Creérnoslo

El Comercio, 29 de diciembre de 2021

Hay un montón de cosas que los asturianos hacemos bien. O muy bien. Y, sin embargo, no les damos ninguna importancia. Pero la tienen. Aunque solo sea para fomentar nuestra autoestima. Y ahora que acaba el año, permítanme esbozar un listado rápido y nada sistemático de todo eso en lo que destacamos: fabricamos, por ejemplo, todas las aspirinas del mundo; formamos, desde hace décadas, a los mejores MIR; operamos, con solvencia, millones de ojos; convivimos con especies endémicas como el oso; producimos quesos excepcionales; mantenemos vivos gremios medievales; inventamos caminos que formaron Europa; premiamos el talento internacional; plantamos cara a los invasores; conservamos nuestras tradiciones y sobrevivimos, más recientemente, a algunas de las élites políticas más mediocres que existen.

Y, a pesar de todo, algunos siguen empeñados en que no podemos salir adelante, definir nuestro futuro, o ni siquiera hacernos cargo de lo nuestro; porque todo nos queda grande. Gestionar nuestros propios ríos, por decir. Según algunos, eso no podemos permitírnoslo; así que es mejor que lo hagan otros. Mamá Estado, por ejemplo. O Europa. O la ONU. O yo qué sé quién: cualquiera menos nosotros, porque parece ser que a ellos no les cuesta. Y, bueno, algo de razón deben tener porque todo lo acaban pagando con nuestro dinero. 

¿O cuánto calculan que nos costó a los asturianos que el AVE llegara a Galicia? ¿De verdad piensan que no se hizo con nuestro dinero? ¿Y cuánto creen que nos seguirá costando que ese mismo AVE, treinta años después, siga sin llegar a Asturies? Desengáñense: nada es gratis; todo cuesta, y yo empiezo a estar bien harto de que -por no creérnoslo- no acabemos de gestionar lo nuestro. ¿No creen que podríamos hacerlo mucho mejor de cómo se hizo hasta ahora? ¿Los que gestionaron nuestras cercanías, nuestra minería o nuestro aeropuerto lo hicieron bien? ¿De verdad que, si les devolviéramos la sanidad, la enseñanza o todas las competencias que ya ejercemos nosotros, iban a hacerlo mucho mejor? 

Basta ya de complejos. Estamos negociando un nuevo Estatuto y tenemos que ser ambiciosos. Toca ponerse de acuerdo, ceder en lo accesorio y -ahora que ya pasó el día de los inocentes- dejar de escribir cartas a los Reyes magos de Oriente y empezar a pensar que los únicos que compramos los regalos somos nosotros: los padres y las madres de nuestro propio futuro. 

No son buenos tiempos. Nadie nos lo tiene que explicar. Lo sabemos bien: seguimos en pandemia y entendemos perfectamente que, como sociedad, demasiadas veces, nos equivocamos; hicimos lo correcto, lo que nos decían y, aún así, no nos hicieron caso. ¿Y por qué? Pues porque, insisto, nuestra desarrollo depende más de nosotros que de cualquier otro. Así que basta de echar balones fuera: este es nuestro país, esta es nuestra tierra, y nos toca a nosotros sacarla adelante. Y podemos hacerlo: a lo largo de nuestra historia ya sobrevivimos a muchas cosas y cuatro prejuicios, tres cosmopaletos o dos malos burócratas no van a poder con nosotros. 

Toca ponernos de acuerdo para salir adelante. Juntos. Peleando por lo mucho que nos une y no por lo poco que nos separa. Iniciando una etapa nueva en nuestra historia. Superando, por ejemplo, la cultura de la toneladona. Enterrando complejos. Emprendiendo. Dignificando el trabajo. Prosperando para que nuestros hijos no tengan que escapar de esta tierra a construir su futuro. Y permitiendo que puedan volver a casa -por tierra, mar o aire- sin tener que llorar por ello. Premiando a los que lo hacen bien. Reconociendo el potencial que tenemos en casa. Asumiendo nuestras propias responsabilidades. Apostando por lo nuestro. Creyéndonoslo.