¿Dónde está Dios en mis neuronas?
Siempre me consideré una persona espiritual y religiosa y es una parte de mi que me gusta mucho. Nací y crecí en una familia católica, de tradición apostólica romana. Fui y me considero parte de la Iglesia, aún con mis propios argumentos, pensamientos y decires contrarios a su doctrina sobre una diversidad de temas. Soy parte, pero no me siento para nada ajena a los cuestionamientos.
Más allá de la religión, en los últimos años leí y me formé mucho sobre neurociencia y empecé a sentir que aprender sobre el funcionamiento del cerebro me alejaba un poco de la parte espiritual (me cuesta hasta definir un tiempo verbal para redactar, es pasado y presente mezclado en un sólo tiempo.). Mejor dicho: encuentro causas, explicaciones y razones de ser a puntos que atribuía sólo espirituales y como parte de un "conjunto separado". Como me hubiera yo misma pinchado el globo de la ilusión explicando la religión neurológicamente, como si no fuera más que el resultado del funcionamiento del órgano. No hay Dios, son neuronas.
Me es raro de explicar, pero empecé a sentir como si todo eso me fuera “sacando un poco los colores y haciendo más gris la realidad”. Como si esa especie de sinestesia que permite “sentir con colores” la vida desde un plano más espiritual se me empezaba un poco a escurrir de las manos.
La espiritualidad (creo que hablo por todxs lxs que la vivimos) es increíblemente esperanzadora, y por ende, iluminadora. Más allá de la religión, lo espiritual se siente luminoso y cálido. Al menos yo lo siento así. Siento mucho amor, realmente mucho. Me conmueve y me encanta sentirme así, es como un generador propio de calidez, una mezcla de amor y hogar. Emborrachamiento de serotonina en las neuronas. Pero sentía que se me “estaba yendo” por encontrar respuestas venidas de MRI, scanners y pruebas de laboratorio que explican conexiones neuronales que resultan en una proyección de Dios. Como una especie de desanimo.
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Pero (gracias Dios por los peros*) me resulta increíble que, en el tiempo que fui transitando esto, voy encontrando libros que hablan de espiritualidad y la plantean desde una “inexplicable” neurociencia. Siento que, de alguna manera, vienen a traer otros argumentos que me contrarresta aquel que dice que “la espiritualidad no es solamente una respuesta necesaria a la existencia y nacida de sesgos cognitivos”. Como si me vinieran a salvar al fe.
A la suerte de Hegel y su “tesis- antítesis y síntesis”, voy encontrando más argumentos para contestarme y volver a creer en la espiritualidad.
No se cuál es esa síntesis aún, sigo leyendo, pero por lo menos tengo tesis y antítesis para rato.