Día Internacional Tartamudez
“Pensé en suicidarme por mi tartamudez, pero no tuve valor. Ahora me alegro; ya no me callo”
Hoy, 22 de octubre, es el Día Internacional de la Tartamudez y el lema elegido este año es “Yo no me callo“.
Según la Fundación Española de la Tartamudez (Fundación TTM), afecta a más de 70 millones de personas en todo el mundo, casi 500.000 en España.
¿Qué es la Tartamudez?
Es una dificultad que afecta a la fluidez en la forma de hablar: la persona sabe lo que quiere decir pero no es capaz o le resulta muy complicado. Esto provoca que tenga interrupciones en su diálogo, llamadas disritmias o disfluencias.
Suele iniciarse en la infancia, habitualmente entre los 2 y 5 años, siendo más frecuente en los hombres que en las mujeres.
En el discurso de la persona que tartamudea aparecen repeticiones, prolongaciones o pausas anormales de sonidos y sílabas. También puede haber movimientos faciales o corporales inusuales asociados con el esfuerzo de hablar.
Según la Fundación Española de la Tartamudez (Fundación TTM), su vida se ve marcada por otras dificultades: más del 80% sufren o han sufrido acoso escolar, muy pocos reciben tratamiento en la sanidad pública, y en adultos, el 80% tiene complicado acceder a un puesto de trabajo debido a los prejuicios.
Lo cierto es que la tartamudez no es una enfermedad y las personas son tan inteligentes como aquellas que no presentan dificultades al hablar, como ellos mismos dicen, solamente necesitan un poco más de tiempo para poder expresar su mensaje.
¿Cómo se detecta la Tartamudez?
Identificar este trastorno puede parecer sencillo, pero lo cierto es que existen características del habla de la persona que tartamudea que no se detectan de una manera tan fácil.
Durante la evaluación, realizada por un logopeda, se observa el número y tipo de disfluencias (interrupciones), además de cómo la persona reacciona ante ellas y las sobrelleva. A continuación, se analiza toda la información recopilada sobre la persona para determinar si existe un trastorno de la fluidez y, si existe, determinar la medida en que afecta a su capacidad para llevar a cabo las actividades diarias o participar en las mismas.
En el caso de los/as niños/as, es importante predecir si existe la probabilidad de que continúen tartamudeando. Para ello, en la evaluación se incluyen varias pruebas, observaciones y entrevistas encaminadas a este objetivo. La atención temprana ayuda a evitar que el problema se afiance.
En cuanto a la evaluación de los adultos, esta incluiría pruebas, observaciones y entrevistas que ayuden a determinar la gravedad del trastorno.
¿Cómo intervenimos ante la Tartamudez?
Desde la logopedia, la intervención se dirige principalmente a enseñar a la persona unas destrezas o comportamientos específicos que le ayuden a obtener una mejor comunicación oral, por ejemplo, controlando el ritmo y la velocidad a la que hablan.
En el caso de los/as niños/as, juega un gran papel la familia: se les proporcionan pautas para orientarlos ante las dificultades de su hijo/a, para practicar de forma diaria mediante estrategias que le ayuden a mejorar su fluidez, para aumentar su autonomía y para ayudarle también a mejorar sus recursos de interacción social.
Desde la psicología, la intervención se centra en fomentar los recursos y herramientas necesarias para convivir de una forma más adaptativa con la Tartamudez, ayudándole a eliminar la ansiedad, reforzando la autoestima y su seguridad para hacer frente a situaciones que le generan gran malestar, así como también en las habilidades sociales. La Tartamudez se acentúa ante situaciones de estrés, de ahí la importancia del papel del psicólogo.
En Sinergia | Centro de Innovación Terapéutica, realizamos una intervención totalmente personalizada y multidisciplinar, uniendo la logopedia y la psicología para llevar a cabo un tratamiento eficaz.
“Cuando habléis con alguien con tartamudez, actuad normal. No nos acabéis la frase, ni nos digáis que no nos pongamos nerviosos. No lo estamos. Sólo tardamos un poco más en hablar. Gracias”.