Disfrutar el camino

En la teoría el camino es lo importante más allá del destino y saber disfrutarlo es lo mas lindo para disfrutar nuestra vida. En la práctica es difícil.

Me quedé pensando cómo podemos realmente hacerlo. A lo largo de mis mas de 8 años en Acámica hemos festejado logros y hemos llorado errores, pero no fui capaz de dimensionar el tamaño de lo que habíamos hecho e impactado hasta que terminó mi trabajo en la compañía. En ese momento lo compartí en redes y las distintas expresiones de agradecimiento, de admiración, de propuestas, fueron muchísimas e increíbles. Solo ahí, cuando realmente "paré la pelota" es cuando pude apreciar y observar detenidamente desde afuera todo lo realizado durante tanto tiempo.

"...no fui capaz de dimensionar el tamaño de lo que habíamos hecho e impactado..."

Ahora bien, ¿por qué no pude hacerlo antes esto? Me quedé pensando en qué me impidió llevar a la práctica una teoría que todos manejamos pero que siento que a la mayoría nos cuesta.

Cuando estamos concentrados en el trabajo del día a día, nuestro foco está puesto en resolver el desafío que tenemos por delante y alcanzar nuestro objetivo. Nuestro cerebro está configurado en ese momento para resolver problemas y nada más. Estamos todo el tiempo "apagando incendios" ya que nunca no los va a haber.

Cuando estamos navegando este frenesí, claro que nos cuesta poder saborear y disfrutar el recorrido y los logros intermedios. Es difícil para nuestra psiquis poder observar con objetividad e identificar así simplemente lo positivo. De nuevo, estamos hardcodeados para encontrar el error, corregir, mejorar y seguir para que seamos efectivos.

Nos perdemos así de disfrutar el camino, mas allá de si llegamos a destino. Peor aún es si no damos en el blanco, si erramos. Si no estamos preparados para con compasión, sobre nosotros y el resto, y templanza, rescatar todo lo bueno que hicimos en ese trayecto, podemos entrar en un ciclo negativo que puede hundirnos hasta la depresión. Por suerte, este no ha sido mi caso.

Entonces, hoy me debato qué podría haber hecho distinto para no tener que esperar hasta el final del recorrido para apreciar genuinamente lo logrado. Me pregunto, ¿es realmente factible desconectar del todo y mirar con objetividad? ¿O tenemos que estar liberados de esas responsabilidades del trabajo para poder hacerlo en libertad?

Me intriga conocer qué hacen o proponen hacer para, genuinamente, disfrutar el camino.

Nos leemos pronto 😄

Pd: me podés encontrar en todos lados como @chonapuch; conectemos y armemos comunidad.