"Convivencia escolar no hace nada: La tensión de abordar el conflicto sin perder el enfoque de derecho y formativo"
Los casos de convivencia escolar han cobrado relevancia en el contexto educativo, especialmente cuando las denuncias de apoderados llevan a la Superintendencia de Educación a intervenir en los colegios a través de mecanismos de revisión y, en algunos casos, sanciones. Sin embargo, la gestión de estos casos en las instituciones educativas resulta sumamente compleja. Este artículo explora los desafíos que enfrentan los colegios para gestionar adecuadamente los conflictos, en especial cuando estos tienen raíces históricas o familiares difíciles de resolver, y donde los roles de víctima y agresor no siempre están claramente definidos.
El Proceso de Gestión de Casos de Convivencia Escolar en los Colegios
En el manejo de casos de convivencia, los colegios deben abordar y gestionar situaciones de conflicto mediante protocolos establecidos, que involucran acciones de intervención, acompañamiento y, en última instancia, la protección de todos los estudiantes involucrados. Sin embargo, las circunstancias particulares de cada caso, así como el trasfondo histórico de ciertos conflictos, complican la resolución de estas situaciones. Muchas veces, las intervenciones deben ir más allá de una simple determinación de roles, requiriendo una exploración profunda para comprender los factores subyacentes que los generan.
Principios Rectores en la Gestión de Casos: Enfoque de Derechos y Enfoque Formativo
La gestión de casos en el ámbito de convivencia escolar está guiada por dos principios clave:
Estos enfoques, aunque necesarios, en ocasiones llevan a situaciones que la comunidad educativa puede percibir como injustas o difíciles de aceptar.
Situaciones Difíciles de Comprender y Aceptar en las Comunidades Educativas
En la práctica, la implementación de estos principios ha resultado en varias situaciones que son difíciles de aceptar para muchos miembros de la comunidad educativa, tales como:
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Percepciones de injusticia y desconfianza hacia el proceso de convivencia escolar
Estas situaciones generan percepciones de injusticia en la comunidad educativa, que se reflejan en dos sentimientos predominantes:
Estas percepciones pueden afectar la confianza de la comunidad en el sistema de convivencia escolar, dificultando la colaboración y el entendimiento mutuo entre todos los involucrados.
Limitaciones en la Implementación de Protocolos y Acciones de Acompañamiento
En un esfuerzo por intervenir y acompañar al estudiante identificado como agresor, los colegios suelen derivarlo a servicios de salud mental. Sin embargo, esta medida enfrenta varias limitaciones:
Consecuencias de la Lenta Resolución de los Casos en la Comunidad Educativa
La percepción de lentitud y falta de efectividad en el proceso crea una sensación de inseguridad entre las familias de las víctimas, quienes a menudo piensan que el colegio “permite la violencia” o que “a los estudiantes que se portan mal no les hacen nada” . Esta sensación de falta de control y justicia refuerza la idea de que la escuela no tiene el poder suficiente para manejar adecuadamente los conflictos.
Conclusión: La Necesidad de Mejorar la Comunicación y el Soporte en la Convivencia Escolar
Los desafíos y contradicciones en la gestión de casos de convivencia escolar destacan la necesidad de equilibrar el enfoque de derechos y el enfoque formativo para atender las expectativas de seguridad y justicia de la comunidad. Para fortalecer la confianza de las familias y de toda la comunidad educativa, es fundamental mejorar la comunicación sobre las medidas que se implementan y los tiempos necesarios para ver resultados. Además, resulta esencial contar con más recursos y apoyo en salud mental, lo que permitiría un proceso más efectivo y un abordaje más adecuado de los conflictos.
Gestor de Cultura Escolar, Orientador y Coach Educacional. relator en "democratizando saberes" crador de charlas, cursos
3 semanasEn mi opinión como encargado de convivencia, no se tiene claridad de los roles; convivencia no sanciona eso corresponde a inspectoría, de lo contrario los estudiantes perderán la confianza ganada con el equipo de convivencia
Doctor en Psicología. Psicólogo escolar. Investigador y Consultor en Salud Mental Escolar y Ciencias de Implementación. Conoce nuestro proyecto saludmentalescolar.cl
1 mesInteresante! Artículos como estos me hacen pensar en las funciones que todos los actores educativos tienen en torno a la "convivencia escolar" y de la necesidad de diferenciar fenómenos relacionales como clima de aula disruptivo, conflicto escolar, acoso escolar, delito de lesiones, robo con intimidación, abuso sexual, etc. Me deja pensando en que tal vez el problema no es que convivencia escolar no haga nada, es que tal vez quiere hacerlo todo.
Docente, Directora del Diplomado en Neurociencias Cognitivas de la Educación UDP. Realizo acompañamiento y relatorías a docentes y familias.
1 mesUn artículo muy útil para abrir el debate. Solo me llama la atención que cuando se habla de la mirada formativa es como si fuera contraria al aplicar sanciones. El reglamento escolar y las consecuencias que se plasman ahí, deben estar pensadas como formativas siempre, en el sentido de que se aplica para que el estudiante (y muchas veces sus familias) comprendan la relevancia de los hechos y busquen maneras de reparar o espacios de de reflexión, etc. Cuando se pide una carta de compromiso, cuando se cita a jornadas de reflexión después de horario, incluso las suspensiones de clases deben tener un fondo formativo porque su fin último es formar al sujeto. Por lo mismo estas siempre van de la mano con la conversación con la familia. Por otra parte, cuando se habla del agresor, es fundamental ponderar la gravedad de la agresion, la recurrencia y la etapa de desarrollo del estudiante. Si hablamos de un niño/a de 6-7 años creo difícil hablar de “agresor” a menos de que el caso sea muy particular. Es fundamental crear protocolos y reglamentos que puedan ser aplicados de manera rigurosa y efectiva y conocidos por todos los miembros de la comunidad para dar mayores garantías a los docentes y estudiantes. Gracias por instalar el tema.
Abogado, profesor y Encargado de Convivencia Escolar
1 mesBuen artículo! Creo que la solución a ello es hacer participes y responsables a los involucrados en las decisiones que se toman. Al establecer medidas formativas y/o disciplinarias es esencial considerar la opinión del docente que observó la conducta; siendo el Departamento de Convivencia Escolar claro en los límites del Reglamento. Por otra parte, creo interesante el desconocimiento que existe sobre las medidas de resguardo. Se puede separar temporalmente a los estudiantes mientras duran investigaciones sin necesidad de suspenderlos, buscando resguardar a la víctima y evitar la impunidad que señalas. Un abrazo!
Inspector General y Encargado de Convivencia Escolar
1 mesHola Robinson. Puedo compartir este artículo en una revista de convivencia del Colegio donde trabajo en Punta Arenas?