Descubre la fascinante historia de comunicación canina: Un Encuentro Transformador.
“El Pipo”

Descubre la fascinante historia de comunicación canina: Un Encuentro Transformador.

𝑼𝒏 𝒆𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒂𝒔𝒖𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏 𝒑𝒆𝒓𝒓𝒐 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒐 𝒎𝒊 𝒑𝒆𝒓𝒄𝒆𝒑𝒄𝒊𝒐́𝒏: 𝒂𝒗𝒆𝒏𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔, 𝒆𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒆𝒍 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝒗𝒊́𝒏𝒄𝒖𝒍𝒐 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐 - 𝒂𝒏𝒊𝒎𝒂𝒍 𝒆𝒏 𝒗𝒊́𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒚 𝒍𝒂 𝒂𝒎𝒊𝒔𝒕𝒂𝒅.

Conforme pasan los años descubro que los animales, especialmente nuestros amigos de cuatro patas, son capaces de comunicarse sin decir una palabra, tan solo una mirada tierna, un movimiento de cola y cabeza, la escena, ha sido descrita. Hoy quiero compartir una historia que cambió mi rutina diaria de trabajo.

Desde el 2020, año en que empezó la pandemia, y su posterior reintegro a la vida laboral, me ha tocado caminar siempre por aquel lugar de lunes a sábado. Ya sea para hacer las compras en el mercado o ir al trabajo, incluso hacer ciclismo.  Actualmente, me desempeño como analista de datos y Certificador Trainer ATLAS.ti, donde poseo una pequeña oficina con vista a la ciudad.  La historia se repite a diario cada vez que llego a una cerca de color negra muy alta con unas rejas entre 20 y 40 cm de ancho; observo la imponencia de un perro muy peculiar de color café, orejas pequeñas, tamaño mediano, ladrido grueso y presencia de abundante pelo.

Presiento que no le gusta el agua, su presencia de perro callejero lo delata; sucio, abandonado y un poco desnutrido. Sin embargo, su actitud me intimida un poco, por la fuerza de su ladrido y su carácter fuerte me fascina; siempre me ladra y si me descuido puede causar daño, pero eso no es el problema; ya que su deber es proteger su espacio. No me siento ofendido, sin embargo, su estrategia de ubicación y de ataque puede llegar a generar daño en las personas.

Todas las mañanas se ubica en la parte alta de la valla desde donde ladra sin parar y me persigue hasta donde su espacio se lo permite, son minutos de ladrido y de agresiones que no paran por nada, cada segundo se torna frustrante y molestoso; trato de no encararlo y continuo con mi rutina hacia el trabajo, pero al parecer se ha ensañado conmigo, dos enemigos que se han declarado la guerra.

A pesar del tiempo transcurrido y de la rutina diaria, esta historia tomó un giro inesperado el martes 13 de febrero de 2024, un día de mal augurio para muchos. En pleno feriado y cerca del día del amor, nos encontramos cara a cara. La situación era muy tensa, como una escena de Rocky y Drago. Al parecer, su estrategia no le estaba funcionando, ya que siempre atacaba desde lo alto. Su mirada se tornaba intimidante y desafiante, como si algo se estuviera manifestando desde su interior. Su ritmo cardíaco se desaceleraba, y como en una película de Disney, intentaba comunicarse a través de movimientos de su cabeza y cola.

Al mismo tiempo, me colocaba en posición de ataque; era un encuentro de titanes que siempre se habían declarado la guerra, pero no se había presentado la oportunidad. Lo quedé viendo a los ojos, y poco a poco, la escena se transformaba en otra. Lo que solía ser una expresión de peligro se transformó en un pedido de ayuda. Resulta que mi enemigo, como lo había denominado, se había quedado fuera de casa y necesitaba ingresar. Era imposible que pudiera entrar por ahí. Lo que me llamó la atención fue su forma de comunicarse. Mi instinto me llevó a acercarme a él, y la sorpresa fue que, en lugar de agresividad, encontré una súplica en sus ojos, que me dijo en idioma de can “necesito entrar por favor, ayúdame”, una cosa es contar y otra vivir la experiencia.

Con valentía, intenté ayudarle a entrar, a pesar de mis temores. Lo tomé por su cuerpo, era muy peligroso adquirir una enfermedad o una mordida profunda, era un tema que se debía analizar en ese momento. No hubo ningún intento de morder, más bien su mirada se dirigía a la mía cada vez que lo intentábamos. No logramos resolverlo de inmediato, no cabía por aquellos espacios. De repente, recordé otra entrada y lo llevé hasta allí. Caminamos unos cuantos metros juntos y lo dejé en la puerta. Él no sabía que existía esa puerta porque siempre estaba parado en la valla de color negro. En ese momento, sus ojos me agradecieron de una manera que me hizo reconsiderar nuestra relación.

Desde entonces, no lo he vuelto a ver, pero la experiencia me dejó preguntándome si este acto podría haber cambiado nuestra dinámica y convertirnos en amigos. Esta historia refleja cómo los animales, con su lenguaje único, pueden comunicarse con nosotros en situaciones cotidianas. Ama y comprende a tu mascota, ya que nunca sabes cuándo podría ser la última vez que la veas.

¡Déjame un ❤️ si te gusto la historia o un 📩! 

Atentamente,

El Pipo 🐕

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