El camino a seguir: el trabajo en equipo

El camino a seguir: el trabajo en equipo

Desde hace unos días, estamos asistiendo a un escenario de desconfinamiento progresivo en el que, poco a poco, recuperamos ciertas libertades de movimiento y acción. Se trata de un proceso que se ha puesto en marcha de forma distinta en cada país en función de su criterio interno y del impacto que ha tenido el Covid-19 en su territorio.

En España se ha optado para la desescalada por un modelo gradual y asimétrico, que establece cuatro fases y se materializa por comunidades, provincias o islas. Cada fase regula las medidas que se pueden adoptar en cuanto a movilidad ciudadana, apertura de negocios y protocolos de seguridad y protección. La transición de una a otra depende de una serie de marcadores que los territorios deben cumplir. Hasta ahí, parece que es un plan razonable.

La anhelada vuelta a la "normalidad" -una normalidad que irremediablemente será distinta a la que conocíamos- parece que asoma por fin la cabeza después de más de dos meses, pero no está exenta de riesgos. Es lógica cierta euforia inicial: venimos de un período de reclusión y aislamiento, y el hecho de poder salir y disfrutar del buen tiempo nos aporta bienestar y alegría. Incluso parece que valoramos mucho más las pequeñas cosas: sentir el sol sobre nuestra piel, respirar el aire fresco, pasear más allá de la manzana de nuestra calle... El reencuentro con otras personas, si bien fugaz y a distancia, también se convierte en parte esencial de esta experiencia.

Mi temor es que aunque esta desescalada trae consigo un sentimiento de optimismo, implica también cierta relajación que puede tener repercusiones negativas en nuestro devenir futuro. En estos últimos días, al tiempo que ciertas medidas se han ido suavizando, hemos asistido a distintos comportamientos incívicos que, si bien no son mayoritarios, pueden tener un impacto perjudicial en la evolución de la pandemia. Practicar deporte en grupo en lugar de individualmente, no respetar la distancia de seguridad, ir más allá de los límites territoriales permitidos o reunirse en la calle con un grupo de amigos son algunas de las conductas que se han observado y que pueden ser potencialmente peligrosas.

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Responsabilidad individual

Si hay algo en lo que están de acuerdo tanto los científicos como las autoridades sanitarias es en que el éxito del desconfinamiento depende en gran medida de la responsabilidad individual. Esto significa que cada uno de nosotros debe tomar consciencia de la importancia de sus acciones en el conjunto de la sociedad para contribuir positivamente al control de la pandemia. Dentro de nuestra responsabilidad individual también está el hecho de no mirar hacia otro lado cuando veamos conductas inadecuadas. Con respecto y educación, siempre se puede apelar a la buena práctica.

Dadas las circunstancias, no se trata de buscar formas de "engañar al sistema" jugando con los límites de las reglas marcadas para poder salir más o justificar ciertas conductas. Se trata de tener sentido común y pararnos a pensar: ¿estoy poniéndome en riesgo o poniendo en riesgo a otros? Recordemos que estas medidas están para aliviar los problemas derivados del confinamiento (por ejemplo, la necesidad de ser físicamente activos para que nuestro cuerpo y nuestra mente se mantengan en forma o comprar en pequeños comercios autorizados).

Quizás es mucho mejor que en nuestra cabeza lo afrontemos como un confinamiento con algunas licencias a que lo tomemos como un desconfinamiento con muchos límites. Ese pequeño matiz puede suponer la diferencia entre estar frustrados por todo lo que no podemos hacer o aprovechar, con prudencia y precaución, las cosas que sí están permitidas mientras esperamos tiempos mejores.

Rebrotes

Soy de los que piensan que es mejor prevenir que curar. Eso no significa que me oponga siempre al riesgo, pero los efectos que ha tenido esta pandemia en nuestro país reafirman la necesidad de actuar con precaución y prudencia.

No podemos ni debemos olvidar que el virus sigue entre nosotros y los repuntes son una posibilidad real. De hecho, ha sido el caso de algunos países que teníamos como referentes en cuanto al control de la pandemia y los resultados conseguidos. Corea del Sur, por ejemplo, ha visto cómo la apertura de discotecas ha disparado un nuevo brote de coronavirus que ha obligado al gobierno a dar marcha atrás. Incluso, en el propio epicentro de la pandemia, Wuhan (China), la alerta ha vuelto con la detección de nuevos casos. Más cerca, algunos países europeos como Alemania, Reino Unido e Italia han registrado un repunte en el número de muertes estos últimos días.

Por mucho que nos cueste aceptarlo, tardaremos en recuperar la normalidad tal y como la conocíamos y debemos acostumbrarnos a la realidad que nos toca vivir. A corto plazo, la propia OMS ha advertido de que la gente debe acostumbrarse a una nueva forma de vida que permita a la sociedad funcionar mientras se trabaja en mantener el coronavirus bajo control. Debemos adaptar nuestras vidas y el sistema sanitario a la pandemia mientras no dispongamos de una vacuna o un tratamiento efectivo.

Esta nueva realidad no tiene por qué ser negativa sino que nos debe hacer más conscientes del nivel de interconexión que tenemos unos con otros y el importante rol que jugamos. Y una vez que llegue la vacuna, veremos si hemos sido capaces de salir reforzados y con lecciones aprendidas. De hecho, debemos trabajar para llegar a una realidad mejorada, una que nos permita estar preparados y protegidos ante potenciales amenazas como la actual.

Hace unos meses, Rafa Nadal y yo lanzamos la campaña #NuestraMejorVictoria con el objetivo de unir al mundo del deporte en la lucha contra la pandemia y recaudar fondos a favor de la iniciativa Cruz Roja Responde. Rápidamente, un gran número de deportistas y entidades vinculadas a este sector se sumaron a la iniciativa e incluso lideraron sus propios proyectos dentro de una causa común. Otros sectores, como el cultural, también se sumaron. Pero, más allá del impacto y la repercusión conseguidos, lo verdaderamente importante fue el mensaje que se lanzó a la sociedad: la necesidad de unirse para hacer frente a un enemigo común.

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Transmisión de valores

El deporte es un gran maestro en la transmisión de valores. En un momento de crisis social, sanitaria y económica que está afectando a tantísima gente -en especial, a la población más vulnerable-, la necesidad de reforzar esos valores y sumar ha quedado clara. Pero sobre todo se ha puesto en evidencia que el trabajo en equipo es el camino para conseguir una victoria que nos compete a todos y requiere del esfuerzo, el sacrificio y la perseverancia colectivos. Juntos hemos conseguido aplanar la curva para que nuestro sistema de salud no colapsara y los profesionales sanitarios pudieran atender a todos los enfermos. Pero debemos permanecer unidos para progresar satisfactoriamente en las siguientes fases del desconfinamiento.

Estamos en un momento crucial. No basta con aplaudir a los sanitarios cada día a las ocho de la tarde y después salir a la calle sin tomar las precauciones debidas. Transformemos estos aplausos en gestos de responsabilidad y respeto hacia su tremenda dedicación y no pongamos en riesgo todo lo conseguido hasta ahora. Somos un equipo, ahora más que nunca, y cada uno de nosotros debe asumir su papel. Los profesionales sanitarios siguen en primera línea, velando por nuestra salud y por la de nuestra familia. Científicos y expertos de todo el mundo libran una lucha contrarreloj para encontrar la vacuna. Grandes y pequeñas empresas luchan cada día para adaptarse a los cambios y seguir garantizando el suministro de productos y servicios. Las entidades sociales trabajan para asistir a las personas más vulnerables de esta crisis... ¿Y nosotros? Nosotros debemos contribuir con este gran equipo del que formamos parte aportando una actitud responsable y solidaria. Así ganaremos este partido y conseguiremos nuestra mejor victoria.

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Artículo publicado en español en Expansión.

Imágenes: United Nations COVID-19 Response (Unsplash). Autores: Laura Makaltses, Asa Gilland y Alissa Azureen.


Iñaki Díez Rodríguez

Periodista y apasionado de la comunicación y el marketing

4 años

Que falta hace que gente como tú Pau Gasol de este paso adelante. El virus todavía es muy peligroso porque hemos perdido la conciencia de que sigue ahí. Debemos ser responsables y estar mentalizados de que es posible una segunda ola, en nuestras manos está evitarlo.

Mar Losada Casanova

ExDirectora de nuevos proyectos en @MagoMoreFun&Business. Me gusta navegar ¡Hay tanto que aprender!

4 años

Como siempre, en el equilibrio está la virtud, ni muy inconscientes ni muy acobardados, hay que salir con prudencia y sentido común, pero actuar, que el miedo no nos paralice.

Jordi Pancorbo Flores

Jefe de Ventas Corporate & Pymes Barcelona, Sanitas Bupa Group

4 años

Es momento de aguantar y no bajar la guardia, hemos hecho un esfuerzo sobrenatural y tenemos que ser inteligentes para acabar con esta situación

Xavier Herrero Ortiz

Consultor de marketing digital

4 años

Gracias PAU!!! LA NUEVA NORMALIDAD...NO PODEMOS BAJAR LA GUARDIA!!!

👏👏¡Cuánta falta nos hace seguir tus consejos aquí en los Estados Unidos!

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