Cuando la selva se convierte en agro (o ni eso)
Una investigación internacional, realizada con la colaboración de especialistas brasileños, mapeó la cantidad de monte tropical que se convierte en producción agropecuaria. Y el resultado fue sorprendente.
El estudio concluye en que al menos el 90% de la presión deforestadora de selvas tropicales es causada, de forma directa o indirecta, por la actividad agropecuaria… y que se convierte en producción entre el 45% y el 65% del total de las áreas abiertas. El trabajo fue publicado en la revista científica Science, firmado por algunos de los principales especialistas mundiales en deforestación. Se titula, en castellano, “Descifrar los números por detrás de la deforestación tropical impulsada por la agricultura”.
Estimaciones anteriores sobre cuánta selva se convirtió en tierras agrícolas variaron de 4,3 a 9,6 millones de hectáreas por año entre 2011 y 2015. Los nuevos descubrimientos reducen el intervalo para 6,4 a 8,8 millones.
MapBiomas, una red colaborativa brasileira formada por ONGs, universidades y startups de tecnología, colaboró con el estudio, cediendo su base de datos. Su coordinador general y uno de los autores del artículo, Tasso Azevedo, dijo que “lo que más sorprende es descubrir que, prácticamente, la mitad del área deforestada acaba no convirtiéndose en área de producción agropecuaria”. Azevedo cita que, muchas veces, las áreas desmatadas no son técnicamente aptas para la agropecuaria y son abandonadas; también que la deforestación puede agotar el suelo y llevar al abandono del área, y hay casos en que se deforesta sólo para la especulación inmobiliaria. Y existen también casos en que se desmata un área con fuego y las llamas escapan para la selva, degradando áreas que no son adecuadas para uso agrícola.
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El estudio de Science apunta también que la mayor parte de las áreas desmatadas para la producción agropecuaria está ligada a pasturas, soja y aceite de palma (dendê). Según Azevedo, la pecuaria, principalmente en América Latina, es el principal vector. “Pero mientras el promedio mundial de porcentaje de la ganadería en las áreas convertidas es del 50%, en Brasil está por encima del 75%... y muchas de las áreas convertidas son de baja productividad, con menos de una cabeza por hectárea". Propone “avanzar en la trazabilidad de la pecuaria y usar las prácticas de la agricultura de bajo carbono, para producir más carne en menos tierra. Así, no será preciso aumentar la deforestación y se pueden usar las tierras de pecuaria con baja productividad para uso agrícola más intenso o para restaurar los biomas en las áreas más frágiles, como las franjas de la Amazonia.”
También se constató que el 80% de los productos asociados a la deforestación en Brasil son de consumo interno, con menos impacto internacional. Por eso, dice Azevedo, es preciso fortalecer las políticas para incluir a todos los productores y no sólo a los que exportan.
(Fuente: Eliane Silva, Globo Rural)