CRISIS
Esta semana Reuters informó que el Deutsche Bank (DB) acordó resolver ya las demandas que tenía en su contra en Estados Unidos, por conspirar –junto con otros bancos- para manipular los precios referenciales del oro y la plata. Dicho de otro modo, ha admitido su culpabilidad y ahora procederá a indemnizar a los quejosos, pues la manipulación los habría hecho perder millones de dólares.
El antecedente se remonta a 2014 cuando un grupo de traders presentó en Nueva York la demanda contra los bancos que establecían los viejos precios “fix” londinenses.
Los demandados fueron Société Générale (SG), Barclays, Scotiabank, HSBC y DB. Los inversores involucrados negociaron con oro, sus futuros, opciones y otros derivados desde 2004. Cuando se presentó la demanda tanto el DB y como SG desestimaron los cargos y anunciaron que se defenderían “vigorosamente”. El primero ya dobló las manos.
Aunque los detalles no fueron revelados, DB hará “pagos monetarios” y se comprometió a ayudar a los demandantes contra los otros acusados. La propuesta del banco alemán se dio a conocer el miércoles para el caso de la plata, y el jueves, para el del oro. Ahora hace falta que la juez de distrito Valerie Caproni la apruebe.
Con esto queda más que claro –por si había todavía alguien con dudas- que los mercados de metales preciosos monetarios, son manipulados de forma artera.
Hay tanto razones cortoplacistas que tienen el ánimo de realizar ganancias de capital, como de fondo. Estas últimas son las más importantes, pues de lo que tratan, es de dar apariencia de fortaleza al sistema monetario de dinero de papel basado en el dólar.
¿Por qué? Porque el oro es el “sol” del sistema monetario, dinero real alrededor del cual gira el precio de todas las monedas de papel y en general, de las mercancías.
En este espacio hemos explicado muchas veces cómo y por qué es que el libre actuar de las personas en el mercado a lo largo de la historia de la humanidad, seleccionó a estas dos materias primas –el oro y la plata-, como el dinero por excelencia.
Por ello es cuestión de vida o muerte para el sistema del dólar que el “precio” del oro se mantenga lo más deprimido posible, pues de lo contrario, una acelerada devaluación frente al rey de los metales lo condenaría al rechazo universal.
Dicho de otro modo, si y cuando el precio del oro en dólares se dispare, el billete verde será repudiado como la divisa de reserva global.
El oro es un extintor de deudas porque es un pago en sí mismo, LA MERCANCÍA dinero.
El dólar, en cambio, es una promesa de pago. Nadie quiere los dólares per se, sino porque con ellos se puede adquirir casi cualquier cosa en el mercado. Para liquidar esa deuda los billetes deben ser canjeados por algo.
Pero el mundo en lugar de seguir una senda de crecimiento sostenible, continúa apostando por expandir la deuda como “base” para ello. Dado que la deuda no puede crecer al infinito porque tarde o temprano se tiene que pagar, toda expansión que depende del crédito termina por colapsar cuando los impagos comienzan. La burbuja, en ese momento, ha reventado.
Los perdedores son quienes tienen dinero de papel que pierde valor, un daño que no sufren los tenedores de oro, que ante la crisis, se valoriza aún más.
Así que esta admisión de culpas que ha hecho el Deutsche Bank, es menos que la punta del iceberg de la manipulación del precio del oro.
Por los motivos aquí expuestos, incluso la “mano negra” que se da tras bambalinas (a cargo sobre todo de la Reserva Federal estadounidense) para deprimir las cotizaciones de los metales preciosos, terminará por la fuerza. El mercado empujará un cambio de paradigma.
Debido a eso países no alineados como Rusia o China siguen a nivel de sus bancos centrales y de sus ciudadanos acumulando grandes cantidades de oro. Todos deberíamos imitarlos. Poco importa si llega pronto o no, el fin de la era del dólar será un shock que sortearán mejor los que tengan en sus manos oro y plata físicos. La última manipulación también llegará a su fin.