Consideraciones para elegir el mejor ERP para tu empresa
Si estás pensando en modernizar tu sistema de gestión empresarial o adquirir un ERP para optimizar los procesos operacionales, es importante prestar atención a diversos factores clave para seleccionar el mejor programa que se adapte a las necesidades específicas de tu negocio.
Y es vital porque esta elección va a tener un impacto directo en la productividad, la eficiencia y la toma de decisiones de tu empresa tanto actuales como las de un futuro a corto y medio plazo.
Es imprescindible antes de tomar la decisión tener una visión global de nuestras necesidades, contemplando la empresa como un ecosistema integrado y tener muy claro cuáles son las áreas sobre las que deseamos mejorar la gestión.
Debemos definir qué queremos conseguir con la implantación del nuevo ERP, el alcance del cambio que deseamos llevar a cabo, qué módulos son esenciales para tus operaciones diarias y los recursos y tiempos que debemos destinar a todo el proceso.
Preguntas como cuál es la actividad de tu empresa, el tamaño de la misma, si tienes requisitos normativos particulares, los procesos que quieres mejorar y que quieres conseguir con ello.
Por ello tienes que definir previamente objetivos concretos y medibles, como pueden ser la reducción de costes, mejorar la eficiencia en los procesos internos, la expansión a nuevos mercados o cualquier otro elemento de mejora de la productividad. Son estos los que tienen que guiar tu selección y ayudarte a medir el éxito en la elección.
Pero también debes proyectarte hacia el futuro, por lo que deberás analizar si el ERP tiene la capacidad de crecer a medida que cambian tus necesidades. La escalabilidad del sistema debe asegurar que evoluciona y crece a medida que lo haga tu empresa.
Si además dispones de otros sistemas operacionales, asegúrate que el ERP elegido se integra sin problemas con ellos, que elimina redundancias operativas y que se mejora la coherencia de los datos.
Y especialmente que responda a tus peculiaridades. Para ello el ERP debe ser lo suficientemente flexible y con capacidad de parametrización para ajustarse a tus procesos empresariales particulares, sin que te obligue a adaptarte a una estructura definida que coarte tu propio modelo.
Y por supuesto, necesitas definir claramente tu presupuesto de inversión en el nuevo ERP, considerando los costes totales, incluyendo licencias, implantación, mantenimiento y formación del personal necesario para obtener el máximo provecho del nuevo sistema.
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No te cases con el primer ERP que veas. Investiga detenidamente a los diferentes proveedores, su grado de experiencia en la industria, su tamaño, su capacidad de evolución tecnológica y funcional, su rapidez en incorporar los cambios normativos que se produzcan, y los servicios de mantenimiento y atención al cliente que pone a tu disposición.
De igual manera tienes que evaluar su solidez empresarial, su capacidad de cobertura, bien directa o a través de un canal de distribuidores certificados y si asegura revisiones y actualizaciones periódicas que mantengan el ERP a pleno rendimiento.
Y por último planifica cuidadosamente los plazos de implantación, minimizando los tiempos de inactividad que estos puedan suponer y que aseguren una transición suave del antiguo sistema al nuevo. Invierte tiempo en evaluar el proceso de implantación y en capacitar adecuadamente a tu equipo para maximizar el uso efectivo del nuevo ERP.
Una vez puesto en marcha evalúa constantemente su rendimiento en relación a los objetivos que te has marcado previamente.
La elección de un nuevo ERP es una decisión estratégica de calado. Una comprensión clara y objetiva de tus necesidades, objetivos y recursos te deben procurar una decisión informada que asegure la proyección de tu empresa a corto y largo plazo.
Todo ello debe procurarte una mejor eficiencia y productividad, así como una base sólida para el crecimiento y adaptación de tu negocio a un mercado en constante cambio y caracterizado por la incertidumbre.