Dinosaurio, NO LEAS ESTO

Dinosaurio, NO LEAS ESTO

¿Te interrumpo? Aquí comparto una reflexión sobre el momento que vive hoy la comunicación en nuestro país. Un llamado al progreso.

Los comunicadores que amamos internet usualmente somos early adopters y vivimos en una constante paradoja de querer que todo el mundo forme parte de nuestra elite. Nos obnubilamos con extraordinarias tecnologías —plataformas muy potentes, conferencias extravagantes o apps revolucionarias—, propias de un futuro próximo o de realidades muy recientes de países desarrollados, pero que gracias a la globalización —y a las mismas tecnologías— reverberan en todos los rincones del orbe. De esta forma queremos pensar que Chile es parte de ese mundo vanguardista. Aparecen (buscamos) cifras, estudios de países anglo, nos vemos a veces en la cima de la pirámide sudamericana —gracias a otros temas— y pensamos que como sociedad estamos preparados para abrazar ya este "futuro/presente" fantástico,  pero la verdad es que a veces de golpe pasan cosas que me recuerdan que 'culturalmente' y, por ende también en materia de comunicaciones, igual seguimos muy lejos.

Así de golpe me explico por qué al chileno medio no queda otra que interrumpirlo para mostrarle lo que está pasando, porque si no, sigue en su burbuja y no sale de ahí. Bajo esta premisa por el momento no aplica aquí el marketing de permiso de Godin, porque estamos frente a un ente flojo, cómodo, rutinario y que generalmente sólo se mueve por plata (y esto explica la lluvia de 2x1, "gratis", "concursos" y otros que aparecen por doquier). Él se cree y ve a Chile como el centro del mundo. Le cuesta entender la propia globalización. Y ojo, no es un tema puramente socioeconómico: el propio gerente de la empresa muchas veces es un cromagnon. Un bruto. Cosas que ha destapado el periodismo últimamente confirman esto. Las utilidades no crean cultura, menos si vemos que los que llevan las riendas terminan siendo mercaderes brutos que responden como perros de Pavlov frente al estímulo del dinero.

Estamos rodeados de cromagnones que no sólo no entienden, sino que no quieren el cambio. Y porque cambiar significa una tremenda dificultad, un esfuerzo. Al chileno medio eso no le gusta, prefiere la comodidad. Por eso nos encanta la queja, la crítica barata y anónima (aka el "troleo"). Esto no sólo se evidencia en comunicación, basta ver la estructura organizacional de las grandes empresas chilenas, la escasa cultura corporativa y yendo a lo público, hasta en la forma de gobernar y en no decirnos de frente las cosas. Los columnistas se disparan por el diario, pero después almuerzan juntos y sonríen cínicamente.

Varios vemos una tremenda oportunidad en las nuevas formas de comunicar y hay que seguir luchando día a día por mostrar, enseñar y evangelizar. Pero mientras los grandes actores no hagan cambios reales que cimienten de a poco una nueva realidad digital y cultural en Chile, será muy difícil poder cambiar el actual escenario, porque comunicar y construir marca es mucho más que simplemente ganar likes o RT's compartiendo gatitos o perritos —que es lo que lamentablemente consume hoy el hijo de la civilización del espectáculo— (como cataloga Vargas Llosa). ¿Cómo podemos apreciar el valor de Facebook, Twitter o Snapchat —por citar algunas— si una gran mayoría utiliza estas plataformas para comunicar tonterías? Lo digital es democrático, sí, pero aún tenemos una enorme brecha digital y a nivel país seguimos hablando de lo más básico: acceso. Nada aún de realmente empoderar a los chilenos en el uso de TICS. 

En conclusión este escenario explica —y me duele decirlo— que en muchos casos aún siga siendo más 'efectivo' continuar con el marketing "push" del pasado: medios tradicionales, banners, etc. Y es una pena que dicha efectividad sólo sea medida en cuanto a obtener más utilidad al costo que sea. En Chile malamente "el fin justifica los medios": son pocas las empresas que se mueven siguiendo una verdadera misión en cuanto a su rol en la sociedad. Ya estamos en 2016 y aún faltan años para que el panorama cambie y podamos hablar de comunicación efectiva a través de plataformas tecnológicas sin tener que obviar la barbarie que también conllevan.

No sea cómodo y parta ud con el cambio. Dé el ejemplo. 

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