Darse el espacio para probar cosas nuevas

Por Mariano Jurczyszyn, Project Manager en PSh

Los años pasan y la experiencia me confirma que tengo un estilo de trabajo raro: soy desestructurado, y mi personalidad se fue construyendo alrededor de esa manera de ser.

Mi vida en general no es común, pero me dio las herramientas para saber cómo moverme en distintas situaciones muy singulares.

Nací en Buenos Aires, Argentina y emigré a España a mis 10 años. No entendía la situación… no entendía nada, pero con 10 años uno solamente puede agachar la cabeza, obedecer y seguir para adelante. Una personalidad introvertida y tímida no me ayudaron a hacer sociales, pero tampoco era algo que consideraba necesario: buenas notas, jugar en el recreo y tratar de no llamar la atención era la rutina.

Un día conocí a mi primer gran amor: el basket. En realidad, me enamoré del concepto de formar parte de un equipo, de tener compañeros, de compartir espacios, de tener salidas y planes de fines de semana… me abrí completamente y descubrí que un equipo de basket no sólo es competir, es mucho más. La verdad es que no éramos los mejores jugando, pero la felicidad venía del tiempo que estábamos juntos… una banda de locos que éramos (y seguimos siendo) una gran familia.

(El antes y después del equipo de básquet)

Después llegó la cartomagia de la mano del reconocido mago René Lavand, mi mentor en los libros, a quien tuve la oportunidad de conocer y charlar en su casa durante 1 hora; una charla llena de lecciones que me las guardo de por vida.

Tomé la disciplina como un hobby del cuál entendí la importancia de ser autodidacta; tener al alcance miles de libros, miles de oportunidades de las cuales aprender cualquier cosa con dedicación.

La magia me enseñó a expresarme frente a otras personas. Por más cerrado que uno sea, siempre hay barreras que se pueden romper.

(René y mi joven yo, en su hogar, 2014. Él falleció un año después. Gracias, maestro, por tu sabiduría)

Tiempo después me convertí en radioaficionado, hermosa práctica. Recuerdo haber visto en televisión un documental sobre la onda corta y al día siguiente me subí al transporte público hasta llegar al Radioclub Argentino, donde descubrí la magia de salir al aire con una radio, una antena y esperar a que alguien te conteste, quien sea, de cualquier parte del mundo y sin motivo alguno…

(Mi primera vez hablando por radio, tomando notas de todo lo importante)

Cuestión…

Independientemente de la actividad, entendí la relación entre la gente y la comunicación. Claramente, no pasó hasta después de estudiar Ingeniería en Informática que me pregunté si uno puede dedicar su trabajo a esas cosas que nos gustan, esos hobbies o pasatiempos.

Hoy, doy fe de que se puede: soy un profesional enfocado en la gestión de proyectos educativos, la combinación perfecta entre manejo de equipos, aprendizaje de nuevas tecnologías, programación, robótica, y mil cosas más para una mente curiosa.

Tuve grandes desafíos y grandes oportunidades que me forcé a tomar, en su momento, sin tener experiencia; cosas que me enseñaron a no empequeñecerse ante los grandes retos y darse el debido tiempo y espacio a probar cosas nuevas.

Gracias a varios líderes (los que tuve y los que hoy tengo), hoy aplico esa misma filosofía para con todos: no ser el embudo de comunicación con equipos y clientes; hay que dar lugar al intercambio, descubrir cómo manejarse en diferentes situaciones y, finalmente, encontrar un rol.

Disfruto mucho trabajar con mis compañeros. La dinámica de la relación con ellos da la pauta de que es algo mutuo; y no hablo de lo laboral, sino también de lo personal. Cualquier persona de PSh muestra una sinergia y un compañerismo digno de destacar.

Nunca faltan los saludos de otros equipos de trabajo, las juntadas hamburgueseras o deportivas… hay buena onda y eso no se encuentra en cualquier lugar, es algo difícil de conseguir: los clientes dejan de tener etiquetas y pasan a ser uno más dentro del grupo. Intercambiamos opiniones, historias, anécdotas, etc.

De nuevo, es difícil de conseguir.

Hace falta una atmósfera propicia, profesional pero compañera, libre y cómoda… algo que, por lo pronto, encuentro en PSh.

Somos gente simple, que disfruta la rutina con cosas simples, pero que cada uno encierra en una complejidad que nos hace ser como somos; cada uno a su manera.

Como solía decir René: “lo más bello es lo simple, ¡y qué complicado es llegar a lo simple!”.