El difícil arte de soltar
Para algunos resulta tan fácil y para otros un verdadero dolor de cabeza.
Te has dado cuenta de que existen personas que son capaces de soltar y dejar ir, incluso las cosas que aman profundamente, como si para ellos fuera muy sencillo desprenderse de sus apegos, podríamos pensar que son personas con pocos sentimientos o con poca capacidad de amar; lo cual en algunos casos puede ser cierto, sin embargo, existirán muchos otros que logran desapegarse de manera amorosa, conscientes de la libertad del otro, del bienestar propio y del hecho de que todo tiene un final. Pero ¿Por qué es tan complicado soltar? En esta ocasión nos enfocaremos y analizaremos a dos motivos, el primero es se activa el miedo por perder lo que tenemos o conocemos, ya sea positivo o negativo. El segundo es la incertidumbre (variante del miedo) por lo que vendrá, pues es claro que al dejar una situación o persona encontraremos nuevos caminos, los cuales podrían no ser tan favorables, se activa de manera automática la idea de pasar de lo malo a lo peor, dejamos de lado la posibilidad de que venga algo mejor.
El miedo por perder lo que se tiene (pareja, familia, trabajo, ciudad, etc.), se intensifica cuando nuestro vínculo emocional con lo que se pierde es fuerte, de tal manera que, a mayor vínculo, mayor complicación para soltar encontraremos. Podríamos decir incluso, que algunas personas no logran ser conscientes del daño que reciben debido a dicho vínculo, son capaces de soportar y continuar en relaciones que lastiman, que limitan o privan. ¿Qué los detiene? ¿Miedo? ¿Falta de confianza? ¿Falta de recursos? ¿Autoestima?. Cada caso es distinto, sin embargo, existen algunas coincidencias como el miedo que se siente por la separación.
Ahora bien, ¿Cómo saber si debo soltar?. La respuesta es bastante sencilla en realidad, puesto que el momento de soltar lo determinamos nosotros mismos, principalmente cuando es transgredida nuestra integridad (física, mental, emocional, económica, ambiental, etc.), también cuando nuestra realidad es desagradable, desconectados del disfrute y la felicidad, conectados con la fatiga, tristeza o mal humor, o simplemente porque nos sentimos estancados, como si la vida se detuviera sólo en ese conflicto actual.
Cada uno de nosotros establece los límites que considera necesarios para relacionarse, esos límites son nuestra responsabilidad, sobre todo cuando son transgredidos de manera continua. Y aunque puede ser que los motivos sean claros, decidir soltar puede ser amenazante, sobre todo si no se tiene un plan de acción y contención, por eso es importante considerar algunos aspectos antes de tomar la decisión, esto podría ayudar para que la ejecución resulte lo más favorable posible.
Lo primero es definir los motivos reales de “soltar”. Debemos preguntarnos: ¿Cuáles fueron las transgresiones que no pueden ser arregladas y/o perdonadas? ¿Existen aún aspectos positivos? Es importante identificar todos los motivos con el mayor detalle y objetividad posibles, puesto que, en algunas ocasiones después del balance entre lo bueno y lo malo pudiéramos encontrar solución, algunas otras solo confirmación de que debemos soltar.
Este es un paso que requiere total honestidad, valentía y autoconocimiento, puedo recomendarte realizar una lista de 3 columnas, en la primera escribe aquellas situaciones que te lastiman física, mental, emocionalmente etc., en la segunda escribe aquellas situaciones que te resultan desagradables y que atentan contra tu paz, por ejemplo, las reglas, prohibiciones, disfrute de situaciones y cosas. Para la tercera columna, escribe todos los aspectos de ti mismo que son desagradables para ti y que tienen origen, influencia y/o se maximizan con tu relación con ese “algo”. Cuando la tengas concluida, podrás tener visibilidad de la realidad actual y podrás tomar decisiones más objetivas.
Si después de hacer el análisis confirmas que debes accionar. Entonces es momento de generar un inventario de los recursos actuales y futuros, sobre todo cuando hablamos de soltar un empleo, un negocio o algo relacionado al aspecto laboral o económico, todos hemos escuchado la historia del “amigo de un amigo” que dejó su trabajo sin un buen ahorro o un plan de contención, terminando en una historia trágica de deudas y pagos eternos con nulo o poco ingreso. Conseguir los recursos faltantes para emprender un nuevo camino o tal vez la posibilidad de un nuevo empleo en corto tiempo, pueden ser asuntos a considerar en este punto.
Si, por el contrario, lo que dejamos es una relación afectiva debemos considerar cuáles son las conexiones afectivas con las que se cuenta, iniciando por la que tenemos con nosotros mismos, pues seremos nosotros quiénes impulsaremos el bienestar, pero también debemos buscar aquellos aliados que nos podrán acompañar durante el duelo y las dificultades que puedan surgir de la separación; pues créeme que los ratos amargos son más ligeros y llevaderos cuando se tiene una mano para apoyarnos.
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Por último, debemos ser conscientes de que vendrán cosas nuevas. Recordemos que cada decisión que tomamos siempre tendrá consecuencias que podemos considerar positivas y consecuencias que podríamos considerar como negativas, no importa cual haya sido nuestra decisión, todas trae consigo ambos resultados, depende de nosotros definir cuántas de esas consecuencias negativas estamos dispuestos a soportar o pagar con tal de disfrutar de positivas.
Cuando meditamos en las consecuencias, es más fácil considerar las positivas sobre todo al momento de buscar valor para la acción, puesto que son necesarias para motivarnos. Sin embargo, debemos tomar un tiempo para meditar sobre las consecuencias negativas tratando de identificar posibles escenarios; esto nos facilitará el encontrar soluciones preventivas para que nuestra experiencia de separación sea lo menos dolorosa posible.
Recuerda, somos responsables de nuestra salud mental, emocional y espiritual, es nuestro trabajo gestionar nuestro bienestar.
Si después de leer este artículo sigues con dudas, conflictos o dificultades para tomar decisiones. Te invito a darte el tiempo para hablar contigo, de manera honesta y en silencio, tú tienes las respuestas a tus verdaderos deseos. Si así lo consideras, siempre se puede buscar acompañamiento de algún experto o especialista en salud mental y emocional.
Recibe un abrazo.
Carlos Reyes
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