música o el aprendizaje de cosas nuevas, facilita que la conducta compulsiva pierda energía al encontrar nuevas vías de relajación.
Lo más importante es hacer un autoanálisis profundo sobre los programas mentales y emocionales relacionados con aquello que nos aqueja, entender que detrás de los síntomas visibles existen causas invisibles que requieren ser descubiertas para poder trascenderse y que toda mejora requiere de un esfuerzo extra, requiere de retar límites, eliminar aquellos que no traen un verdadero beneficio e implementar nuevos que fomenten el crecimiento y el desarrollo interno. Aceptar que en ocasiones la búsqueda de respuestas o soluciones requiere de solicitar apoyo de nuestras personas cercanas e incluso de profesionales enfocados en la salud física, emocional, mental o espiritual.
La solución se encuentra en el problema mismo: analízalo, acéptalo y resignifícalo.
Recibe un abrazo.