¿Cuánto deben pesar las calificaciones?

¿Cuánto deben pesar las calificaciones?

Uno de los traumas más comunes que he visto en los jóvenes está ligado a las calificaciones que obtienen y lo que estas –aparentemente– representan. Fui parte de la estadística, cualquier evaluación por debajo de un 9 representaba una mediocridad para mi sacrosanta madre. Llegando a la universidad cambió mi perspectiva de la vida y de las calificaciones.

La promesa era que las buenas calificaciones me abrirían las puertas a un mejor futuro, oportunidades, empleo y la realidad es que, fuera del estrés sufrido, no vi mayor diferencia entre mis oportunidades y las de otros.

Es más, aquellos que tenían calificaciones más bajas que las mías, pero tenían otras competencias desarrolladas, como habilidades sociales, les iba mejor.

Incluso para el tema de los posgrados, una calificación medianamente buena, como un 8, es bastante atractiva. La única vez en la que creo que mis calificaciones han sido parte relevante de un algo fue para la aplicación a un doctorado en Alemania (porque no recibí feedback). Pero a mis casi 40, y con las experiencia acumulada es que pesa más la experiencia, actitud, visión y empuje. Las calificaciones miden algo, pero en nuestro presente pueden ser bastante miopes.

¿Qué muestran las calificaciones?

En una tabla alfanúmerica, las calificaciones muestran el supuesto nivel de conocimiento y pericia sobre un tema. Lamentablemente, nuestro sistema educativo premia la memorización por encima de la aplicabilidad. Ver altas calificaciones de kinder a prepa solo muestra retentiva. Calificaciones en cuartiles altos en grados universitarios pueden mostrar dominio sobre un tema, pero en muchas ocasiones, solo es un inventario de datos y muy poca experiencia útil.

Ahora se empieza a trabajar con un sistema de evaluación de aprendizaje por medio de evidencias, basado en experiencias, que potencien la aplicación. El tema es que para esto, hay que hacer un trabajo sesudo y muchos, pero muchos docentes, no se esfuerzan en guiar al estudiante en su proceso mental para que vea la relación entre el fenómeno A y el H es porque puede aplicar B. Es más fácil fomentar la memoria que el pensamiento crítico.

El otro tema de este tipo de evaluación (por evidencias y prácticas) es el desarrollo de un rúbrica que también requiere de tiempo, calma y transparencia. Una calificación de este tipo, podría aproximarse más a la realidad, pero debe entonces estar bien cimentada y aún así, es probable que se quede corta.

Un último ejemplo

En el mundo real, cuando trabajamos, tenemos apoyos y soportes. Sí, con las opciones que tenemos dentro de nuestra cabeza sucede la magia, pero si por alguna razón no tenemos certeza de un tema, podemos apoyo para llegar a la solución. ¿Por qué al momento de presentar un problema al alumno, no permitimos que busque otro soporte? De leer, investigar, tomar opciones, viene las oportunidades y las grandes ideas.

Las calificaciones son, en muchos niveles, una muestra de un sistema que premia la repetición por encima de la creatividad y libre pensamiento. En un mundo en el que la redundancia se premia cada vez menos, deberíamos explorar opciones para evaluar y no dejarnos guiar solo por un número poco flexible.



Michelle M.

Brand Development Manager | F&B & Corporate Licensing | MX & LATAM

2 años

¡Gran artículo! Totalmente de acuerdo.

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