NO CREAS EN LA SUERTE

Hay personas que miran desde el jardín vecino y piensan y dicen: “¡qué suerte!” Mientras de sus mentes surgen pensamientos donde sin razón te ganaste una promoción, sacaste tus títulos universitarios, te hacen un reconocimiento o te ganas un premio.

No existe la suerte, es más, se dice que “un golpe de suerte es una paliza de disciplina”. Las personas suertudas suelen entrenar los 365 días del año, ser constantes, tener un objetivo claro y planifican los pasos para llegar a eso.

La mitad de mi vida la he pasado con mi compañero – marido y no por suerte. Un día determiné que era muy feliz conmigo misma cuando estaba a su lado, que nuestras diferencias eran enormes, pero complementarias. Que su racionalidad me ataba a un cable a tierra, mientras yo más volátil y creativa soñaba despierta… pero un día se alejó y parecía que nuestros caminos no volverían a encontrarse. Lo fui a buscar, él estaba detrás de la reja de su casa y no hubo forma que se acercara, entonces le dije que habláramos así -él de un lado de la reja y yo del otro- para continuar diciéndole que proyectaba mi vida con él, que para mí esto no era un juego y que le daba poco tiempo para definir “si sí o si no”, pero nada a medias.

¿Podría no haberme resultado? ¡Claro que sí! Pero al menos no había forma de cuestionarme el porqué no lo había intentado. Y así he ido y venido intentando muchas fórmulas, donde el 80% no resulta y, el otro 20% pavimenta el camino hacia lo que he determinado.

¿Sabes quién / cómo quieres ser?

¿Eres coherente con esa visión?

¿Sabes qué acciones tomas todos los días para llegar a ello?

¿Te acuestas tranquilo por las noches pensando que hiciste lo correcto?

¿Cómo medirás el proceso para decir: “logré mi objetivo”?

Cuando “comulgas” contigo mismo y te conectas con tu esencia es más simple, hay menor gasto de energía, mayor coherencia y dibujando un camino hacia el objetivo, la claridad te marca. La ansiedad se calma con la certeza.

Cuando defines tu propio objetivo te movilizas, vives con más pasión y tienes ganas del logro, cuando te lo imponen, generalmente, hay menos compromiso.

Nadie dijo que era simple, porque es un entrenamiento que dura toda tu vida. Implica que te hagas cargo, que te autogestiones y te midas. Y así cada vez que te acercas a una meta, tu cuerpo recibe un “shot” de dopamina.

Como seres humanos buscamos instancias de felicidad, golpes de emociones de 30 a 60 segundos que desaparecen igual que la pena, la culpa, la rabia.

Vivir conscientes de nosotros mismos es muy diferente a vivir de la apariencia de ser lo que no somos, a veces caminas cuesta arriba, pero nos moviliza intentarlo cuando ya nos embarcamos en este camino.

La suerte se construye -igual que los momentos felices- de esfuerzo y coherencia. Maneja lo que depende de ti, traza tu camino. Que tu objetivo sea trascendente e inmaterial, “las cosas” nunca serán suficiente ni llenarán tu alma.

Reflexiona, haz la pausa. ¿Y a ti, qué te hace feliz? Hazte la pregunta y empieza a construir tu camino consciente.