Coyuntura económica y política al 22/nov/2024

Coyuntura económica y política al 22/nov/2024

Enemigos íntimos

Las rupturas entre quienes ocupan los roles de Presidente y Vicepresidenta ya forman parte del folklore de la política argentina. La fractura expuesta de esta semana entre Javier Milei y Victoria Villarruel constituye un botón de muestra más.

Durante todo este primer año de gestión de La Libertad Avanza, las tensiones entre Milei y Villarruel tuvieron altibajos relativamente bien gestionados, sin que subiera el tono de la disputa. Pero esta semana el Presidente decidió en una entrevista poner todas las cartas sobre la mesa.

Que Victoria Villarruel no sea partícipe de las decisiones sobre el rumbo de esta gestión no es novedad ni algo que se espere como rol de quien ocupa la vicepresidencia. El quiebre está en ubicarla como parte o cercana del círculo rojo, de la casta a la cual Milei y todo el aparato oficial y paraestatal de comunicación remarcan incesantamente como el enemigo a elimina.

¿Es entonces, la enemiga interna definitiva? Ya mencionamos en distintas ocasiones en es espacio las notables diferencias sobre cómo entienden y deciden construir política Milei y Villarruel; por eso es también entendible -y era más que esperable- el quiebre. A eso se suman las inquinas personales entre miembros del Gobierno, algo esperable en un espacio muy nuevo en la política argentina, con poca experiencia y trabajo en equipo previos, y sin capacidades demostradas de liderazgo o dirigencia más allá de la del Presidente.

Planteado esto: ¿cómo va a operar de ahora en adelante la Vicepresidenta, marcada como parte del enorme universo al cual el mismo presidente desprecia y promueve combatir? Lo que ocurra, probablemente tarde en mostrarse públicamente: a Villarruel tampoco le conviene hoy ser hostil a un Presidente que además de traccionarla a ese cargo, sigue teniendo el apoyo de quienes también tienen una buena imagen de ella como política.

¿Cómo va a reordenarse el mapa de alianzas de cara a la instancia electoral legislativa del año próximo? La Vicepresidenta es más que consciente de que, además de ser la primera opción en un escenario drástico de crisis, tiene el respaldo institucional necesario para sostener gobernabilidad. Si juega las piezas con el timing acertado, posiblemente tenga mucho más para ganar en su proyección política

De depreciaciones y apreciaciones cambiarias

Desde 1975, Argentina es el país que más años de recesión ha tenido en todo el mundo, dejando en segundo lugar a la República Democrática del Congo. En estos 50 años, cambió cuatro veces de moneda de curso legal (peso Ley 18.188, peso argentino, austral y peso). Incluso el peso actual perdió valor desde que comenzó a circular en 1992: la inflación acumulada des entonces es de 191.000%, es decir que lo que costaba $ 10 en 1992 hoy vale $ 19.000.

A lo largo de estas cinco décadas se sucedieron no sólo crisis sino también saltos devaluatorios, que en general derivaron en aceleraciones inflacionarias que rápidamente carcomieron competitividad obtenida en esa suba del tipo de cambio. Cualquier empresa argentina sabe que una devaluación abrupta no es una señal para salir a ganar nuevos mercados; en todo caso, si ya está exportando, será un momento de ganancia extraordinaria en pesos hasta que el tipo de cambio real se acomode nuevamente.

Por ende, sea quien sea quien gestione la política económica argentina, debería tener muy en claro que no se gana competitividad devaluando. Una devaluación sólo sirve si es parte de una política mayor, que permita sostener el nuevo ambiente de negocios por un tiempo prolongado y generar una retroalimentación positiva con las expectativas del sector privado. De esto hablamos en informes anteriores, cuando destacamos que hoy en día una devaluación sólo tiene sentido si es parte de un levantamiento (parcial) de los controles cambiarios.

Argentina, 2024: la apreciación cambiaria está siendo acompañada por un ajuste fiscal monetario de magnitudes pocas veces vistas. De hecho el Gobierno de Milei llevó el desequilibrio acumulado en esas variables en años anteriores a un virtual equilibrio - más allá de artilugios contables como la capitalización de intereses de los nuevos bonos de deuda.

Como contracara, generó una recesión feroz (del 6% interanual en promedio para el año, para los sectores más orientados al mercado interno; y con severas caídas en los ingresos de los hogares), la imposibilidad de acumular Reservas Internacionales de manera robusta y la continuidad del cepo cambiario.

Pero esto requeriría cambios en la política económica que por ahora no están a la vista: principalmente, una política productiva que coordine las decisiones con el sector privado y por ende afiance un proceso de crecimiento sustentable.


Inicia sesión para ver o añadir un comentario.

Más artículos de EPyCA Consultores

Otros usuarios han visto

Ver temas