Consejos para la consulta psicológica I:

Consejos para la consulta psicológica I:



Es un hecho que existen diferentes y variadas formas o métodos de hacer clínica o psicoterapia, según sea el enfoque teórico del profesional que la realice y, también e igual de importante, según sea el caso y motivo de consulta o demanda terapéutica que la persona requiera. Sin embargo, considero que todos estos diferentes tipos de psicoterapia tienen fundamentos y puntos en común, los cuales iré exponiendo a través de estas cortas publicaciones. Estos tips o consejos los he ido aprendiendo o confirmando (cuando se trata de tesis de alguna de las teorías clásicas) durante mi quehacer cotidiano profesional y por lo tanto están basados en la experiencia. Todos ellos se encuentran relacionados, como se irá observando a través de los diferentes post:

Escucha Activa.

En primer lugar y como base fundamental de toda consulta psicológica eficaz se encuentra el saber escuchar. Esta habilidad de tener y/o desarrollar un oído atento, sensible a la singularidad de cada sujeto, es el canal directo a través del cual el terapeuta transmite en principio su ayuda profesional y es lo que en gran parte garantiza el éxito de un proceso psicológico.

Este saber escuchar es lo que le permite al terapeuta dar el primer paso para establecer la empatía con el cliente y que éste se abra y se sienta con la confianza necesaria para explayarse sobre sus asuntos, ya que, en última instancia, lo que se busca es que el o la cliente se escuchen a sí mismos y se den cuenta (insight) de que son ellos los que tienen la propia solución “en sus manos”.

Por lo tanto, es fundamental estar siempre atentos al relato de la o del cliente, y a menos que se trate de un caso especial, se debe aprender a no prestar atención a los distractores visuales habituales en la terapia y que en nada aportan a la resolución del proceso.

El escuchar bien es lo que permite “detectar” las “palabras clave” del discurso del cliente que reflejan los eventos, creencias y actitudes que lo mantienen con una calidad de vida y salud (mental, física) deteriorada. Por lo que es ésta la primera herramienta de la que se debe “echar mano” para tener una cercamiento que haga sentirse cómodas a las personas con las que trabajemos.

Un principio fundamental que en algunas ocasiones suele ser olvidado.

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