Desconfi(n)amiento
Cada vez lo tengo más claro: vamos a tener problemas de convivencia social.
En cuanto todos podamos retomar una vida con mayor relación social (física), nos vamos a enfrentar a una situación de enorme polarización. Nada hemos vivido similar, que nos sirva de referencia. Un inaudito contexto de recelo social hasta que no tengamos la vacuna definitiva:
POR UN LADO:
- Los que tengan personas de riesgo en su núcleo familiar o cercano.
- Los que siempre han defendido el bien común, la sociedad bien entendida, el todos a una. Esos muchos que están acostumbrados a renunciar a cierto bienestar por el bien de todos. Voluntarios, cooperantes, personas de conciencia social en su sentido más amplio.
- Aquellos a los que el confinamiento les ha hecho cambiar de verdad. Reflexivos que se han dado cuenta que esto es una señal demasiado fuerte y que nuestra forma de relacionarnos (vamos, casi todo) ya no será como antes.
- También aquellos exagerados que de forma hipocondríaca recelan de cualquier riesgo convirtiéndolo en obsesión.
POR OTRO LADO:
- Los acomodados a "lo de siempre", los que tienen prisa por que "todo vuelva a la normalidad", los defensores de SU normalidad. Los recelosos al cambio.
- Los de moral y ética "relajada", los no-me-importa, personas con poca capacidad de automotivación. Familias desestructuradas y con pobres escalas de valor.
- Aquellos que han comprado el relato de que esto es una guerra que ya estamos ganando. Que hay un enemigo. Los conspiranoicos. También aquellos para los que ver al ejército y la deriva autoritaria de ciertos gobiernos es algo obvio, necesario. Que esto se soluciona con mano dura. Como antes.
- Los interesados: los grandes fondos de inversión, los del IBEX, aquellos para los que todo se traduce a valor económico, todo tiene un precio. La mayor seguridad no es otra que la económica, el capitalismo más extremo y todo el populismo y los lobbies asociados.
Unos llevarán guantes y máscara, se apartarán a más de un metro y medio del resto y no saludarán como antes. Nos querrán igual, y por eso no nos abrazarán ni nos besarán al vernos. Seguirán estrictamente los consejos de nuestro personal científico, el que no obedece a otros motivos que los técnicos.
Otros muchos NO.
Y esto creará numerosos conflictos sociales que habrá que saber abordar y controlar, porque todos ellos tienen el mismo derecho a convivir en sociedad.
Es momento de líderes sociales con mayúsculas. De personas que sepan explicarnos con efectividad el mismo mensaje a todos y que, cuantos más mejor, lo entendamos y sentamos la necesidad de seguirlos.
Y no veo ninguno de esos por la escena política actual. Aunque seguro que hay muchos ocultos en nuestras universidades, en nuestras escaleras de vecinos o incluso en la prisión.
Es el momento de líderes con mayúsculas.
También a nivel empresarial, en comercios, bares, restaurantes, hoteles, transportes y otros centros de reunión social, se notará aquellos que hayan tomado medidas efectivas orientadas a ayudar a los del primer grupo, y medidas también para gestionar los del segundo grupo.
Intuyo que muchos departamentos de RR.HH. ya están preparándose para afrontar esta nueva situación temporal (o no). Nadie está interesado en esta confrontación social. Lamento que el mensaje sea no-optimista en esta ocasión, pero quería dejarlo por escrito y me reconfortará leerlo de aquí a un tiempo y ver que estuve equivocado.