CUERPO y MENTE. Un modelo dual caduco
El concepto de dualidad cuerpo - mente esta bastante generalizado.
Tendemos a dirigirnos al cuerpo como “nuestro cuerpo” como fuéramos una entidad (mente) externa al organismo, que de hecho lo posee (es decir, el cuerpo sería una pertenencia o posesión de la mente).
Sin embargo, el estado actual de conocimientos no permite sustentar esta perspectiva dual.
Aun el concepto de mente como la suma de las funciones del sistema nervioso central es inadecuado, porque implica que el sistema nervioso central es una estructura aislada del resto del organismo.
No existe alguna estructura anatómica que justifique que el cerebro actúa solo y de manera independiente. Incluso la barrera hematoencefálica, una estructura histológica que separa al sistema nervioso central (en particular a las neuronas) del flujo sanguíneo general, no es continua. Existen áreas del cerebro que carecen de ella y permiten al sistema nervioso central monitorizar el estado metabólico sistémico (por ejemplo, los niveles de glucosa, o el balance energético global).
El síndrome confusional agudo o “delirium”, un estado de confusión mental secundario a alteraciones metabólicas sistémicas (por ejemplo, alguna intoxicación, insuficiencia renal o hepática, entre muchos otros), es un ejemplo muy claro, aunque extremo, de que el funcionamiento del sistema nervioso central esta influenciado por el estado metabólico general.
Se ha descrito por ejemplo que la administración de ghrelina, una hormona que produce el estómago vacío, a sujetos en balance energético (sin hambre) es capaz de producir cambios en la cognición y en la conducta; por ejemplo, el atribuirles un mayor valor económico a los alimentos, comparado con sujetos sin hambre, a los que no se les ha administrado dicha hormona.
Lo anterior es un ejemplo de cómo, una sustancia producida fuera del sistema nervioso central es capaz influir en aquello que denominamos “mente”. Muchos otros reguladores metabólicos sistémicos tienen un impacto mas o menos definido sobre el funcionamiento del sistema nervioso central (y por tanto de la mente).
Esto es particularmente importante en los Trastornos de la Conducta Alimentaria, en los cuales las conductas características de la enfermedad tienen un impacto directo en el estado nutricional y metabólico.
En el caso de la Anorexia Nervosa, por ejemplo, sabemos que la gravedad de la desnutrición se correlaciona linealmente con acentuación de la psicopatología. La implicación de esto es que la re nutrición en si misma mejora algunos de los aspectos de la enfermedad.
Como conclusión de lo anterior: la mente, como función, no es un producto exclusivo del cerebro, sino del organismo en su totalidad, que además no es nuestro organismo o nuestro cuerpo, somos nosotros materialmente.