Creatividad: la base para seducir a los usuarios finales

Creatividad: la base para seducir a los usuarios finales


La capacidad de pensar fuera de la caja, de mirar las cosas de manera divergente, de conectar dos elementos en apariencia inconexos, de encontrar nuevas ideas, de abordar un conflicto de manera ingeniosa, de inventar un objeto inexistente o de resolver problemas de una manera diferente con herramientas ya conocidas. Una paradoja: la creatividad se define de muchas maneras, de acuerdo a cuán creativo sea quien la enuncia.

 

Las empresas demandan cada vez más creatividad, ya sea para generar mejores experiencias en los clientes, para construir procesos más productivos, para facilitar el día a día de los colaboradores, para repensar los modelos de negocios, para lanzar productos y servicios innovadores (también para mejorar la calidad y las prestaciones de los ya existentes), para desplegar estrategias sostenibles o para mantenerse competitivas y atractivas en un contexto que cambia a toda velocidad.

 

De nuevo la paradoja: los límites de para qué puede utilizarse la creatividad dentro de una organización, los pone la creatividad de todos sus integrantes en general y de sus líderes en particular.

 

Una de las aplicaciones clave de la creatividad es mejorar el diseño de los productos para que los usuarios puedan adoptarlos de manera amigable, sencilla y hasta placentera.

 

Para eso, uno de los secretos es armar equipos de trabajo diversos en los que los diferentes miembros aporten distintas experiencias, perspectivas e intereses y, al mismo tiempo, representen un espectro amplio del conjunto de usuarios finales.

 

¿Puede fomentarse la creatividad dentro de la organización? Por supuesto que sí. No solo eso: debe hacerse, ya que su aparición no se produce por un elemento mágico ni por un golpe de suerte. Y si bien es cierto que hay personas que son creativas por naturaleza, también se trata de una habilidad que puede desarrollarse.

 

Es esencial generar el ambiente que fomente la creatividad. Esto implica que todas las voces sean escuchadas -nunca se sabe dónde ni cuándo puede surgir la mejor idea-, fomentar la confianza y la autonomía para que los colaboradores tengan la libertad de movimiento suficiente y estimular la prueba y el error: solo las personas que saben que la equivocación es parte del proceso de aprendizaje y no una razón para ser penalizadas son capaces de expresar su pensamiento con libertad.

 

La comunicación juega un rol clave, incluyendo la creación de espacios de intercambio y de reflexión, el uso de herramientas colaborativas donde todos puedan hacer sus aportes y una bajada clara de cuáles son los propósitos que se persiguen. También es fundamental la motivación: es muy importante que se reconozcan y se recompensen los logros. En contraposición, la urgencia suele debilitar el poder creativo: se trata de un proceso que requiere de tiempo para arrojar sus mejores resultados.

 

Una empresa creativa activa un círculo virtuoso: mantiene colaboradores más satisfechos, debido a que enfrentan nuevos desafíos cada día, que generan productos y servicios cada vez mejores, lo que a su vez incrementa la lealtad de los clientes.s        
Daniel Felipe Saldarriaga Cadena

Product Sales Manager, construyendo transformación digital a partir de la estructuración, consolidación y socialización de soluciones integrales para el datacenter.

2 años

La creatividad como habilidad blanda trasversal a cualquier área del conocimiento, en este caso como habilitador para soluciones de valor.

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