¿De qué hablar?
Hablar fácil es fácil.
¿Por qué es tan agradable volver a ver a tus amigos después de mucho tiempo? Porque entre todos empezamos a contar las historias que vivimos. ¿Estas historias tienen introducción y conclusión? No, sólo tienen desarrollo. Es más, no me vas a dejar mentir; esas historias empiezan con un “¡No wey!, y te acuerdas de la vez que…” ¿Sí o no? ¿Y hay algún problema? ¡No! No existe estructura, pero en ese momento, todos son speakers extremadamente entretenidos. Por supuesto que en un auditorio no vas a empezar así, pero la clave de todo esto, es que estamos acostumbrados a hablar fácil y ser extremadamente buenos, sólo que se nos quita cuando tomamos el micrófono.
Entonces, ¿Cómo puedo empezar a hablar, de qué puedo hablar? Fácil, de estas dos cosas:
Lecciones de tu vida.
Nadie sabe tu vida mejor que tú, así que la “memorización” no va a ser un problema aquí. Cuando alguien nos habla de su vida, de una manera humilde y alejado del egoísmo, el público siempre lo toma bien. Eso desde siempre ha llamado la atención, porque sólo tú has vivido lo que nos vas a contar. Hay una gran cantidad de oradores que creen que hablar de tus experiencias es algo trivial y aburrido, bueno, eso es sólo si tu vida ha sido trivial y aburrida, que lo dudo mucho. Deja de hablar de temas “superiores” y “elevados”, disponible sólo para el entendimiento de pocos privilegiados. Hacer eso es la fórmula del fracaso. ¿Cuántos años tienes? Llevas esa cantidad de años acumulando experiencias y opiniones, algo tienes que poder decir.
Habla de tu propia experiencia.
Muy de la mano con el punto anterior. Busca en tu memoria las cosas más significativas que han pasado en tu vida. Generalmente, para el auditorio también van a ser significativas, porque irremediablemente, como inicio de carrera universitaria, crecimos con un “tronco común”. Tus primeros años escolares, la manera en la que te trataba tus papás, cómo jugabas con tu amigos, las cosas que sí te gustaban y lo que no; lo que ignorabas, la cosas que creías; todo eso llama la atención, porque el público se puede relacionar con él. Si alguno de tus recuerdos aparece en tu mente con extrema claridad después de muchos años de haberlo vivido, entonces es algo de lo que podrías hablar. Pero para no dejar estas opciones tan “vagas” o tan “generales”, intenta pensar en un tema para cada una de estas opciones:
- Primeros obstáculos en tu camino.
- Hobbies.
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- Área de especialidad.
- Experiencias inusuales que has vivido.
- Convicciones.
Todo esto no es sólo de mi autoría, estoy apoyado del libro “El Método Fácil y Rápido para Hablar Eficazmente” de Dale Carnegie.