Después de introducirnos en el panteón de la crisis
Mis presuntos y compasivos seguidores, habrán intuido que, en mi nuevo ciclo de Teleprensa; aunque muy soterradamente, me he introducido en el perímetro de la Consultoría Integral o Filosófica. Para ello he intentado un choque (hace dos semanas) y la síntesis de lenguaje, esta semana pasada (con el título ‘Telegrama…’).
Una vez aquí; sabemos que, en el fundamento de una decisión está ya, integrada, la meta. Si el fundamento de un emprender no existe, o nada tiene que ver con el servicio que se emprende, este concepto no puede ser actualizado.
La causa y el fundamento, no es lo mismo. La causa puede ser la necesidad de sobrevivir mediante el ingreso económico. Pero eso es ajeno -le trae sin cuidado- al fundamento o motivo de lo que se emprende.
Con una lupa, vemos en el verbo emprender, que trata de algo cierto, pero desconocido ; que se va creando. El crear es un proceso; no un acto. El fundamento se despliega desde el primer momento del proyecto que se va creando a si mismo como un hecho dinámico.
Pero el fundamento, al negar el principio científico -básico- de causa-lidad (pues la causa, como llover, polinizar… es ciega) se acoge al principio de finalidad: es desde el futuro, que se configura un devenir, que llega a su amortización y a la transformación de la realidad, consiguiendo un plus de calidad y de estética (concepto de ‘trabajo’).
La escuela de la crisis ha mostrado que el fundamento no puede ser ‘óntico’ (de ‘ente’) sino ‘ontológico’ (del ‘ser’). Es así que yo reduzco el motivo, en la ejecución de aquella virtud exclusiva que es el ser del emprendedor (ya he identificado, en otros momentos, ‘ser existencial’ con ‘trabajo’, como exactos sinónimos).
En consecuencia el motor de arranque debe ser ese proceso de transformación, que requiere -‘holísticamente’- de otros previos (de origen) individuos con sus respectivas y únicas misiones, que, como en el flechazo del amor, tienden a concurrir para acatarse la jerarquía desde lo más sincrónico en el siglo XXI: desde el mejor creador: el de la energía de la inteligencia o la idea pura.
Con ello, por hoy, hemos conseguido un conglomerado integral; la ilusión original; la realización de cada uno y su calidad exclusiva; así como la sustitución de la ‘Potestas’ por la ‘Autoritas’.
JGalera, 01 de Septiembre de 2014.