Descansar es de listos

A las 17:00 del 31 de diciembre de 2007 aterricé en el aeropuerto JFK de Nueva York. Me esperaban 8 meses de aprendizaje y aventuras en una de las ciudades más icónicas del mundo. ESADE, la escuela de negocios donde yo cursaba un MBA (Master in Business Administration) me ofreció la posibilidad de cursar el último semestre en Fordham University, una conocida universidad de la gran manzana, cosa que acepté ipso facto.

Curiosamente, lo que NYC me enseñó no estaba en el plan de estudios de la facultad, sino en ambiente de la ciudad que nunca duerme. Ahora bien, que la ciudad no duerma no significa que sus habitantes no descansen. Otra cosa es si descansan lo suficiente.

El mercado laboral de la ciudad de Woody Allen es de locos. Mis amigxs locales me contaban que es muy habitual no tener vacaciones en tu primer año en una empresa y trabajar más horas de las pactadas en el contrato. A mí estas “prácticas” me parecen extemporáneas. 

Las personas debemos descansar. De hecho, creo que un buen rendimiento profesional solo se puede sustentar sobre un descanso bien estructurado. 

Perdemos un 40 % de nuestra jornada laboral

Un trabajador medio destina el 40 % de su horario laboral a tareas que no tienen que ver con sus responsabilidades, según un estudio de la app de gestión del tiempo Rescue Time. Dicho de otra manera: la mayoría de los profesionales perdemos tiempo a mansalva. Creo que eso sucede, entre muchas razones, porque nos obligan - o nos obligamos - a trabajar demasiadas horas seguidas. 

Programar adecuadamente el descanso es tan importante como priorizar y planificar estratégicamente las tareas. El ser humano no está preparado para currar 4 horas sin pausa. Podemos hacerlo, de la misma manera que podemos pasar una noche sin dormir, pero nuestro rendimiento caerá en picado. 

La noche nos obliga a tomar un descanso entre jornada y jornada. 

Los fines de semana, que son una convención social, nos ayudan a desconectar durante un par de días. 

La “hora de comer” nos aporta los nutrientes, la hidratación y el oxígeno necesario entre los grandes bloques de mañana y tarde. 

Solamente nos falta decidir cómo debemos organizaremos estas dos franjas para que estas sean lo más eficientes posible. 

Si tu trabajo transcurre en una mesa de oficina, te recomiendo encarecidamente que experimentes con la técnica del Pomodoro, una sencilla secuencia de actividad creada por Francisco Cirillo a finales de los 80, que te ayudará a organizar tu jornada. 

Si no la conoces, atentx al bonus track de hoy. El Pomodoro te dará foco y te ubicará en segmento “top of the list” de productividad si en el futuro te encuestan los de Rescue Me. 

New York, New York

I want to wake up in a city

That doesn't sleep

And find that I'm number one

Top of the list

Head of the heap

King of the hill

¡Feliz descanso de Semana Santa!

Eduard

Bonus track: Ctrl + C (copiar de F. Cirillo):

1. Programa tus tareas en 4 bloques de 25 minutos de auténtico foco sin distracciones + 5 minutos de descanso (ir al baño, preparar un café, beber agua, mirar por la ventana, etc.). Es tan importante que respetes los 25 de atención plena, como los 5 de distracción plena. Puedes utilizar apps diseñadas según el método Pomodoro, o bien un simple temporizador.

2. Al final del cuarto bloque, haz una pausa más larga, de 15 o 20 minutos. Será tu momento para atender asuntos personales de baja exigencia, tus comunicaciones personales o, simplemente, respirar, pasear o tomar el sol en el balcón.

3. Si respetas esta fórmula y trabajas 5 horas por la mañana y 3 por la tarde, habrás conseguido 6,6 horas de trabajo eficiente, habiendo descansado y atendido temas propios durante las otras 1,4 horas. Esto significa que habrás sido productivo un 82,5 % de tu tiempo y habrás dedicado el otro 17,5 % a recuperarte, descansar y distraerte. Recordemos que los 50.000 participantes en el estudio de Rescue Time perdían un 40 %. 

4. ¡Prueba y cuéntame que tal!

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