EBITDA versus EBIT
Cuando se leen en la prensa económica noticias relacionadas con los beneficios de determinada compañía o se valora ésta mediante múltiplos suele utilizarse el concepto de EBITDA. A pesar de su uso tan extendido no estoy a favor de ello en muchas ocasiones porque puede dar lugar a falsas impresiones y transmitir una idea distorsionada de la compañía. Frente a éste prefiero el uso del EBIT.
¿En qué se diferencian?
El primero es el acrónimo en inglés de Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization. Es el beneficio que la empresa obtiene antes de los intereses, los impuestos y sin descontar las depreciaciones (provisiones) y amortizaciones. El EBIT (Earnings Before Interest and Taxes), que para mí es el verdadero Beneficio de Explotación, se calcula tras restar las depreciaciones y amortizaciones que se hayan producido durante el periodo y antes de descontar los intereses y los impuestos. La diferencia, en definitiva, estriba en tomar o no en consideración los gastos que no suponen salida efectiva de caja.
Se dice que el EBITDA es útil por diversas razones:
· La simplicidad en su uso.
· Únicamente tiene en cuenta los gastos operativos.
· Es más fácil comparar empresas.
· Es una manera de ver rápidamente si tu negocio es rentable o no.
· Evitar discrecionalidades contables.
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· Ver la capacidad de devolución del endeudamiento.
· Etc.
Dependiendo del negocio, se requerirán más o menos inversiones en infraestructura, en activos, tangibles e intangibles. Una industria o una explotación agrícola necesitará mayor equipamiento que una de servicios. Y éstos irán perdiendo valor con el paso del tiempo y requerirán su sustitución en un momento dado. Estas pérdidas de valor son gastos reales que el negocio soporta para su viabilidad y la cuenta de resultados debe ser capaz de cubrirlos para que haya rentabilidad y poderlos reponer en su momento. Si cuando se analiza una empresa se mira el EBITDA puede darse el caso de ser positivo y sin embargo no ser un modelo de negocio sostenible por no generar suficientes ingresos para sustituir los activos que se van deteriorando. Se está teniendo una visión sesgada de su realidad económica.
Para conocer el rendimiento que se obtiene del activo y por ende la rentabilidad del dinero invertido hay que tener en consideración todos los gastos de explotación, y entre ellos se encuentran las amortizaciones y depreciaciones de recursos necesarios. Para generar ese rendimiento ha sido necesario hacer uso de la cadena de montaje que ha ensamblado el producto vendido o el camión que lo ha acercado a los comercios para su venta.
Otra cosa distinta es entender bien cómo se han calculado los deterioros de los activos. Puede que éstos no se ajusten a su realidad. Por diversos intereses, que aconsejen obtener unos beneficios superiores, pueden establecerse unas amortizaciones o provisiones inferiores a los que la prudencia empresarial sugerirían; o, por el contrario, amortizar aceleradamente para reducir la carga fiscal. En cualquiera de los casos, estas distorsiones alteran el beneficio que realmente se obtiene y la valoración del negocio. Deben entenderse qué criterios se han seguido para el cálculo y poderlo ajustar en su caso.
Un argumento muy utilizado para justificar el uso del EBITDA es que hace más fácil comparar empresas. Ciertamente no lo llego a entender. No sé cómo se puede comparar una empresa de servicios con una industrial, donde sus cuentas de resultados son tan dispares, desde el EBITDA. En el primer caso, posiblemente su principal gasto sea el personal y tenga muy pocas amortizaciones, y en el segundo el montante de éstas sea elevado. Si las eliminamos de la comparativa la realidad de la industrial se distorsiona pues no se toman en cuenta gastos que sí o sí ocurren y que pueden ser importantes. Y si comparamos dos del mismo sector ¿qué ganamos? Igual resulta que una de ellas tiene una estructura superior con una productividad inferior que resulta en un mayor peso relativo de las amortizaciones en la cuenta de resultados.
¿Cuándo puede resultar útil el uso del EBITDA? Cuando queremos conocer la carga de deuda que se tiene. Dividir las deudas entre el EBITDA nos da una idea de los años necesarios para poder devolverlas. Es una ratio muy útil para entender el nivel de endeudamiento y la capacidad de amortizar los créditos y préstamos.
El EBITDA es un concepto muy utilizado, pero si de lo que se trata es de entender bien un negocio es preferible utilizar el EBIT. Es más real en cuanto a entender lo que un negocio concreto es capaz de generar de manera sostenida y del rendimiento que se puede obtener de los recursos utilizados.
Consejero Independiente | Experto en control y gobierno interno | Ética Digital | Proyectos de Transformación | Formador y divulgador | Datos, algoritmos e IA
2 semanasGracias Jesús por abrir un debate interesante. El EBITDA tiene el valor específico de ser la CAJA que genera el negocio por si mismo (más allá de los ajustes de circulante coyunturales). Con esa caja hay que, sobre todo, pagar la deuda -con sus intereses- y realizar inversiones. Por eso creo que el EBITDA tiene mucho valor por si mismo. El EBIT es un buen referente cuando el ciclo de reinversión es más o menos constante, de forma que las amortizaciones se corresponden con las necesidades de inversión. Como todo en el análisis financiero, lo más importante es ser consciente que el balance no es más que un fotograma de una película (a una fecha) y que refleja las decisiones que se tomaron antes, en ocasiones, mucho antes... y los ajustes que se hayan querido introducir por parte del director.
at ENISA
2 semanas¡¡Completamente de acuerdo!! Los dos indicadores son útiles y hay que tener los conceptos claros, para saber usarlos.