Dark: la mejor serie del año

Netflix resulta imparable, afortunadamente. Es un imperio que no cesa, por el contrario, está retroalimentándose sistemática y progresivamente, como una colosal máquina casi perfecta. Digo casi porque ni los barullos mediáticos (el escándalo sexual Spacey), ni ciertos fracasos financieros y de audiencia (Gypsy, The get down, Girlboss), han podido adormilar al mastodonte.

La incubadora creativa no ha dado tregua y la proyección es altamente prometedora. El futuro está en esas mentes creativas que no dejan de parir ideas para transformarlas en materia que refundan la teoría de que las ficciones gozan de vigorosa salud. Este año, los seriéfilos irremisibles hemos asistido a un festín romano: profuso, épico y para todos los gustos. En materia de series, la cosa no pudo acabar mejor este 2017. En un contexto tan próspero, debo rendirle tributo a la que considero la mejor serie de la temporada: Dark.

No se parece a Stranger things, es mucho mejor.        

Muchos críticos y usuarios ansiosos, nostálgicos ochenteros, se han empeñado en comparar Dark con Stranger things. Gran error, porque hay poco de una en la otra. Me atrevo a decirlo: Dark es lisa y llanamente mucho mejor. Que ambas series aborden algún tópico argumental como línea para su desarrollo narrativo, no las hace comparables. En Dark (la primera serie alemana para la plataforma streaming) todo es hipnótico, tentador, oscuramente enrevesado, adherido a un misterio apabullante. El primer capítulo es una gozada y me ha parecido el mejor arranque de una serie en mucho tiempo. Y no se queda en eso. Arranca, empuja y sacude. Pero hasta aquí llego sin caer en ningún spoiler. No he podido evitarlo, me he rendido a la magnética belleza estética de la ficción germana. Un thriller de ciencia ficción que tiene tanto de realidad que es capaz de ponerte los pelos de punta. Es que en la forma y en el fondo, Dark habla de relaciones humanas, torcidas, escindidas, opacas, secretas. Habla del hombre y sus terrores. Habla desde lo físico y lo filosófico, desde lo incognoscible y lo irremediable, habla del tiempo y todos sus infinitos vértices, sus agujeros. Impone un enigma que se sostiene con un guion magistral, cuasi pedagógico, un elenco superlativo, un bosque tétrico y viscoso como magnífico encuadre atmosférico y una música que te cala los huesos (esa apertura con la canción Goodbye de Apparat es poderosa). Quizás la historia deje algún cabo suelto pero, ¿qué importa? Toda historia tiene un cabo suelto. O dos, como la misma historia de la humanidad. Dark lo compensa con creces. Es maravillosa. Escala a otro nivel. No se la pierdan. Lo repito, se me antoja, por unos cuantos puntos, lo mejor de mi temporada.

Creada y dirigida por Baran bo Odar y escrita por este junto a Jantje Friese (han construido un portento), la serie consta de diez episodios y está protagonizada, entre otros, por Louis Hofmann, Oliver Masucci, Karoline Eichhorn, Jördis Triebel, Maja Schöne, Andreas Piestchmann, Lisa Vicari y Daan Lenard Liebrenz. Dark es un compendio de lugares maravillosos, una pavorosa y alucinante alegoría temporal. Es entretenimiento en estado puro, con una factura técnica visual deslumbrante y un relato que, más allá de su filón sobrenatural, no te dejará indiferente, porque finalmente, ¿quién sabe cuándo puede pasar?