Costa Rica en Estado de Sitio
Una entidad político-militar se está extendiendo en el país con la complicidad del presidente en ejercicio, Luis Guillermo Solís.
Costa Rica es conocida mundialmente por su belleza natural, su población amable y protección de los recursos naturales. Incluso ha sido llamada la Suiza de América Central.
El país no ha tenido un ejército activo desde que se abolió hace más de medio siglo. Sin embargo, eso no quiere decir que Costa Rica sea un país impecable.
La nación centroamericana ha sido gobernada por oligarcas durante décadas, tal vez por casi un siglo. Tres familias se han enriquecido durante los últimos 35 años, a expensas de los contribuyentes costarricenses monopolizando sectores claves de la economía.
Paralelamente a la consolidación de la actividad económica en las manos de unos pocos individuos, los funcionarios del gobierno han estado vendiendo a la población al mejor postor por muchos años.
Costa Rica, como muchas otras naciones, ha estado en deuda con entidades internacionales como el FMI y el Banco Mundial, entre otros.
Los políticos han aumentado la deuda pública durante décadas como un medio de obtener apoyo popular durante las campañas políticas y en los últimos años, esta deuda ha financiado el incremento de actividades de inteligencia que han sido alentadas por los partidos políticos dominantes.
En este momento, Costa Rica está sitiada por las fuerzas estadounidenses, tanto em uniforme como en forma clandestina. Corporaciones estadounidenses han contratado agitadores para presionar al gobierno a adoptar todo, desde los falsos acuerdos de libre comercio a la militarización de la policía y la operación de entidades de inteligencia que operan en secreto, sin supervisión alguna.
En la versión de Costa Rica del siglo 21, el presidente títere no sabe lo que está pasando en los departamentos que se supone estar trabajando bajo su supervisión. Los funcionarios públicos pueden hacer lo que quieran, cuando quieran, con la complicidad del Congreso y la mayoría de los medios de comunicación, cuya ética y decencia han estado comprometidas por mucho tiempo.
Esta misma semana, el presidente Solís admitió que el Servicio de Inteligencia Nacional (DIS) funciona a la voluntad de su director, Mariano Figueres, el hermano del ex presidente José María Figueres y la actual Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Christiana Figueres Olsen.
La familia Figueres es una de las dos dinastías del país junto con la familia Calderón. Los ex presidentes José María Figueres y Rafael Ángel Calderón ya han estado bajo escrutinio legal por supuestas irregularidades en sus vidas privadas y públicas.
Mariano Figueres está ahora bajo la lupa después de haber proporcionado visas a un grupo de hombres sirios, que supuestamente están en el país para ayudar a la labor de los servicios de inteligencia. El descubrimiento de las acciones de Figueres causó un gran revuelo en Costa Rica por lo que los medios de comunicación locales han informado de ser la abismal falta de supervisión con que Figueres y la DIS operan.
Lo más sorprendente fue la declaración del presidente Solís en la que él admitió no saber nada sobre las visas otorgadas a los sirios. Solís explicó que Figueres y la DIS necesitan independencia para llevar a cabo su trabajo. En otras palabras, una agencia paramilitar es libre de hacer lo que su director considere oportuno y sin la más mínima supervisión del presidente o de cualquier otra persona.
La confesión fue hecha por el presidente en una declaración inusual y muy preocupante tras la adjudicación de visas por el director de la entidad, Mariano Figueres, a ocho sirios que supuestamente son expertos en terrorismo.
El presidente no fue informado sobre los procedimientos que dieron lugar a la concesión de las visas. Lo cual Solís etiquetó como absolutamente normal. "Dada la naturaleza de su trabajo, el DIS requiere altos niveles de discreción", dijo el presidente.
No es común escuchar este tipo de declaraciones de un mandatario que gobierna una nación democrática. Hasta en las dictaduras más cerradas, los gobernantes tienen pleno conocimiento de las acciones de sus funcionarios. Al parecer, los sirios fueron recomendados por los servicios secretos de algunos países amigos cuyos nombres son desconocidos.
En pocas palabras, y sin exageración, hay una organización de inteligencia operando en suelo costarricense bajo el mando de un hombre que no necesita la autorización del presidente o cualquier otra persona para tomar decisiones que afectan directamente a la seguridad del país. Esta es la misma definición de un seudo gobierno que opera en la sombra.
Figueres actúa sobre su mejor juicio y no comparte ninguna información con el presidente en asuntos de seguridad nacional, lo que crea un riesgo inaceptable para la seguridad nacional y las libertades civiles.
Es precisamente la violación de los derechos constitucionales lo que ha llevado a muchos costarricenses a preguntarse por qué el presidente da esta libertad a un hombre quien, en el pasado ha violado los derechos de los ciudadanos de manera indiscriminada. La aceptación del presidente de esta extraña "normalidad", en la que la DIS siempre ha operado en lo que parece ser un universo paralelo, bajo ninguna supervisión de la legislatura o el poder judicial tiene a muchos costarricenses preguntándose cómo la Suiza centroamericana se convirtió en una nación gobernada por corrió por organismos no democráticos.
Frente a los antecedentes cuestionables de la DIS y su potencial para el abuso, Costa Rica parece tener sólo una garantía vocal de confianza del presidente en la figura del director de la agencia. "Confío en el trabajo que ha hecho. Él tiene responsabilidades bien definidas", dijo el presidente.
Lo que los costarricenses bien informados están preguntandose es ¿cómo puede el Presidente estar tan seguro de que Figueres está haciendo 'lo correcto' si él mismo proclama la libertad de la DIS para actuar en secreto, cuando nadie sabe plenamente detalles sobre las actividades de la agencia? Pero más allá de esa contradicción, el país no puede aceptar la confianza otorgada por el presidente como una garantía del ejercicio correcto de funciones tan sensibles. De cualquier modo, el presidente debe saber que la responsabilidad final recae en si mismo.
Más allá de las acciones internas que puedan violar los derechos de los ciudadanos, las acciones llevadas a cabo por la DIS en el extranjero podrían perjudicar las relaciones del país con las naciones amigas, lo que podría dificultar la cooperación o crear conflictos agravantes con los gobiernos vecinos, tales como el de Nicaragua.
Por desgracia, no parece existir ninguna urgencia por parte del presidente para defender los derechos y libertades inherentes a la forma de vida costarricense. La prensa local informó cómo la DIS ha utilizado su poder ilimitado para vigilar ilegalmente a algunos ciudadanos, violando así sus derechos y libertades. En estos casos, el presidente no ha asumido su responsabilidad ante las graves violaciónes cometidas por la DIS.
La agencia ha participado en el seguimiento y la vigilancia de los costarricenses. Sus funcionarios han participado en graves irregularidades y las críticas han llovido desde diversos sectores de la sociedad, pero no desde la presidencia.
Ahora Costa Rica sabe que la DIS funciona sin ningún respeto a la Constitución y que el país está en un estado moderado de sitio. Los ciudadanos deben exigir al Congreso y al Presidente Solís el establecimiento de límites a lo que Figueres y la DIS pueden hacer. Es hora de que la DIS trabaje en el marco del Estado de Derecho, una práctica que es coherente con los valores democráticos costarricenses.