¿Cuál es el tratamiento óptimo para pacientes con insuficiencia cardíaca?
La insuficiencia cardíaca representa el destino final de muchas patologías cardíacas. De este modo, la hipertensión arterial, la enfermedad coronaria, las enfermedades valvulares, la obesidad y muchas otras entidades, pueden determinar la aparición de insuficiencia cardíaca. Dentro del cuadro de insuficiencia cardíaca se definen tres llamados fenotipos:
Estos tres fenotipos representan distintos patrones o modelos que tienen tratamientos y evolución clínica diferentes.
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Los fenotipos con función ventricular preservada o levemente reducida, son más frecuentes en mujeres, en obesos y en personas con apnea del sueño. Es central hacer el diagnóstico correcto (que incluye estudios para verificarlo) e iniciar medidas que corrijan la obesidad, los trastornos del sueño y los factores de riesgo que pudieran estar presentes (fundamentalmente hipertensión arterial y diabetes). Los fármacos que han probado mejorar este tipo de patrones son los diuréticos, los inhibidores de SGLT2 (glifozinas) y más recientemente, los agonistas GLP1 (semaglutide).
El tercer fenotipo, con función ventricular reducida es el de pronóstico más serio y es crucial ser lo más estricto posible con la restricción de sal (y cosas saladas) en la dieta. Adicionalmente, este tercer fenotipo tiene indicación probada del uso de los llamados cuatro fantásticos: beta-bloqueantes (bisoprolol, carvedilol o metoprolol), inhibidores de la aldosterona (espironolactona o eplerenona), glifozinas (que tienen evidencia también en los otros dos fenotipos) y el sacubitrilo-valsartan. Estos fármacos deben adicionarse de ser posible en un lapso corto de tiempo y titularse y mantenerse en las dosis sugeridas por la evidencia científica. Si la función ventricular izquierda se encuentra severamente reducida (por debajo del 35%), está indicada la colocación de un dispositivo llamado cardiodesfibrilador implantable, capaz de solucionar la aparición de una arritmia compleja eventualmente fatal.
En los tres fenotipos clínicos, el ejercicio regular, de intensidad moderada (30 minutos diarios) ha demostrado mejoría de los síntomas y reducción de los eventos cardiovasculares futuros.